El Real Madrid Castilla afrontaba su tercer desplazamiento consecutivo con la moral alta tras dos victorias seguidas que habían reforzado la confianza del joven equipo de Álvaro Arbeloa. Sin embargo, la visita al estadio Ruta de la Plata se presentaba como uno de los retos más complicados del inicio de temporada. El Zamora CF, recién revitalizado bajo el mando de Óscar Cano, había mostrado en las últimas jornadas una notable mejoría que hacía presagiar un duelo igualado y lleno de intensidad.
El encuentro, correspondiente a la jornada de Primera RFEF, no defraudó a las expectativas. Desde el primer minuto, ambos equipos mostraron sus intenciones claras. Los locales, con el apoyo de su afición, salieron a por el partido sin complejos. La presión alta y el juego directo eran las señas de identidad de un Zamora que buscaba sorprender a un rival teóricamente superior en calidad individual.
El golpe tempranero de Kike Márquez
La primera ocasión clara del encuentro acabó en el fondo de la red. A los cinco minutos de juego, una falta lateral botada con precisión encontró a Kike Márquez en el segundo palo. El delantero, con un remate contundente, batió a Fran González y adelantó a los suyos. El tanto no solo supuso un varapalo inicial para el Castilla, sino que también caldeó el ambiente en las gradas. Los seguidores locales, que habían visto a su equipo sufrir en las últimas semanas, encontraron en ese gol la esperanza de un buen resultado.
Durante los siguientes cuarenta minutos, el dominio territorial fue alterno, pero las ocasiones claras escaseaban. El Castilla intentaba construir desde atrás, con Mario Rivas y Valdepeñas como referentes en la salida de balón, pero la presión del Zamora dificultaba la creación de juego. Los centrocampistas Thiago Pitarch y Manuel Ángel buscaban dar velocidad a las transiciones, pero la falta de espacio en campo rival neutralizaba su efectividad.
El vestuario, punto de inflexión
La charla de Álvaro Arbeloa en el descanso tuvo efecto inmediato. El ex lateral del Real Madrid detectó los espacios que dejaba el Zamora en las bandas y ajustó la posición de sus extremos. La salida al campo en la segunda mitad fue otra historia. El conjunto blanco, con un ritmo más alto y una mayor intensidad, comenzó a doblegar la defensa local.
El premio a la insistencia llegó en el minuto 47. Una combinación rápida entre los centrocampistas dejó a Dani Yáñez solo ante el portero. El atacante, que había sido el hombre más desequilibrante del Castilla, definió con un disparo cruzado que se coló junto al palo. El 1-1 revitalizó a los visitantes, que comenzaron a creer en la remontada.
El dominio del Castilla se hizo absoluto. Las llegadas por las bandas de David Jiménez y Diego Aguado desbordaban a la defensa zamorana. En el minuto 67, el premio a la insistencia llegó de nuevo. Un centro medido desde la derecha encontró a Cestero en el corazón del área. El jugador, que había entrado desde el banquillo, remató de primeras y superó a Fermín, estableciendo el 1-2. La remontada estaba completa y el Ruta de la Plata guardaba un silencio expectante.
La expulsión que cambió todo
El partido parecía encarrilado para el Castilla, pero el fútbol siempre guarda giros inesperados. En el minuto 79, Loren Burón entró con dureza sobre un rival en la medular. El impacto fue claro y el árbitro asturiano Ruiz Álvarez no dudó en mostrar la tarjeta roja directa. La acción dejó al Zamora con diez hombres, pero también le dio una razón más para luchar hasta el final.
Con uno menos, Óscar Cano reordenó su equipo. Sacó a un centrocampista e introdujo a un delantero, buscando el empate a la desesperada. El Castilla, por su parte, intentó administrar el resultado, pero la tensión se palpaba en el ambiente.
La polémica del VAR
Cuando el reloj marcaba el minuto 89, llegó la jugada que daría que hablar durante días. Un saque de esquina botado por el Zamora generó un barullo en el área del Castilla. El balón, tras un rechace, impactó en el brazo de Mario Rivas. El defensor intentó apartar el miembro, pero el contacto fue inevitable. El colegiado, alertado por su equipo de VAR, se acercó al monitor para revisar la acción.
Tras varias repeticiones, Ruiz Álvarez señaló penalti. La decisión generó protestas vehementes entre los jugadores del Castilla, que consideraban que la acción no tenía intencionalidad. El debate sobre la interpretación de la mano en el área volvía a estar sobre la mesa. En el fútbol moderno, la línea entre lo voluntario y lo involuntario se ha vuelto tan fina que cualquier contacto puede ser sancionado.
Kike Márquez, con sangre fría, se colocó el balón en el punto de penalti. El delantero, que ya había marcado en el arranque, engañó a Fran González con un disparo raso al palo derecho. El 2-2 le suponía un punto de oro a los suyos y un jarro de agua fría al Castilla.
Los nueve minutos de descuento
El árbitro añadió nueve minutos de prolongación, un tiempo considerable que dio esperanzas a ambos bandos. El Zamora, con la moral por las nubes, se defendió con uñas y dientes. Los centrales Luismi Luengo y Miki Codina se convirtieron en los héroes locales, despejando cada balón que llegaba al área.
El Castilla, por su parte, volcó su juego hacia el ataque. Arbeloa introdujo a Loren Zúñiga para dar más peso ofensivo, pero la falta de claridad en los últimos metros impidió el gol de la victoria. Los centros se sucedían, pero la definición brillaba por su ausencia. El pitido final dejó a los locales exultantes y a los visitantes con una sensación de frustración difícil de digerir.
Análisis y reflexiones
El empate deja al Real Madrid Castilla con sensaciones encontradas. Por un lado, la capacidad de remontar un partido complicado fuera de casa demuestra la madurez de un grupo joven. El trabajo de Dani Yáñez fue excepcional, no solo por su gol, sino por su capacidad para generar peligro constante y desbordar por las bandas. La entrada de Cestero desde el banquillo demostró el acierto de Arbeloa en la gestión de sus recursos.
No obstante, la expulsión de Loren Burón y el penalti polémico son puntos oscuros que ensombrecen la actuación. La decisión de Ruiz Álvarez será debatida durante días en los programas deportivos. La interpretación de la mano de Mario Rivas, aunque siguiendo el protocolo actual, sigue generando discrepancias entre expertos y aficionados. Algunos entienden que el defensor no puede hacer más para evitar el contacto, mientras otros argumentan que el brazo estaba en una posición antinatural.
Para el Zamora, el punto sabe a gloria. La llegada de Óscar Cano ha revitalizado a un equipo que necesitaba una inyección de moral tras un inicio dubitativo. La capacidad de reacción con uno menos y la efectividad de Kike Márquez, autor de un doblete que le convierte en el máximo goleador del equipo, son aspectos positivos a destacar. El delantero ha demostrado tener olfato goleador y seriedad desde los once metros, cualidades fundamentales en una categoría tan competitiva.
El camino por delante
La Primera RFEF continúa su curso con emoción y polémica por igual. Enfrentamientos como este demuestran la igualdad de la categoría, donde cualquier equipo puede dar la campanada. El Castilla, con sus jóvenes promesas, tendrá que aprender a cerrar los partidos y a evitar errores que le cuestan puntos valiosos. La competición es un maratón y cada detalle cuenta de cara a los objetivos finales.
El filial madridista deberá olvidar rápidamente este tropiezo y centrarse en la siguiente jornada. La calidad del plantel no se discute, pero la regularidad será la clave para mantenerse en los puestos altos de la tabla. Por su parte, el Zamora puede construir sobre este resultado para encarar con optimismo los próximos compromisos. La confianza es el mejor activo en una liga tan disputada.
El fútbol, una vez más, ha demostrado que no entiende de lógica. Una remontada que parecía definitiva se quedó en un punto, y un equipo con uno menos logró sacar fuerzas de flaqueza para rescatar un empate. Las imágenes del penalti seguirán dando que hablar, pero lo cierto es que el espectáculo estuvo garantizado durante los noventa minutos. El Castilla se marcha a Madrid contrariado, pero con la certeza de que su juego tiene mimbres para lograr grandes cosas esta temporada.