La segunda jornada de movilizaciones en defensa de la escuela pública en Zaragoza ha dejado una imagen contundente: centros educativos llenos de familias, profesores y estudiantes exigiendo un modelo educativo justo, universal y sin exclusiones. Este miércoles 19 de noviembre, decenas de colegios e institutos de la capital aragonesa se convirtieron en puntos de encuentro para manifestar el rechazo a dos medidas clave del Gobierno de Aragón: la concertación del bachillerato y la gratuidad limitada hasta los tres años de educación infantil.
La protesta, que se desarrolló de forma pacífica pero con gran presencia ciudadana, se extendió por varios barrios de la ciudad. En el Colegio Hilarión Gimeno, padres y madres se congregaron con pancartas y consignas que reclamaban "Educación pública para todos". En el Jerónimo Zurita, los alumnos de primaria participaron con dibujos y carteles que reflejaban su preocupación por el futuro de su escuela. En el Lucien Briet, la comunidad educativa se unió en un acto simbólico con globos blancos, representando la pureza y la igualdad que debe imperar en el sistema educativo.
El Colegio María Moliner, ubicado en el barrio de Delicias, fue uno de los más concurridos. Allí, los docentes explicaron a los asistentes las implicaciones de la concertación del bachillerato: una medida que, según denuncian, podría desmantelar la red pública de institutos y favorecer a centros privados con financiación pública. "No queremos que se privatice la educación secundaria", afirmó una profesora, mientras mostraba un cartel con la frase "Bachillerato público, no concertado".
En el Mariano Castillo, los padres organizaron una asamblea abierta en la que se debatió sobre la necesidad de mantener la gratuidad en toda la etapa de 0 a 6 años. "Limitar la gratuidad a tres años es una medida regresiva que afecta especialmente a las familias más vulnerables", señaló una madre de tres hijos. En el Tomás Alvira, los estudiantes de secundaria tomaron la palabra para expresar su rechazo a un sistema que, según ellos, les está negando oportunidades iguales.
El Colegio El Picarral, en el sur de la ciudad, también se sumó a la movilización con una concentración multitudinaria. Allí, los niños y niñas cantaron canciones sobre la importancia de la escuela pública, mientras sus padres sostenían pancartas con mensajes como "Educación no es un privilegio, es un derecho". En el Gascón y Marín, el centro que aparece en la fotografía principal de la noticia, la protesta fue especialmente emotiva, con abuelos, padres y niños juntos, mostrando la unidad intergeneracional en defensa de la educación pública.
La movilización no fue solo un acto de protesta, sino también un ejercicio de concienciación ciudadana. Muchos asistentes desconocían los detalles de las medidas que se están impulsando desde el Ejecutivo autonómico, y las concentraciones sirvieron para informar y movilizar. "Hemos venido porque no queremos que nuestros hijos pierdan oportunidades por decisiones políticas que no benefician a todos", dijo un padre en el Colegio Lucien Briet.
La convocatoria para la próxima semana ya está en marcha. El miércoles 26 de noviembre se repetirán las concentraciones en los mismos centros, y por la tarde se llevará a cabo una manifestación general en el centro de Zaragoza. La organización espera una participación aún mayor, con la intención de trasladar el mensaje a las instituciones y exigir un cambio de rumbo en la política educativa de Aragón.
La comunidad educativa insiste en que la educación pública debe ser un pilar fundamental de la sociedad, accesible, gratuita y de calidad para todos, sin distinciones. "No estamos en contra de la diversidad de modelos educativos, pero sí en contra de que se financien con dinero público centros que no cumplen con los mismos estándares de igualdad y transparencia", afirmó un portavoz de la plataforma de familias.
La movilización ha generado un amplio apoyo en redes sociales, donde cientos de usuarios han compartido fotos y testimonios de las concentraciones. La etiqueta #DefendamosLaEscuelaPublica ha comenzado a viralizarse, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por un sistema educativo más justo y equitativo.
En definitiva, la segunda jornada de protestas ha demostrado que la ciudadanía de Zaragoza está dispuesta a defender con firmeza su escuela pública. La educación no es un gasto, sino una inversión en el futuro, y los ciudadanos exigen que se trate como tal. La próxima semana, con la manifestación del 26 de noviembre, se espera que el mensaje llegue aún más lejos, con la esperanza de que las autoridades escuchen y reconsideren sus decisiones.