El comediante José Mota regresa una vez más a La 1 de Televisión Española con su tradicional especial de Nochevieja, una cita ineludible para los espectadores que buscan despedir el año con una sonrisa. En esta ocasión, el montillano de 60 años presenta su decimoséptimo programa en solitario, una cifra que consolida su posición como uno de los humoristas más longevos y respetados de la pequeña pantalla. Bajo el título 'El Juego del Camelar', una sátira inspirada en la famosa serie surcoreana, Mota sitúa a los políticos españoles en una competición ficticia donde deben superar retos para mantener su supervivencia política.
La ética en la sátira política
En un contexto social marcado por la polarización ideológica, el humorista manchego defiende un método claro y riguroso para abordar las parodias de figuras públicas. Su regla de oro consiste en distinguir estrictamente entre la faceta pública y la vida privada de los políticos. Mota señala que su trabajo se centra exclusivamente en el desempeño profesional y la gestión de los representantes públicos, nunca en sus asuntos personales.
Esta línea ética le permite criticar la gestión de los servicios públicos sin vulnerar la intimidad de los dirigentes. El comediante considera que su labor consiste en poner sobre el mantel de la comedia aquellas decisiones políticas que, desde su perspectiva, no benefician al ciudadano. Este enfoque constructivo, alejado de la mera burla personal, ha sido clave para mantener el respeto de sus colegas y evitar conflictos innecesarios.
La creación de nuevos personajes
La incorporación de nuevas figuras políticas al repertorio de Mota responde a un proceso de observación minucioso. El caso más reciente es la parodia del ministro Óscar Puente, incluida de última hora en el especial de este año tras las polémicas relacionadas con el sector ferroviario. El humorista explica que su técnica no busca la perfección fonética, sino captar la esencia del personaje.
Mientras otros maestros de la imitación priorizan la reproducción exacta de la voz, Mota se concentra en la línea argumental que desea transmitir. Su objetivo es reflejar los rasgos más destacados de la figura pública, aquellos que generan una conexión inmediata con la audiencia. Este enfoque basado en el contenido más que en el continente le permite crear sátiras más profundas y menos superficiales.
Reacciones de los imitados
A lo largo de su dilatada carrera, el humorista ha mantenido una relación cordial con la mayoría de los políticos que ha parodiado. María Teresa Fernández de la Vega estableció contacto directo con él para comentarle su impresión sobre una imitación suya. Del mismo modo, Alfredo Pérez Rubalcaba, a través de su entorno, hizo llegar sus opiniones al comediante.
Mota desconoce cualquier enfrentamiento abierto con los personajes que ha retratado durante casi dos décadas. Su amigo y colega Santiago Segura suele repetir que a nadie le agrada ser imitado, pero la mayoría sabe mantener una postura pública de buen humor. Esta capacidad para diferenciar entre la crítica profesional y el ataque personal ha generado un clima de respeto mutuo entre el humorista y la clase política.
El visto bueno de Zarzuela
Uno de los anécdotas más reveladoras de la entrevista es la relación del humorista con la Casa Real. Mota visitó el Palacio de la Zarzuela junto a Irene Villa un mes de enero, días después de emitirse uno de sus especiales donde incluía una imitación del monarca. El encuentro le permitió constatar de primera mano el gran sentido del humor del Rey Felipe VI.
El monarca le confesó que disfrutaba del programa en compañía de sus hijas cuando eran pequeñas, un detalle que humaniza la figura real y demuestra la capacidad de la familia real para reírse de sí misma. La Reina Letizia también ha manifestado en diversas ocasiones su aprecio por el trabajo del comediante, siempre con palabras de elogio y reconocimiento.
Este respaldo institucional no supone una presión adicional para Mota, quien mantiene su método independientemente de la posición del personaje. Su enfoque constructivo le permite parodiar a cualquier figura pública sin temor a represalias, siempre que se mantenga dentro de los límites éticos que se ha marcado.
17 años de tradición televisiva
El especial de Nochevieja se ha convertido en un referente del humor crítico en España. Durante más de una década y media, José Mota ha conseguido que millones de españoles terminen el año reflexionando sobre la actualidad política con una sonrisa. Su capacidad para adaptarse a los cambios sociales y políticos, incorporando nuevos personajes y formatos, demuestra una versatilidad poco común en el panorama televisivo.
El éxito de estos programas radica en equilibrar la sátira con el respeto, la crítica con el entretenimiento. En una época donde el humor a menudo se utiliza como arma arrojadiza, Mota demuestra que es posible hacer reír sin herir, criticar sin insultar y reflexionar sin aburrir. Su trayectoria sirve de ejemplo para nuevas generaciones de humoristas que buscan encontrar su propia voz en un medio tan complejo como la televisión.
La clave de su longevidad no reside solo en el talento cómico, sino en la inteligencia emocional para entender los límites del humor público. Al mantenerse fiel a sus principios éticos, José Mota ha construido una carrera sólida y respetada, demostrando que el humor puede ser un instrumento de crítica social efectivo sin necesidad de caer en la crueldad o el escarnio personal.