Vyacheslav Bykov no es un nombre que suene familiar para la mayoría de los españoles, pero su historia podría ser el guion de un thriller político. Este expolicía ruso especializado en la lucha contra el narcotráfico pasó más de tres años entre rejas en España, convertido en un hombre invisible que ahora vive en la clandestinidad, perseguido tanto por Moscú como por la propia justicia española.
El periodista Gonzo ha dado voz a este oscuro relato en el último programa de Salvados, donde se desenmascara una trama de venganza que involucra al FSB, el servicio secreto ruso heredero del temido KGB. La pieza periodística revela cómo las redes de poder del Kremlin pueden extender su influencia hasta territorio europeo, utilizando la justicia como arma de presión.
De héroe a perseguido
Bykov no siempre fue un fugitivo. Entre 2006 y 2011, sirvió como policía en San Petersburgo, destacando en operaciones antidroga. Su trabajo meticuloso y eficaz le valió el respeto de sus compañeros, pero también enemigos poderosos. El punto de inflexión llegó cuando detuvo a un narcotraficante con conexiones directas con agentes del FSB.
Esa detención desató lo que su abogado, Javier Ruiz Blay, califica como una "auténtica vendetta". No solo contra Bykov, sino contra todos los agentes involucrados en la operación. Dos de sus compañeros terminaron entre rejas en Rusia, víctimas de una persecución orquestada desde los más altos niveles del aparato de seguridad ruso.
"Mi vida corre peligro. Mi familia ha estado escondida durante seis años, tratando de evitar que la maten", relata Bykov en su declaración judicial, recogida por el programa. Las amenazas no eran meras intimidaciones: su esposa y su padre detectaron agentes del FSB siguiéndoles por las calles de San Petersburgo.
La huida hacia España
Ante la imposibilidad de vivir con garantías en su país, Bykov tomó la decisión de vender todas sus propiedades y huir con su familia. España se convirtió en su destino, un refugio que pronto se transformaría en una nueva pesadilla.
Lo que el expolicía desconocía es que la red de extorsión que había desmantelado en Rusia tenía brazos operativos en territorio español. Según la investigación de Salvados, agentes del FSB y fiscales rusos habían establecido un sistema para extorsionar a ciudadanos rusos residentes en España.
El modus operandi era siniestro: se fabricaban causas penales falsas contra disidentes, empresarios o exfuncionarios incómodos para el régimen. Si no pagaban, se activaba una orden de extradición que les devolvía a manos de las autoridades rusas. España, con su robusto sistema judicial y su comunidad rusa numerosa, se había convertido en un campo de operaciones perfecto para esta red.
El pretexto del narcotráfico
Para incriminar a Bykov, las autoridades rusas buscaron un caso reciente de tráfico de drogas que pudieran atribuirle. Encontraron su oportunidad en una operación de transporte de cocaína diluida en botellas de ron desde República Dominicana.
Su abogado defiende que se trató de una causa falsa montada desde Moscú con el único objetivo de neutralizar a un enemigo incómodo. La presión sobre testigos y la manipulación de pruebas habrían sido las herramientas utilizadas para construir este entramado de acusaciones.
Pese a haber sido fundamental para desarticular esta red de extorsión que operaba en suelo español, Bykov no recibió protección. Al contrario, fue encarcelado durante más de tres años en cárceres de nuestro país.
La paradoja judicial
El caso presenta una paradoja difícil de digerir: un hombre que ayudó a desenmascarar una trama criminal internacional es perseguido por la justicia del país donde buscó asilo. La orden de busca, captura y extradición sigue vigente en España, mientras Bykov vive oculto, convertido en una sombra que se mueve bajo el radar.
"Es una muestra de lo que Rusia es capaz de hacer, incluso dentro de nuestras fronteras", advierte Gonzo en el programa. La investigación sugiere que la influencia rusa puede manipular sistemas judiciales europeos mediante la cooperación internacional, tergiversando su verdadero propósito.
El abogado Ruiz Blay no duda en calificar a su cliente como "víctima de una venganza de agentes secretos rusos, unidos, incluso, con la Fiscalía rusa". Una alianza que demuestra cómo las estructuras de poder pueden criminalizar a quienes se atreven a desafiarlas.
Un laberinto sin salida
Bykov se encuentra atrapado en un círculo vicioso. Si regresa a Rusia, teme por su vida. Si se entrega en España, enfrenta una extradición que probablemente signe su sentencia de muerte. Mientras tanto, vive en el exilio, sin documentación, sin derechos, sin poder reconstruir su vida.
Su historia ilustra el destino de muchos disidentes que huyen de regímenes autoritarios solo para encontrarse en una situación de legalidad precaria en países democráticos. La falta de mecanismos efectivos para proteger a quienes desenmascaran redes de poder transnacionales deja a personas como Bykov en un limbo jurídico y personal.
El reportaje de Salvados no solo da voz a un caso individual, sino que pone sobre la mesa un problema sistémico: cómo las potencias autoritarias utilizan la justicia como herramienta de persecución política, extendiendo su alcance más allá de sus fronteras. España, en este caso, se ha visto involucrada de lleno en esta dinámica, con un ciudadano que ha pasado de perseguidor a perseguido, de policía a prófugo.
La historia de Vyacheslav Bykov es un recordatorio de que la lucha contra el narcotráfico y la corrupción tiene un precio. En ocasiones, ese precio es la propia libertad, la seguridad familiar y la posibilidad de tener una vida normal. Mientras la orden de extradición siga vigente, Bykov seguirá siendo una sombra, un hombre sin país, atrapado entre la venganza del FSB y la burocracia judicial europea.