Rafinha Alcántara se retira a los 32 años por una lesión de rodilla

El exjugador del Barcelona anuncia su adiós al fútbol profesional tras una larga recuperación y año y medio sin equipo

El futbolista brasileño Rafinha Alcántara ha puesto fin a su trayectoria profesional a los 32 años, víctima de una lesión de rodilla que le ha mantenido alejado de los terrenos de juego durante más de un año. La noticia, confirmada por el propio jugador a través de un emotivo vídeo en sus redes sociales, ha sorprendido al mundo del fútbol, aunque su ausencia prolongada del panorama competitivo ya había generado especulaciones sobre su futuro.

En su mensaje de despedida, Rafinha explicó los motivos que le han llevado a tomar esta decisión: "Después de un tiempo alejado de los campos y tras una larga recuperación, ha llegado el momento de hacer público algo importante para mí. He tomado la decisión de retirarme. Hace algo más de un año, sufrí una lesión de rodilla que, por desgracia, me impide volver a competir al más alto nivel. Fue duro aceptar que no podía seguir". El futbolista agradeció el apoyo de su familia y de los aficionados, cerrando un ciclo que comenzó en las categorías inferiores del Barcelona, donde llegó con apenas 13 años desde su São Paulo natal.

La retirada de Rafinha se produce año y medio después de que su hermano Thiago Alcántara anunciara su propio adiós al fútbol profesional, también a una edad relativamente temprana. Ambos hermanos, formados en la Masía del Barcelona, han visto cómo las lesiones han acortado de forma drástica sus carreras, aunque cada uno ha dejado su propia huella en el deporte rey. La dinastía Alcántara, sin embargo, quedará recordada como una de las familias más talentosas que ha dado el fútbol español, a pesar de las adversidades que han marcado sus trayectorias.

Desde que comenzó a despuntar en las categorías inferiores del Barcelona, Rafinha tuvo que convivir con la constante comparación con su hermano mayor. Sin embargo, supo forjarse su propio camino y dejar de ser simplemente "el hermano de Thiago". Su decisión de representar a Brasil en lugar de España, país donde creció futbolísticamente, marcó un punto de inflexión en su carrera. Con la canarinha conquistó la medalla de oro olímpico en los Juegos Olímpicos de Río 2016, un logro que siempre atesorará y que le convirtió en uno de los pocos futbolistas que pueden presumir de haber alcanzado la gloria olímpica. Además, disputó dos encuentros con la selección absoluta de Brasil, aunque nunca llegó a consolidarse como fijo en la 'Seleção'.

Luis Enrique fue el técnico que más confianza depositó en él. El asturiano le dirigió en el filial azulgrana y, posteriormente, solicitó expresamente su cesión cuando entrenaba al Celta de Vigo. Su rendimiento en el conjunto gallego fue tan notable que el Barcelona decidió repescarle de cara a la temporada 2014-15, un curso histórico para el club culé. Ese año, Rafinha formó parte de la plantilla que conquistó el triplete de Liga, Copa del Rey y Champions League, aunque no fuera un titular indiscutible. Su papel como revulsivo desde el banquillo fue crucial en varios partidos clave de esa campaña.

Durante aquella temporada mágica, el brasileño disputó 36 encuentros y acumuló 1.687 minutos de juego, convirtiéndose en una pieza clave de la rotación de Luis Enrique. Su polivalencia en el centro del campo y su capacidad para adaptarse a diferentes posiciones lo convirtieron en un recurso valioso para el equipo. No obstante, su sueño de consolidarse como estrella en el Camp Nou se vio truncado por una maldición recurrente: las lesiones. Su estilo de juego, basado en la técnica, la visión y el despliegue físico, resultaba atractivo, pero su cuerpo no aguantó el ritmo exigido por el fútbol de élite.

A lo largo de su carrera, Rafinha sufrió un total de 21 lesiones que le mantuvieron inactivo durante casi 900 días. Esta sequía de minutos en el césped le impidió alcanzar su máximo potencial y le condenó a ser un jugador intermitente, incapaz de mantener la continuidad necesaria para asentarse en un club de élite. El año y medio que ha permanecido sin equipo tras finalizar su contrato con el Al Arabia SC de Qatar ha sido la puntilla a una carrera marcada por el sufrimiento físico. La rodilla, específicamente, ha sido su talón de Aquiles, forzándole a someterse a múltiples intervenciones quirúrgicas y procesos de rehabilitación que nunca acabaron de dar resultado.

Tras su etapa en el Barcelona, Rafinha emprendió una odisea por diferentes ligas europeas. Su primera cesión le llevó al Celta de Vigo, donde recuperó su mejor versión bajo las órdenes de Luis Enrique. Posteriormente, el Inter de Milán se hizo con sus servicios, aunque su paso por el club italiano fue breve y poco destacado. En 2020, el Paris Saint-Germain decidió ficharle, pero tampoco logró afianzarse en el conjunto parisino, donde la competencia por un puesto en el centro del campo era feroz y las lesiones volvieron a aparecer.

La Real Sociedad fue su último destino en Europa antes de poner rumbo a Qatar. En el club donostiarra, Rafinha tuvo minutos en LaLiga, pero sin la regularidad que hubiera deseado. Finalmente, en septiembre de 2022, se enroló en el Al Arabia SC, donde compartió vestuario con futbolistas de la talla de Marco Verratti y Abdou Diallo. Sin embargo, su contrato finalizó en julio de 2024 y, desde entonces, había estado sin equipo, entrenando por su cuenta mientras buscaba una nueva oportunidad que finalmente no llegó.

La decisión de retirarse a los 32 años resulta especialmente dolorosa para un futbolista que siempre tuvo la ambición de llegar más lejos. Con 358 partidos oficiales y 16 títulos en su palmarés, Rafinha cierra su etapa profesional con un bagaje considerable, aunque siempre quedará la incógnita de lo que podría haber sido de no ser por las lesiones. Entre sus trofeos destacan dos Ligas, dos Copas del Rey, una Champions League y una Supercopa de Europa con el Barcelona, además del oro olímpico con Brasil.

Su hermano Thiago, que colgó las botas en 2023 a los 32 años tras una década en el Bayern Múnich y una última temporada en el Liverpool, ha sido su referente y su sombra a la vez. Ambos han compartido no solo sangre, sino también el dolor de tener que abandonar el fútbol antes de tiempo. La diferencia estriba en que Thiago disfrutó de una carrera más estable en el máximo nivel, mientras que Rafinha tuvo que conformarse con destellos de calidad intermitentes. La prensa especializada ya apunta a que los hermanos Alcántara podrían dedicarse a labores de formación de jóvenes talentos, dada su profunda conocimiento del juego.

El legado de Rafinha Alcántara quedará marcado por su oro olímpico con Brasil, su triplete con el Barcelona y su eterna lucha contra las lesiones. Un futbolista talentoso que, como tantos otros, vio cómo su cuerpo le traicionó antes de lo esperado. Su adiós sirve como recordatorio de la fragilidad de las carreras deportivas y de la importancia de disfrutar cada momento en el césped. El fútbol europeo pierde a un centrocampista de gran técnica, pero su historia servirá de inspiración para aquellos jóvenes que deben superar adversidades para alcanzar sus sueños.

Los clubes donde militó han mostrado su apoyo en redes sociales. El Barcelona ha publicado un vídeo con sus mejores jugadas vestido de azulgrana, mientras que el Celta le ha agradecido su entrega. Los aficionados recuerdan especialmente su participación en la final de Copa del Rey 2015, donde conquistó el título contra el Athletic Club. Un momento que, para siempre, quedará grabado en la memoria culé.

Referencias

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