Costa Blanca Trails 2025: El regreso triunfal del trail running en la Marina Baixa
El trail running volvió a cobrar vida en la Marina Baixa con la celebración de las Costa Blanca Trails 2025, un evento que recuperó su esencia tras el obligado paréntesis administrativo del año anterior. La cita de Finestrat reunió a cientos de corredores en un escenario único donde el mar Mediterráneo y la montaña se funden en un paisaje espectacular que define la esencia del Mediterráneo español.
Una cita ineludible para los amantes del trail
La edición de 2025 recuperó todas las distancias que han hecho famosa a esta prueba: 102 kilómetros, su variante reducida de 102k-R, 66k, 41k, 20k y 17k. Cada recorrido ofrecía un desafío diferente, pero todos compartían el mismo denominador común: la exigencia técnica y las vistas panorámicas que han consolidado esta carrera como una de las más atractivas del calendario nacional.
La Marina Baixa en noviembre se presenta como un refugio ideal para los trail runners que buscan escapar de las temperaturas gélidas que ya asolan zonas como Cercedilla. El microclima de la zona permite disfrutar de un ambiente cálido mientras se afrontan desniveles significativos, combinando el aroma del pinar con la brisa marina. Esta combinación ha convertido a Finestrat en un destino privilegiado para la práctica del trail running durante el otoño.
La elección de la distancia media
Entre todas las opciones disponibles, la prueba de 20 kilómetros con 1.400 metros de desnivel positivo representaba el equilibrio perfecto entre exigencia y disfrute. Esta distancia, conocida como TPC 20K, permitía ascender al mítico Puig Campana y regresar a Finestrat sin comprometer todo el día, ideal para aquellos que buscaban una experiencia intensa pero asumible dentro de una jornada completa.
La temporada previa había estado marcada por participaciones en pruebas de similar perfil: Secretos del Duero (10k), Trail San Pablo (16k), Canfranc Classic (17k) y Sierra Bullones (16k) entre otras. Cada una de estas carreras había servido como preparación específica, pero la Canfranc Classic había establecido el referente temporal definitivo: 3 horas y 12 minutos para 17 kilómetros y 1.400 metros de desnivel.
Con esa referencia en mente, el objetivo para Finestrat quedó claro: no superar las 3 horas y 15 minutos en un recorrido ligeramente más largo (19,6 kilómetros) pero con desnivel similar. Una meta ambiciosa que requería un ritmo constante y una gestión eficiente del esfuerzo desde el primer kilómetro.
El Puig Campana: un reencuentro con historia
La relación con el Puig Campana no es nueva. Años atrás, en las primeras ediciones de la ultra, la cima fue escenario de una lesión que impidió completar la prueba. Desde entonces, el volcán dormido se convirtió en un reto pendiente, una cuenta por saldar con la montaña y con uno mismo que perduraba en la memoria muscular.
Cada regreso a Finestrat ha servido para redescubrir el calor de la organización, el ambiente familiar que distingue a esta prueba y la belleza de un entorno donde la verticalidad se impone sin complejos. La edición de 2025 tenía un sabor especial: no solo competir, sino formar parte activa de la fiesta del trail que caracteriza a este evento.
La salida: estrategia y emoción
El ambiente en la línea de salida resultó más denso que en ediciones anteriores. El crecimiento del evento es evidente, pero aún mantiene ese carácter «humano» donde los corredores se reconocen, intercambian impresiones y comparten nervios. La media hora previa al pistoletazo sirvió para saludar a conocidos, posicionarse estratégicamente en el pelotón y visualizar los primeros compases del recorrido.
La salida oficial desemboca directamente en una pendiente asfaltada pronunciada que funciona como filtro natural. La tentación de tomárselo con calma es grande, pero la experiencia dicta lo contrario: cuanta más posición se gane en estos primeros minutos, mejor. El sendero que sigue no ofrece opciones de adelantamiento, convirtiendo la subida al collado en una procesión de corredores en fila india que se prolonga durante casi una hora.
En esa fila, sin embargo, hay tiempo para todo: disfrutar del paisaje, comentar la jugada con el compañero de fatigas y aplaudir a los más audaces que, arriesgando codos y tobillos, consiguen ganar decenas de posiciones en los repechos laterales. Es una dinámica propia del trail, donde la cabeza y las ganas a veces priman sobre la estrategia conservadora.
La cima: un balcón sobre el Mediterráneo
Al alcanzar la canal principal, el panorama se transforma radicalmente. Las vistas cresteando son de postal: el azul infinito del Mediterráneo se extiende al pie de la montaña, enmarcando el perfil inconfundible de Benidorm con sus rascacielos. La proximidad a la costa resulta asombrosa: apenas 7 kilómetros separan la playa de los 1.400 metros de altitud donde se está pisando.
En ese momento, cada corredor se convierte en un «millonario» de sensaciones. La foto es obligada, el abrazo al compañero también. El esfuerzo de la subida queda compensado por la recompensa visual, un regalo que solo el trail running ofrece con tanta generosidad. La sensación de estar colgado en un balcón natural sobre el mar es incomparable.
El descenso: técnica y velocidad
La bajada desde el Puig Campana exige máxima atención. El terreno es técnico, con roca suelta, pasos expuestos y trazados que castigan cualquier distracción. La caída del año pasado en esta misma prueba sirve como recordatorio constante: la velocidad debe ir acompañada de precaución y respeto al terreno.
Los cuádriceps responden a las exigencias del descenso pronunciado mientras el cerebro calcula cada apoyo. El objetivo de 3h15 sigue vigente, pero la prioridad es llegar entero. El último tramo de sendero rápido permite abrir el gas y disfrutar de la velocidad controlada, sintiendo el viento en la cara.
Meta en Finestrat: objetivo cumplido
El cruce de la línea de meta registró 3 horas y 22 minutos, ligeramente por encima del objetivo inicial pero con la satisfacción del deber cumplido. La diferencia de 7 minutos respecto a la meta no empaña la experiencia; al contrario, la enriquece. Las condiciones del terreno, la densidad del pelotón y las paradas fotográficas justifican cada segundo extra.
El avituallamiento final sirvió para reponer fuerzas y compartir impresiones con otros finishers. Los comentarios coinciden: la prueba ha recuperado su esencia, la organización ha superado las expectativas y el recorrido sigue siendo uno de los más bellos del panorama trailero nacional.
Un evento en constante evolución
Las Costa Blanca Trails 2025 demuestran que el trail running en España no solo sobrevive, sino que evoluciona con solidez. La combinación de un entorno privilegiado, una organización cercana y unos recorridos exigentes convierte a esta prueba en un referente obligado para cualquier aficionado al running de montaña.
El regreso de la ultra de 102 kilómetros, con su paso nocturno y su desnivel acumulado de más de 5.000 metros, posiciona a Finestrat como destino para los más exigentes. Las distancias medias, por su parte, ofrecen una puerta de entrada perfecta para quienes se inician en este apasionante mundo.
Conclusiones personales
Más allá del crono, la verdadera riqueza de estas carreras radica en la comunidad que las rodea. El trail running no es solo competición; es compartir kilómetros, respetar la montaña y disfrutar de paisajes que de otro modo permanecerían ocultos. Las Costa Blanca Trails 2025 han vuelto a recordar por qué este deporte engancha: por la mezcla de sufrimiento controlado, naturaleza salvaje y camaradería incondicional.
El Puig Campana sigue ahí, impertérrito, esperando la próxima cita. Y en la mente ya ronda la posibilidad de volver, quizás a la distancia de 41 kilómetros, para seguir explorando cada sendero, cada cuesta y cada mirador que hacen de esta prueba una experiencia única en el calendario trailero español.