El estadio Ipurúa fue testigo de una de las noches más intensas de la temporada en LaLiga Hypermotion. El Real Zaragoza logró una victoria histórica ante el Eibar, en un partido que parecía destinado a terminar con los armeros como protagonistas, pero que terminó siendo un canto a la resistencia y la fe maña.
La primera parte fue un auténtico vendaval de emociones. En apenas diez minutos, el Eibar falló un penalti, marcó en la jugada siguiente, y el Zaragoza se quedó con diez jugadores tras una expulsión. Pero, como si el destino jugara a favor de los aragoneses, el equipo visitante respondió con un gol desde los once metros, aprovechando un error defensivo de Cubero que parecía sacado de un partido de alevines. Fue un momento de caos, pero también de oportunidad.
Tras ese primer terremoto, el Eibar tomó el control del partido. Con superioridad numérica, los locales se lanzaron al ataque, dominando el balón y creando varias ocasiones claras. Sin embargo, la falta de claridad en el último tercio y la solidez defensiva del Zaragoza, liderada por un Sellés que diseñó un muro impenetrable, impidieron que los armeros lograran ampliar su ventaja.
El portero Andrada fue la figura clave del encuentro. Vistiendo la camiseta de 'santo', como lo definió la crónica, el arquero argentino realizó paradas espectaculares que mantuvieron a su equipo en el partido. Cada vez que el Eibar parecía cerca del gol, Andrada aparecía con una intervención decisiva, convirtiéndose en el héroe silencioso de la noche.
El gol de la victoria llegó en una jugada singular, protagonizada por Francho, quien luchó hasta el final por el balón. Tras una serie de rebotes dentro del área, Toni Moya apareció para empujar el esférico a la red, con una posible colaboración de Bakis, que pudo tocar el balón en el último instante. Fue la única llegada clara del Zaragoza en todo el partido, pero fue suficiente. Un gol de milagro, que resumió el espíritu de un equipo que no se rinde.
El Eibar, por su parte, se complica la vida con cada jornada. A pesar de dominar gran parte del partido y contar con ventaja numérica, la falta de ideas y la imprecisión en el ataque les costaron caro. El equipo de San José se queda con la sensación de haber dejado escapar una victoria que parecía asegurada, y ahora deberá replantearse su estrategia si quiere evitar caer en la zona de descenso.
Para el Zaragoza, en cambio, este triunfo es un bálsamo. Un equipo que parecía condenado a la lucha por la permanencia, ahora ve la luz al final del túnel. Con 70 minutos jugados con diez hombres, los maños demostraron carácter, organización y una mentalidad ganadora que podría marcar un antes y un después en su temporada.
La celebración en el vestuario fue de locura. Los jugadores, el cuerpo técnico y los aficionados que viajaron hasta Ipurúa vivieron una noche inolvidable. El partido, que podría haber terminado con una derrota dolorosa, se convirtió en una victoria épica, que reafirma la importancia del trabajo en equipo y la fe en los momentos más difíciles.
En resumen, el Eibar 1 - Zaragoza 2 fue mucho más que un partido de fútbol. Fue una lección de cómo la fortuna puede cambiar en un instante, de cómo la defensa y el portero pueden ser tan decisivos como los delanteros, y de cómo un equipo con poco puede lograr mucho si no se rinde. El Zaragoza, con esta victoria, no solo suma tres puntos, sino que recupera la confianza y la ilusión. El Eibar, en cambio, deberá buscar respuestas rápidas si no quiere quedarse atrapado en la zona baja de la tabla.
La próxima jornada promete más emociones. El Eibar visitará El Sardinero para enfrentarse al Racing, mientras que el Zaragoza recibirá al Leganés en casa. Ambos equipos necesitan puntos, pero el ánimo y la moral serán factores clave. El Zaragoza llega con el viento a favor, mientras que el Eibar deberá reconstruir su juego y su confianza. La liga sigue siendo impredecible, y esta victoria del Zaragoza lo demuestra una vez más.