Lolita Flores y su ritmo biológico: madrugar no es sinónimo de salud

A sus 67 años, la artista confiesa que prefiere levantarse a las 11:00 y que su bienestar depende de escuchar a su cuerpo, no del reloj.

Lolita Flores, a sus 67 años, sigue siendo un referente de vitalidad, estilo y autenticidad. En una reciente entrevista en el programa 'Julia en la Onda', la cantante y actriz desmontó con naturalidad uno de los mitos más arraigados en nuestra sociedad: que madrugar es sinónimo de salud, disciplina y productividad. Y lo hizo con su característica gracia y sinceridad: “Ahora estoy madrugando más, pero espero recuperar mi buen ritmo biológico y levantarme a las 11:00 o 12:00”.

La artista, conocida por su energía inagotable y su forma de vivir la vida sin ataduras, reconoce que su cuerpo no está hecho para despertar al amanecer. Su horario natural, el que le permite sentirse plena y en equilibrio, es el de quien se levanta más tarde. Este cambio en su rutina, confiesa entre risas, se debe a sus nietos: “Este verano he estado con ellos, y como se levantan a las 7:30, la abuela también”. Pero no se resigna: sabe que ese horario no es el suyo, y que su cuerpo volverá a reclamar su espacio de descanso.

Este testimonio no solo es una confesión personal, sino también una lección de bienestar. En un mundo que glorifica el madrugador, Lolita Flores nos recuerda que la salud no se mide por la hora en que uno se levanta, sino por cómo se siente al hacerlo. Y ella, a sus 67 años, con proyectos en marcha y un físico envidiable, es la prueba viviente de que escuchar a tu cuerpo puede ser la mejor estrategia de bienestar.

De hecho, un estudio británico de 1999 ya apuntaba en esa dirección: quienes se levantan antes de las 7:21 tienden a tener más estrés, peor humor y más dolores físicos. Los niveles de cortisol —la hormona del estrés— son más altos en los madrugadores, mientras que quienes se acuestan y levantan más tarde, siempre que duerman lo suficiente, suelen estar más relajados y con menos tensiones. El secreto no está en madrugar, sino en respetar tu reloj biológico.

Lolita, intuitivamente, ha vivido así toda su vida. Su cuerpo funciona mejor cuando despierta más tarde, y eso no es una excusa, sino una elección consciente. En su conversación con Julia Otero, también abordó el paso del tiempo con una honestidad que impresiona: “Tengo principios de artrosis, con 67 años qué esperas”. Pero sin dramatismo ni victimismo. Para ella, envejecer es parte del proceso natural, y lo agradece: “Gracias a Dios tengo una genética muy buena, por parte de los dos, pero yo creo que más de mamá. No cuelga nada, no”.

Esa herencia de la gran Lola Flores, combinada con un carácter vitalista y un cuidado personal constante, ha permitido a Lolita mantener un físico sorprendente. No se trata de milagros, sino de coherencia: una vida vivida con autenticidad, respetando los límites y necesidades del cuerpo. Y eso incluye levantarse cuando el cuerpo lo pide, no cuando el reloj lo exige.

En un contexto donde muchas personas se sienten culpables por no ser madrugadores, la postura de Lolita es un alivio. Nos recuerda que el bienestar no es una fórmula universal, sino una experiencia personal. Cada cuerpo tiene su propio ritmo, y forzarlo puede ser contraproducente. La clave está en observar, escuchar y adaptarse.

Además, su actitud frente al envejecimiento es un ejemplo de sabiduría. En lugar de luchar contra el paso del tiempo, lo abraza con gratitud. Reconoce los cambios físicos, pero no los convierte en una tragedia. Su genética, su actitud y su estilo de vida son los pilares de su vitalidad. Y eso, más que cualquier régimen o horario, es lo que realmente importa.

En resumen, Lolita Flores nos enseña que la salud y la felicidad no se encuentran en el reloj, sino en la armonía con uno mismo. Levantarse a las 11:00 no es pereza, es sabiduría. Y en un mundo que nos exige estar siempre disponibles, su ejemplo es un recordatorio poderoso: escuchar a tu cuerpo no es un lujo, es una necesidad.

Así que, si tú también eres de los que se sienten mejor después de una buena noche de sueño y un despertar tranquilo, no te sientas mal. Como dice Lolita, con esa sonrisa que solo ella tiene: “Espero recuperar mi buen ritmo biológico y levantarme a las 11:00 o 12:00”. Y nosotros, con ella, esperamos que lo haga. Porque su bienestar es también una lección para todos.

Referencias