El cine de animación español vive un momento de efervescencia creativa sin precedentes. En este contexto, Irene Iborra emerge como una de las voces más personales y comprometidas con el stop motion, una técnica milenaria que revitaliza con cada proyecto. Su debut en el largometraje, 'Olivia y el terremoto invisible', no solo representa un hito personal en su trayectoria, sino también un aporte significativo al panorama cinematográfico contemporáneo.
La directora, guionista y productora catalana acudirá a Animario Madrid 2025 para dialogar sobre este ambicioso proyecto junto a Carolina López, comisaria del festival. La cita se presenta como una oportunidad única para adentrarse en los entresijos de una producción que ha captado la atención de festivales internacionales antes incluso de su estreno oficial.
Una historia sobre la visibilidad de lo invisible
El filme narra la historia de Olivia, una niña que enfrenta un fenómeno que solo ella percibe: un terremoto invisible que sacude su mundo interior. Esta premisa, lejos de ser una simple metáfora infantil, se convierte en un vehículo poderoso para explorar temas como la aceptación, la diferencia y la resiliencia emocional. Iborra construye un universo donde lo fantástico sirve para nombrar experiencias reales y universales, especialmente relevantes para el público infantil pero con capas de lectura que conmueven a espectadores de cualquier edad.
La sensibilidad narrativa de la cineasta brilla en su capacidad para tratar la complejidad emocional sin caer en la solemnidad. A través de un lenguaje visual cuidado y una puesta en escena meticulosa, 'Olivia y el terremoto invisible' se convierte en un ejercicio de empatía cinematográfica. La protagonista no busca ser rescatada, sino comprendida, un matiz que refleja la filosofía creativa de su autora.
El stop motion como filosofía de trabajo
La elección del stop motion no es casual en el universo de Iborra. Esta técnica, que exige paciencia, precisión y un profundo respeto por el material, se alinea perfectamente con su enfoque narrativo. Cada fotograma es una decisión consciente, cada movimiento una declaración de intenciones. El tacto manual, la imperfección controlada y la magia de lo tangible conferen a sus historias una autenticidad difícil de replicar con técnicas digitales.
En Citoplasmas Stop Motion, la productora que cofundó en Barcelona, esta filosofía cobra forma colectiva. El estudio se ha consolidado como un referente del animation español independiente, cultivando un estilo reconocible por su sensibilidad visual y su compromiso con historias que importan. Los cortometrajes previos de Iborra ya habían recibido menciones en festivales de prestigio, preparando el terreno para este salto al formato largo.
Una coproducción internacional con alma local
'Olivia y el terremoto invisible' no es solo un proyecto personal, sino una coproducción internacional que reúne talento de diversos países. Esta colaboración transfronteriza ha permitido reunir a animadores consagrados junto a jóvenes promesas, creando un equipo intergeneracional donde el conocimiento se transmite y la innovación florece. La producción mantiene sin embargo una identidad claramente arraigada en el contexto cultural catalán y español.
El proceso creativo ha sido largo y complejo, característico del stop motion. Desde el diseño de personajes y escenarios hasta la animación propiamente dicha, cada fase ha requerido una dedicación extrema. Iborra ha dirigido este proceso con mano firme pero generosa, fomentando la colaboración y el aporte creativo de todo el equipo. El resultado es una película donde se palpa el cariño puesto en cada detalle.
Animario Madrid: el espacio del encuentro
La presencia de la cineasta en Animario Madrid 2025 subraya la importancia de los festivales especializados como plataformas de visibilidad para el cine de autor. La conversación con Carolina López promete desgranar aspectos técnicos y narrativos del filme, pero también reflexiones sobre el estado del sector animado español y las particularidades de dirigir para el público infantil en la actualidad.
Este tipo de encuentros resultan esenciales para comprender no solo el producto final, sino el ecosistema creativo que lo sustenta. Desde la financiación y la coproducción hasta la distribución y el impacto educativo, la charla abordará los desafíos y oportunidades de un formato tan particular como el largometraje de animación en stop motion.
Trayectoria de una cineasta comprometida
Antes de este debut, Iborra ya había demostrado su talento en el formato corto. Sus trabajos previos, reconocidos por su narrativa cuidada y su estética depurada, exploraban ya temas de identidad y emoción con una sensibilidad excepcional. El salto al largometraje representa la consolidación de una voz madura, capaz de sostener una historia compleja sin perder la intimidad que caracteriza su obra.
La directora ha sabido rodearse de colaboradores que comparten su visión, construyendo equipos estables que facilitan la continuidad creativa. Esta capacidad de liderazgo artístico, combinada con su oficio técnico, la sitúa como una de las figuras a seguir en el panorama del animation europeo independiente.
El cine infantil como territorio de exploración
Uno de los aspectos más interesantes de 'Olivia y el terremoto invisible' es su concepción del cine infantil no como un género menor, sino como un espacio de máxima exigencia artística y emocional. Iborra rechaza la simplificación paternalista, apostando por un lenguaje que desafía y acompaña al espectador joven. La película no ofrece respuestas fáciles, sino herramientas para el pensamiento crítico y la empatía.
Este enfoque responde a una tradición del mejor cine de animación universal, donde obras como las de Studio Ghibli o Laika Studios han demostrado que el público infantil merece historias profundas y visualmente ambiciosas. Iborra se inserta en esta corriente con una propuesta genuinamente mediterránea, donde la luz, el color y la textura material cobran una personalidad propia.
Perspectivas de futuro
El estreno de 'Olivia y el terremoto invisible' marca un antes y un después tanto para su autora como para el cine de animación español. En un momento donde la industria busca definir su identidad en el mercado global, proyectos como este demuestran que la apuesta por el autorismo y la técnica artesanal puede ser viable y necesaria.
La conversación en Animario Madrid será solo el inicio de un recorrido festivalero que llevará la película por diversos escenarios internacionales. La expectativa generada habla de la madurez de un sector que ya no solo produce, sino que reflexiona sobre su propia práctica. Irene Iborra, con su mano visible e invisible, está ayudando a construir ese futuro.