La serie T20I entre las selecciones femeninas de India y Sri Lanka llega a su epílogo este 30 de diciembre de 2025 en el Estadio Internacional Greenfield de Thiruvananthapuram. Con un dominio absoluto de 4-0 en el marcador, el conjunto indio no solo busca cerrar con victoria, sino consolidar una de las actuaciones más contundentes de su historia reciente en el formato más corto del cricket.
El momento que atraviesa el equipo dirigido por Harmanpreet Kaur es excepcional. Recientemente proclamadas campeonas de la Copa Mundial ODI, las indias han trasladado ese ímpetu a los T20I con resultados demoledores. El cuarto encuentro de la serie dejó constancia de su superioridad: un total de 221/2, la marca más alta jamás registrada por el equipo en este formato. La base de ese desempeño estuvo en una apertura espectacular de 162 carreras entre Smriti Mandhana y Shafali Verma, quienes desmantelaron el ataque lanzador rival con autoridad.
Mandhana, con 80 carreras en esa ocasión, alcanzó un hito de enorme relevancia: superó las 10.000 carreras en el ámbito internacional, convirtiéndose solo en la segunda jugadora india en alcanzar esa cifra. Su experiencia y calidad técnica se han convertido en pilar fundamental del éxito del equipo. Por su parte, Verma, con 79 carreras, demostró una vez más por qué es considerada una de las promesas más sólidas del cricket femenino mundial. La sociedad entre ambas ha sido, sin duda, el factor desequilibrante de la serie.
Del lado de Sri Lanka, la capitana Chamari Athapatthu ha liderado con ejemplo. Aunque el resultado final del cuarto T20I no favoreció a su equipo, las visitantes lograron anotar 191/6, también su mejor marca histórica en el formato. Athapatthu ha intentado transmitir combatividad a un grupo que muestra evidentes signos de mejora, pero que aún dista del nivel de las grandes potencias. La falta de regularidad en el orden medio ha sido su talón de Aquiles, aunque emergen nombres con potencial como Vishmi Gunaratne, cuyo rendimiento será vital para las aspiraciones de su equipo.
La experiencia de Inoka Ranaweera con la pelota representa otra de las pocas bazas con las que cuenta Sri Lanka para intentar evitar el blanqueo. La lanzadora debe liderar un ataque que ha mostrado vulnerabilidad ante la calidad del bateo indio, especialmente en las fases iniciales del juego. La capacidad de Sri Lanka para tomar tempranas ventajas será determinante si pretenden discutir la supremacía de su rival.
El historial entre ambas selecciones deja poco margen a la duda: en 30 enfrentamientos, India ha vencido en 24 ocasiones, Sri Lanka en 5, y solo un partido ha quedado sin resultado. Esta estadística refleja una clara superioridad estructural del cricket femenino indio, que ha invertido de forma consistente en el desarrollo de sus jugadoras y en la profesionalización de su sistema competitivo.
El escenario para el desenlace, el Estadio Internacional Greenfield, presenta características particulares que podrían influir en el desarrollo del encuentro. Tradicionalmente, esta cancha ha favorecido a las lanzadoras, especialmente en los primeros compases del partido cuando la pelota nueva genera movimiento. Sin embargo, el cuarto T20I desmintió esa tendencia al registrar más de 400 carreras en total, sugiriendo que las condiciones pueden favorecer el bateo cuando las jugadoras adoptan una actitud agresiva desde el inicio.
El tercer encuentro de la serie, también celebrado en este mismo escenario, mostró la otra cara de la moneda: Sri Lanka apenas alcanzó las 112 carreras, evidenciando cómo la misma cancha puede comportarse de manera radicalmente diferente según la calidad de las ejecuciones. Para la final, se espera una superficie más equilibrada que ofrezca algo para ambos departamentos del juego.
Un factor climático clave será el rocío nocturno. En Thiruvananthapuram, la humedad ambiental genera condensación que afecta el comportamiento de la pelota en la segunda mitad del partido, dificultando el control de las lanzadoras y favoreciendo a las bateadoras. Este elemento suele pesar en la decisión del sorteo: el capitán que gane elegirá lanzar primero para evitar las complicaciones del rocío en la segunda entrada.
Las opciones de India para el último compromiso incluyen un núcleo sólido de jugadoras en forma. Además de Mandhana y Verma, la presencia de Jemimah Rodrigues y la propia Harmanpreet Kaur en el medio orden asegura profundidad bateadora. Con la pelota, Deepti Sharma y Sneh Rana lideran un ataque de spin que puede explotar las condiciones del estadio en la fase media del partido. La velocidad de Renuka Singh Thakur ofrece variedad en el plantel.
Sri Lanka, por su parte, confiará en la juventud de Gunaratne y la veteranía de Athapatthu para generar respuestas con el bate. Su orden medio, con Harshitha Samarawickrama y Nilakshi de Silva, debe ofrecer mayor consistencia si pretenden plantar cara. El ataque de lanzamiento, encabezado por Ranaweera y con el apoyo de Kavisha Dilhari, necesita ser agresivo desde el primer envío.
La plantilla completa de India incluye a jugadoras como Harleen Deol, Richa Ghosh como wicketkeeper, Amanjot Kaur, Kranti Gaud, Shree Charani, Arundhati Reddy, Vaishnavi Sharma y G Kamalini. Esta profundidad de talento permite rotaciones inteligentes y mantener la intensidad durante los 20 overs.
Sri Lanka presenta un grupo mixto con Hasini Perera, Kaushani Nuthyangana como wicketkeeper, Rashmika Sewwandi, Imesha Dulani, Kawya Kavindi, Nimesha Madushani, Malki Madara, Malsha Shehani y Shashini Gimhani completando la convocatoria. La combinación de juventud y experiencia busca encontrar el equilibrio perfecto para competir de tú a tú.
El escenario está montado para un desenlace que, sobre el papel, parece inclinarse claramente hacia India. Sin embargo, el deporte de alto rendimiento siempre guarda espacio para la sorpresa. Sri Lanka llega sin presión, con la libertad de quienes ya han tocado fondo y solo pueden mejorar. Esa actitud, combinada con el talento individual de atletas como Athapatthu, podría generar momentos de competencia real.
Para India, el desafío es mantener la concentración y evitar la relajación. Una victoria les otorgaría una barrida 5-0 que sellaría un año memorable, coronado con el título mundial ODI y una exhibición de dominio en el formato T20I. La motivación individual también estará presente: jugadoras como Mandhana y Verma buscarán cerrar la serie con actuaciones que refuercen su status entre las elite mundiales.
El cricket femenino vive un momento de crecimiento exponencial, y encuentros como este, aun con resultados aparentemente predecibles, contribuyen a visibilizar el talento de estas deportistas. La calidad técnica, la preparación física y la competencia feroz que ofrecen equipos como India elevan el estándar de la disciplina y abren camino para futuras generaciones.
El último T20I promete ser más que un mero trámite. Sri Lanka luchará por el orgullo y por demostrar que sus récords individuales no son accidentes aislados. India, por su parte, tiene la oportunidad de cerrar un ciclo competitivo de forma épica, consolidando su posición como referente mundial del cricket femenino. El Greenfield International será testigo de un duelo donde la experiencia, la juventud y las ganas de dejar huella se encontrarán en un escenario de máxima exigencia.