En una noche cargada de emociones y tensión, Sonia Monroy protagonizó uno de los momentos más intensos de la temporada en el programa 'De Viernes'. Lo que comenzó como un espacio de reflexión y dolor por la reciente pérdida de su hermana, rápidamente se transformó en un escenario de enfrentamientos directos y acusaciones cruzadas.
Al inicio del programa, Monroy se mostró frágil y conmovida, compartiendo con sinceridad su duelo ante el público. Su vulnerabilidad generó empatía entre los espectadores, quienes reconocieron su valentía al abrirse en un entorno tan expuesto como la televisión. Sin embargo, esa misma sinceridad pronto dio paso a una actitud más combativa, especialmente cuando se vio envuelta en una discusión con Yola Berrocal.
La tensión entre ambas no es nueva, pero en esta ocasión alcanzó niveles inéditos. Monroy no dudó en calificar a Berrocal de "poseída", una expresión que generó revuelo tanto en el plató como en las redes sociales. La acusación, aunque cargada de ironía, fue tomada como un ataque personal por parte de la colaboradora, quien respondió con igual intensidad.
Además de la confrontación con Yola, Monroy también se enfrentó a otros miembros del equipo. Algunos colaboradores la acusaron de "ir de listilla", insinuando que buscaba llamar la atención o manipular la conversación para mantener el foco en ella. Estas críticas no pasaron desapercibidas, y la presentadora no se quedó callada: respondió con contundencia, defendiendo su postura y cuestionando la actitud de quienes la criticaban.
El ambiente en el plató se volvió incómodo, con interrupciones, tonos elevados y momentos de silencio incómodo. Aunque el programa intentó mantener el ritmo habitual, la tensión era palpable. Los espectadores, por su parte, se dividieron: algunos apoyaron a Monroy por su honestidad y capacidad de reacción, mientras que otros la criticaron por excederse en sus comentarios.
Este episodio no solo pone en evidencia las dinámicas complejas que se viven en los programas de entretenimiento, sino también cómo las emociones personales pueden desbordarse en entornos públicos. La muerte de su hermana, sin duda, marcó un punto de inflexión en la actitud de Monroy, quien parece haber decidido dejar de lado las formalidades y expresar lo que siente sin filtros.
En el mundo de la televisión, donde las apariencias y el control emocional suelen ser prioritarios, el comportamiento de Monroy representa una ruptura con lo establecido. Su actitud, aunque controvertida, ha generado un debate sobre la autenticidad en los medios y el derecho de los presentadores a mostrar sus emociones sin ser juzgados.
Mientras tanto, 'De Viernes' sigue siendo uno de los programas más seguidos de la franja nocturna, con una audiencia que, a pesar de las polémicas, no deja de sintonizar para ver qué sorpresas traerá la próxima emisión. La tensión entre los colaboradores, las discusiones inesperadas y los momentos emotivos parecen ser ahora parte del ADN del programa.
En resumen, la noche de Sonia Monroy en 'De Viernes' fue un ejemplo de cómo la televisión puede convertirse en un espejo de las emociones humanas más intensas. Ya sea por su vulnerabilidad o por su beligerancia, Monroy logró captar la atención de todos —y probablemente seguirá haciéndolo en los próximos capítulos.