La energía nuclear está experimentando un notable resurgimiento a nivel global, según revela la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su informe anual World Energy Outlook. Tras más de dos décadas de estancamiento, se espera que la capacidad mundial de generación nuclear aumente en al menos un tercio para 2035, marcando un punto de inflexión en la transición energética global.
Este repunte se explica por dos factores clave: la necesidad de garantizar una seguridad energética estable y la presión para reducir las emisiones de CO2. En un contexto de creciente demanda eléctrica y volatilidad en los mercados de combustibles fósiles, la energía nuclear se posiciona como una fuente de electricidad de base confiable y baja en emisiones, ideal para complementar las energías renovables intermitentes.
La AIE analiza tres escenarios futuros: el de Políticas Vigentes (CPS), el de Políticas Declaradas (STEPS) y el de Cero Emisiones Netas para 2050 (NZE). En todos ellos, se observa un crecimiento sostenido de la energía nuclear, especialmente en economías avanzadas que reactivan reactores existentes y en países en desarrollo que construyen nuevas plantas. China lidera este impulso, con casi la mitad de toda la capacidad nuclear en construcción a nivel mundial.
En Estados Unidos, el interés se centra en los reactores modulares pequeños (SMR), una tecnología innovadora que promete mayor flexibilidad y menor impacto ambiental. Empresas tecnológicas como Microsoft y Google ya han firmado acuerdos para utilizar energía nuclear —incluyendo SMR— para alimentar sus centros de datos, lo que refuerza la viabilidad económica y estratégica de esta fuente energética.
En Europa, el caso de España es emblemático. Poco después de que Iberdrola, Endesa y Naturgy anunciaran su intención de extender la vida útil de la central nuclear de Almaraz más allá de 2027, la AIE confirma que este tipo de decisiones se están multiplicando en todo el continente. Francia, por ejemplo, ya ha iniciado planes para construir nuevos reactores y prolongar la vida de los existentes.
No obstante, el sector sigue enfrentando desafíos. La gestión de residuos nucleares a largo plazo sigue siendo una preocupación ciudadana y política en muchos países. Sin embargo, el apoyo gubernamental está creciendo: más de 40 naciones ya incluyen la energía nuclear en sus planes energéticos nacionales, lo que refleja un cambio de percepción global.
La AIE también destaca que 2025 podría marcar un récord histórico en la producción nuclear mundial, impulsado por la reactivación de plantas y la puesta en marcha de nuevas unidades. En el escenario más conservador (CPS), la capacidad nuclear mundial crecerá un 33% en la próxima década y alcanzará un 75% más que hoy para 2050.
Este renacimiento nuclear no es solo una cuestión técnica o económica, sino también geopolítica. En un mundo donde la independencia energética se ha convertido en una prioridad estratégica, la energía nuclear ofrece una alternativa estable y predecible frente a la volatilidad de los mercados de gas y petróleo.
Además, la innovación tecnológica está acelerando su adopción. Los SMR, por ejemplo, pueden construirse en fábricas y transportarse a su ubicación final, reduciendo costos y tiempos de implementación. Esto los hace especialmente atractivos para regiones remotas o con infraestructura energética limitada.
En resumen, la energía nuclear está dejando atrás su imagen de tecnología obsoleta o riesgosa para convertirse en un pilar clave de la matriz energética del futuro. Con el apoyo de gobiernos, empresas tecnológicas y una creciente conciencia sobre la necesidad de descarbonizar sin sacrificar la estabilidad energética, su papel en la transición global será cada vez más relevante.