El Ejecutivo chino ha establecido sus líneas rojas respecto a la controvertida operación de TikTok en territorio estadounidense. A través de su Ministerio de Comercio, Pekín ha dejado claro que cualquier transacción sobre la popular plataforma de vídeos cortos debe respetar el marco jurídico vigente en el país asiático. La declaración llega en un momento crítico, cuando las negociaciones entre ambas potencias parecen acercarse a su recta final. La aplicación, que cuenta con más de 170 millones de usuarios activos en Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro de una batalla geopolítica que trasciende lo comercial para adentrarse en el terreno de la seguridad nacional y la soberanía digital.
La portavoz del departamento comercial, He Yongqian, compareció ante los medios para transmitir la postura oficial del gigante asiático. En su intervención, subrayó la necesidad de resolver esta disputa mediante la cooperación bilateral y, sobre todo, en estricta consonancia con las leyes y regulaciones chinas. Este mensaje sirve como recordatorio explícito de que Pekín mantiene la última palabra sobre cualquier reestructuración corporativa que afecte a sus empresas tecnológicas. La funcionaria enfatizó que la decisión final no puede ser unilateral y debe contemplar los intereses estratégicos de China en el sector digital global.
La portavoz hizo referencia a un consenso de marco básico que, según afirmó, ya habrían alcanzado los equipos económicos de ambas naciones en encuentros previos. Este acuerdo preliminar sentaría las bases para una resolución que equilibrara los intereses de todas las partes implicadas. No obstante, He Yongqian instó a las autoridades estadounidenses a actuar en la misma dirección y a generar un entorno empresarial justo, abierto, transparente y libre de discriminación para las compañías de origen chino. Esta petición refleja la percepción de Pekín de que las medidas estadounidenses contra TikTok forman parte de una estrategia más amplia de contención tecnológica.
### La propuesta sobre la mesa
Los detalles de la operación, filtrados en medios de ambos países, dibujan una compleja estructura de propiedad. Según un comunicado difundido por ByteDance, matriz de TikTok, la solución contempla la creación de una nueva entidad en Estados Unidos con un reparto accionarial muy definido. Esta reestructuración busca crear una entidad legalmente independiente que satisfaga las exigencias del gobierno estadounidense mientras preserva cierto grado de influencia para los actuales propietarios chinos.
El holding liderado por inversores estadounidenses —conformado por Oracle, Silver Lake y el fondo emiratí MGX— controlaría el 45% del capital. Oracle, conocida por su especialización en infraestructura cloud, asumiría un papel clave en la gestión de datos, mientras que Silver Lake aporta su experiencia en inversiones tecnológicas. El fondo emiratí MGX representa el interés de capital soberano de los Emiratos Árabes Unidos en el sector digital. Por su parte, las filiales de los principales inversores de ByteDance se quedarían con aproximadamente el 33% de las acciones. Finalmente, la propia ByteDance retendría cerca del 18% de la participación, lo que le permitiría mantener cierta conexión con la plataforma, aunque sin control operativo sobre los datos estadounidenses.
Este diseño corporativo busca responder a las exigencias de la legislación estadounidense, que exige una separación efectiva entre la operación de TikTok en EE.UU. y su empresa matriz china. La normativa, aprobada por el Congreso en 2024, fundamenta su postura en razones de seguridad nacional y prohíbe expresamente que ByteDance tenga acceso a los servidores donde residen los datos de los usuarios norteamericanos. La ley establece sanciones severas para las tiendas de aplicaciones que distribuyan TikTok si no se cumple con la desvinculación requerida.
### Plazos y presión temporal
El reloj corre en contra de las partes. El acuerdo debería cerrarse el próximo 22 de enero, apenas un día antes de que el Departamento de Justicia deba ejecutar la suspensión de las operaciones de TikTok en territorio estadounidense si no se ha materializado una separación corporativa satisfactoria. Esta fecha límite, fijada originalmente en la legislación aprobada por el Congreso, ha sido objeto de intensas negociaciones diplomáticas.
Desde su regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha ejercido presión sobre el calendario. La Administración republicana ha concedido múltiples prórrogas a la implementación de la ley, argumentando la necesidad de tiempo adicional para negociar los términos de la venta de las operaciones estadounidenses de la app. Estas extensiones han sido criticadas por algunos legisladores que consideran que el presidente está siendo demasiado permisivo con una empresa considerada de riesgo. Sin embargo, Trump ha defendido su postura argumentando que una prohibición abrupta perjudicaría a millones de usuarios y afectaría la libertad de expresión en redes sociales.
A finales del pasado mes de septiembre, tras una serie de reuniones bilaterales que también abordaron la guerra comercial entre ambas naciones, Washington y Pekín anunciaron haber alcanzado un marco de entendimiento para la operación. Trump llegó a afirmar que el acuerdo contaba con la aprobación provisional del presidente chino, Xi Jinping, y que debería concretarse durante la reunión de ambos mandatarios. Sin embargo, desde entonces han surgido discrepancias sobre los detalles técnicos que han retrasado la firma definitiva.
### El dilema de la soberanía tecnológica
La postura de China no se limita a cuestiones comerciales. El Gobierno de Pekín está ejerciendo su derecho a regular las operaciones de sus corporaciones tecnológicas en el extranjero, un principio que considera innegociable. Esta postura forma parte de una estrategia más amplia de soberanía tecnológica que China ha venido implementando en los últimos años, reforzando el control estatal sobre el sector digital y estableciendo barreras a la exportación de tecnología crítica. La portavoz He Yongqian, sin embargo, evitó concretar detalles sobre aspectos técnicos como licencias tecnológicas, propiedad intelectual o calendarios específicos de aprobación, manteniendo deliberadamente la ambigüedad sobre qué aspectos exactos del acuerdo requerirían su validación.
Esta cautela refleja la sensibilidad del dossier. Por un lado, China no quiere perder el control sobre una de sus apps más exitosas a nivel global, que le ha servido como herramienta de diplomacia cultural y generación de ingresos significativos. Por otro, tampoco puede ignorar el riesgo de una prohibición total en uno de sus mercados más lucrativos, que podría sentar un precedente para otras plataformas chinas en Occidente como Shein o Temu. La decisión de Pekín tendrá implicaciones que trascienden el caso específico de TikTok.
La tensión entre seguridad nacional y libre flujo de datos marca toda la negociación. Mientras Washington teme el acceso potencial del Gobierno chino a información de ciudadanos estadounidenses, Pekín ve en estas medidas un intento de discriminación económica encubierta bajo argumentos de seguridad. Este desencuentro refleja una desconfianza estructural que afecta a múltiples sectores, desde semiconductores hasta infraestructura de telecomunicaciones.
### Perspectivas de una resolución
El escenario actual presenta un equilibrio inestable. La administración Trump necesita mostrar resultados en su política de contención tecnológica hacia China, pero sin provocar el cierre de una app que cuenta con millones de usuarios jóvenes en EE.UU., un electorado clave para el futuro político del presidente. Por su parte, China defiende el principio de soberanía corporativa mientras busca evitar una escalada que dañe las relaciones comerciales bilaterales, especialmente en sectores donde la interdependencia sigue siendo significativa.
La portavoz He Yongqian cerró su intervención reiterando el deseo de su Gobierno por una solución que garantice el desarrollo estable, saludable y sostenible de las relaciones económicas entre ambas potencias. Sin embargo, dejó claro que cualquier paso adelante requerirá el visto bueno explícito de las autoridades chinas, un requisito que podría introducir nuevas condiciones en el último momento.
La incertidumbre persiste. A falta de pocas semanas para el plazo fatal, las partes mantienen sus posturas mientras el mundo tecnológico observa de cerca un caso que podría definir el futuro de la regulación transfronteriza de plataformas digitales. La decisión final no solo afectará a TikTok, sino que establecerá un precedente para cómo las democracias occidentales gestionan la presencia de apps de origen chino en sus mercados. El resultado de este enfrentamiento sentará las bases para la gobernanza digital en un mundo cada vez más polarizado tecnológicamente.