Después de un cuarto de siglo de espera, la fortuna ha vuelto a sonreír a una histórica administración de lotería de Segovia. La conocida como administración número 1 de la calle Juan Bravo, que ya hizo historia hace 25 años al distribuir el Gordo del Sorteo Extraordinario de Navidad, ha vuelto a ser protagonista de la suerte al vender una serie del cuarto premio en el sorteo de este año.
El número agraciado, el 78477, salió del bombo poco antes de las diez de la mañana, y desde ese momento la pequeña administración se convirtió nuevamente en el centro de atención. La empleada Irene Herrero, visiblemente emocionada, confirmó la noticia a los medios de comunicación: «Se ha vendido por ventanilla uno a uno. Está muy repartido», explicó, destacando que la venta se realizó de forma directa y sin abonados.
La calle Juan Bravo no es una vía cualquiera en la ciudad del Acueducto. Se trata de una de las principales arterias que conecta la plaza del Azoguejo, donde se encuentra el monumento romano más emblemático, con la Plaza Mayor. Este trayecto, transitado diariamente por miles de turistas nacionales e internacionales, hace que la dependienta Irene sea optimista sobre el destino del premio: «Pensamos que la suerte estará repartida entre los muchos visitantes que recibe cada día la ciudad castellano y leonesa».
La historia de esta administración es particularmente especial. Hace exactamente veinticinco años, el establecimiento regó de millones toda la Ciudad Patrimonio de la Humanidad al vender íntegro el premio principal del Sorteo Extraordinario de Navidad. Aquel Gordo marcó un antes y un después para el pequeño negocio, que ahora vuelve a sentir la euforia de repartir alegría. «¡Volvemos a estar en racha!», exclamó Irene Herrero, celebrando haber repartido los 200.000 euros del cuarto premio después de tanto tiempo.
Lo más curioso del caso es que el número 78477 no pertenecía a ninguna serie habitual. Era la primera vez que la administración lo ponía a la venta, lo que convierte el éxito en una sorpresa aún mayor. No había abonados ni reservas previas; simplemente, la casualidad quiso que un número nuevo se convirtiera en la estrella del día.
El impacto económico de este premio, aunque menor que el del Gordo, no deja de ser significativo. Con 200.000 euros repartidos en una sola serie, la administración ha demostrado que la suerte no entiende de cronologías ni de expectativas. El hecho de que la venta haya sido «uno a uno» sugiere que los beneficiarios podrían ser tanto vecinos de Segovia como turistas que decidieron probar fortuna durante su visita a la ciudad.
Pero la alegría no se queda únicamente en Segovia. La misma suerte, literalmente, ha llegado también a Burgos. La administración de la calle Trinas, en la capital burgalesa, ha vendido dos series del mismo número 78477, lo que supone un total de 400.000 euros repartidos entre sus clientes.
Berta, una de las propietarias del establecimiento burgalés, se mostró muy satisfecha con el resultado: «A las 10.00 horas ya podíamos decir que habíamos repartido un premio de la Navidad». La alegría es doble porque, según explicó, este año no esperaban tanto éxito después de un 2023 en el que ya dejaron «el listón muy alto» al vender un tercer y un cuarto premio, además de varios quintos en otras ocasiones.
Al igual que en Segovia, el número no formaba parte de la cartera de abonados habituales. «Pensamos que se ha quedado en Burgos porque no es un número fijo», comentó Berta, sugiriendo que los compradores son probablemente clientes ocasionales que decidieron llevarse ese décimo por intuición o casualidad.
El fenómeno de la Lotería de Navidad trasciende lo meramente económico. Se trata de una tradición arraigada en la cultura española que genera expectación, ilusión y, en casos como estos, historias memorables. La coincidencia de que dos administraciones de ciudades diferentes vendan el mismo número premiado, y que uno de ellos repita éxito después de 25 años, alimenta el mito y la magia de esta celebración anual.
Desde el punto de vista estadístico, la región de Castilla y León ha demostrado una notable participación en este sorteo. Con casi 1,5 millones de billetes repartidos entre las diferentes administraciones de cara al sorteo extraordinario de este lunes, el gasto por habitante se eleva a 121,28 euros. Esta cifra refleja no solo la ilusión colectiva, sino también la confianza en una tradición que, año tras año, moviliza a millones de personas.
La historia de la administración de la calle Juan Bravo sirve como recordatorio de que la suerte es caprichosa y que, a veces, vuelve a los mismos lugares cuando menos se espera. Veinticinco años pueden parecer mucho tiempo, pero para quienes viven la lotería como un ritual anual, la espera forma parte de la emoción. El haber vendido el Gordo en su día ya les convirtió en leyenda local; este cuarto premio es como un guiño del destino, una confirmación de que siguen en la cresta de la ola.
Para los potenciales ganadores, la noticia llega como un regalo inesperado. Si son turistas, probablemente lleven el décimo en el bolsillo como un recuerdo más de su visita a Segovia, sin imaginar que les esperaba una sorpresa de cinco cifras. Si son vecinos, el premio será motivo de celebración en una ciudad que, aunque acostumbrada a los visitantes, nunca pierde su carácter familiar y cercano.
La conexión entre Segovia y Burgos a través del número 78477 también resulta simbólica. Dos ciudades castellanas, con historias ricas y patrimonios envidiados, unidas por la casualidad de un número que ha decidido premiar a sus habitantes. Mientras Segovia celebra el retorno de la suerte a una administración histórica, Burgos confirma su propia racha de buena fortuna, demostrando que la Navidad reparte alegría sin distinción de territorios.
El Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad continúa siendo, década tras década, el evento que más ilusiones genera en España. Y cada año, historias como estas, de administraciones humildes que reparten millones, de empleadas que saltan de alegría al teléfono, y de números que pasan de ser anónimos a famosos en cuestión de segundos, alimentan el espíritu navideño de una manera única.
Para Irene Herrero y sus compañeros en la administración de la calle Juan Bravo, este cuarto premio es más que un número premiado. Es la confirmación de que siguen siendo un referente de la suerte en una ciudad que, hace 25 años, ya vivió la euforia de los millones del Gordo. Y aunque esta vez sean 200.000 euros en lugar de varios millones, la emoción es la misma: la de volver a estar en boca de todos, la de volver a ser portadores de buenas noticias, la de volver a demostrar que, en Navidad, cualquier número puede ser el elegido.