Pulisic, en la peor noche del Milan en la Supercopa de Italia

El estadounidense no logró impactar en la derrota rossonera ante el Napoli en Arabia Saudita, sumando otro fracaso en la temporada

La primera oportunidad de levantar un título en lo que va de temporada se desvaneció para el AC Milan en las arenas de Arabia Saudita. La derrota sufrida ante el Napoli en las semifinales de la Supercopa de Italia dejó un sabor amargo en el paladar rossonero, especialmente para Christian Pulisic, quien protagonizó una de sus actuaciones más discretes desde que viste la elástica milanista. El conjunto dirigido por Stefano Pioli veía en este compromiso una vía rápida hacia la gloria, pero se topó con un rival que supo aprovechar cada error y que, sobre todo, neutralizó por completo la principal amenaza ofensiva del cuadro italiano.

El encuentro, celebrado en el prestigioso escenario saudita, representaba mucho más que una simple semifinal para el Milan. Tras la eliminación prematura en la Copa de Italia a manos de la Lazio apenas unos días atrás, la Supercopa se configuraba como la única vía corta hacia un título antes de abordar la recta final de la Serie A. La presión sobre los hombros de los jugadores era palpable, y más sobre los de Pulisic, considerado uno de los pilares del esquema ofensivo milanista desde su llegada en el verano pasado.

Desde el pitido inicial, el estadounidense mostró incomodidad sobre el césped. Los espacios que habitualmente explota con su velocidad y desborde no aparecieron, y la conexión con sus compañeros de ataque, especialmente con Olivier Giroud y Rafael Leão, nunca llegó a cuajar. El Napoli, consciente de la peligrosidad del extremo, desplegó un sistema defensivo que le cerró todas las vías, obligándole a recibir el balón en zonas alejadas del área rival y siempre con marca individualizada.

Los números reflejan con crudeza la noche complicada del internacional norteamericano. Durante los 90 minutos completos que permaneció sobre el terreno de juego, Pulisic no registró ni una sola finalización dirigida entre los tres palos. Esta estadística resulta especialmente llamativa para un jugador de su perfil, acostumbrado a generar peligro constante desde las bandas. La incapacidad para crear situaciones de gol no solo afectó a su rendimiento individual, sino que mermó significativamente las opciones ofensivas de un equipo que depende en gran medida de su capacidad creativa.

Además, el registro de 11 pérdidas de balón durante el transcurso del encuentro pone de manifiesto la falta de acierto en las decisiones del futbolista. Cada entrega en posesiones comprometidas suponía una oportunidad de contraataque para el Napoli, que sabía castigar estos errores con una efectividad demoledora. Este dato contrasta con las actuaciones previas del estadounidense, donde la seguridad con el balón en los pies constituía una de sus principales virtudes.

El sistema táctico implementado por Pioli no favoreció tampoco las características del exjugador del Chelsea. La decisión de utilizar un doble pivote defensivo restó presencia en zonas de creación, obligando a Pulisic a retrasar excesivamente su posición para recibir el esférico. Esta circunstancia le alejó de la zona de influencia, donde sus desmarques y conducciones resultan más letales. La comparación con su rendimiento en la Premier League, donde gozaba de mayor libertad para atacar el espacio, resulta inevitable.

El contexto del partido tampoco ayudó. El Milan llegaba con la moral resentida tras caer en los octavos de final de la Copa Italia contra la Lazio, un tropiezo que ya había generado dudas sobre el estado de forma del equipo. La necesidad de reaccionar de forma inmediata pesó sobre los jugadores, que cometieron errores propios de la ansiedad por conseguir un resultado positivo. Pulisic, como uno de los referentes, no estuvo exento de esta dinámica negativa.

La defensa napolitana, comandada por Kim Min-jae antes de su traspaso al Bayern Múnich y bien organizada por Rudi García, supo leer perfectamente las intenciones del ataque milanista. Cada vez que Pulisic recibía el balón, se encontraba con al menos dos jugadores cerrándole el paso, limitando sus opciones de regate o pase en profundidad. La velocidad de su marca, Giovanni Di Lorenzo, resultó clave para anular el desborde del estadounidense.

El desarrollo del encuentro dejó claro que el plan del Napoli pasaba por neutralizar a Pulisic. El italiano recibió constantes dobles marcas, y cuando lograba superar la primera línea de presión, se topaba con la cobertura del mediocentro defensivo. Esta estrategia obligó al Milan a buscar alternativas por el centro, donde el Napoli también tenía bien cubiertas las espaldas. La falta de soluciones por las bandas condenó al equipo a un juego previsible y fácil de defender.

Tras el pitido final, las consecuencias para el Milan son más que evidentes. La eliminación de la Supercopa representa el segundo fracaso consecutivo en competiciones de eliminación directa, una dinámica que pone en entredicho la capacidad del equipo para competir bajo presión. Las opciones de trofeos se reducen ahora únicamente a la Serie A, donde el Inter de Milán lidera con autoridad y muestra una regularidad que el Milan no ha alcanzado.

La situación en el campeonato doméstico, sin embargo, no es desesperada. El Milan ocupa la segunda plaza, aunque a considerable distancia de su rival ciudadano. La permanencia en la Champions League para la próxima temporada parece asegurada, pero las aspiraciones de pelear por el Scudetto requerirán una mejora sustancial en el rendimiento colectivo e individual. Pulisic, como figura del equipo, debe liderar esta reacción.

El calendario no da tregua. En las próximas semanas, el Milan afronta compromisos clave tanto en liga como en Europa, donde la Champions también representa una vía de redención. La capacidad de Pulisic para superar este bache y retomar su nivel será determinante para las aspiraciones del club. El jugador ha demostrado en el pasado su capacidad de resiliencia, y el vestuario confía en que esta mala actuación sea una excepción en su trayectoria milanista.

El análisis de la actuación del estadounidense debe contextualizarse. Llegar a un nuevo campeonato, adaptarse a un estilo de juego diferente y asumir un rol de liderazgo son factores que influyen en el rendimiento. La exigencia del calcio italiano, con sus sistemas tácticos complejos y defensas bien estructuradas, supone un desafío constante incluso para los mejores futbolistas del mundo.

La prensa italiana ya ha comenzado a cuestionar la capacidad del Milan para competir en múltiples frentes. La falta de rotaciones efectivas y la dependencia de un núcleo reducido de jugadores están generando desgaste físico y mental. Pulisic, que ha sido titular indiscutible desde su llegada, no ha tenido el descanso necesario para mantener su nivel en cada compromiso.

La afición rossonera, sin embargo, mantiene la fe en su estrella estadounidense. Las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo al jugador, recordando sus mejores actuaciones y instándole a olvidar rápidamente este partido. La mentalidad ganadora que ha demostrado a lo largo de su carrera es la mejor garantía de una pronta recuperación.

El cuerpo técnico trabaja ya en soluciones para potenciar el rendimiento de Pulisic. La posibilidad de modificar el dibujo táctico, dándole mayor libertad en la zona de tres cuartos, es una de las alternativas que maneja Pioli. La vuelta de jugadores lesionados también permitirá descargar de responsabilidades al estadounidense, quien podrá beneficiarse de mayor libertad en el campo.

El mercado de invierno, aunque no es la solución mágica, podría traer refuerzos que alivien la carga ofensiva del equipo. La dirección deportiva estudia opciones para complementar el ataque, aunque la prioridad sigue siendo mantener la estabilidad de un plantilla que ha demostrado su valía en la mayoría de los compromisos de la temporada.

La experiencia de esta derrota debe servir como punto de inflexión. El Milan necesita aprender a gestionar la presión en partidos de alta exigencia, y Pulisic debe asumir su rol de líder en este proceso. La temporada aún está lejos de concluir, y las oportunidades de redención abundarán en las próximas semanas.

El camino hacia el título de Serie A pasa por una mejora sustancial en el rendimiento colectivo. El Inter ha establecido un ritmo endiablado, pero la regularidad del campeonato italiano ha demostrado que cualquier tropiezo puede reabrir la lucha. El Milan debe estar preparado para aprovechar cualquier resbalón de su rival ciudadano.

Para Pulisic, el desafío personal es inminente. Demostrar que la actuación ante el Napoli fue un accidente en el camino es su principal objetivo. La confianza del cuerpo técnico y de sus compañeros es inquebrantable, pero el futbolista sabe que en el máximo nivel las críticas llegan con la misma rapidez que los elogios.

La Supercopa de Italia se queda en las vitrinas del Napoli, que demostró ser un rival superior en todos los aspectos del juego. Para el Milan y para Pulisic, la lección es clara: la excelencia requiere constancia, y los títulos solo se conquistan con actuaciones memorables, no con partidos para el olvido. La temporada continúa, y con ella, la oportunidad de reescribir esta historia.

Referencias

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