El Elche cerró la temporada 2024 con una exhibición de poderío ofensivo que le permitió derrotar por un contundente 4-0 al Rayo Vallecano en el estadio Martínez Valero. La goleada llegó en el momento perfecto para los ilicitanos, que se marchan al parón navideño como una de las grandes revelaciones de la competición doméstica, consolidando su posición en la parte alta de la tabla y demostrando que su proyecto futbolístico tiene bases sólidas para afrontar los retos de la segunda vuelta.
El encuentro comenzó con un susto considerable para los locales. El guardameta Iñaki Peña, en una acción de juego de pies, cometió un error en la salida de balón que casi aprovecha Camello para adelantar a los visitantes. El portero del Elche logró solventar la situación con una rápida reacción y evitó el golpe inicial que hubiera cambiado radicalmente el signo del partido y complicado los planes de los de casa.
El primer golpe llegaría pronto y de la mano de un jugador que, desafortunadamente, no pudo disfrutar del resto del encuentro. Fort recibió el esférico en una posición favorable y, con un disparo potente y colocado que fusiló la escuadra, batió a Batalla para poner el 1-0 en el marcador. La celebración se vio truncada por una lesión en el hombro que obligó al futbolista a abandonar el terreno de juego de inmediato, convirtiéndose en una de las notas negativas de la jornada para el conjunto franjiverde, que perdió a uno de sus hombres más en forma en los primeros compases del duelo.
El Rayo Vallecano no se amilanó tras el golpe inicial y buscó la reacción inmediata con insistencia. Óscar Valentín intentó sorprender con un disparo lejano que no encontró portería, mientras que Álvaro, quien se convertiría en una de las figuras del encuentro, también probó fortuna sin éxito desde la frontal del área. La más clara de la primera mitad para los madrileños llegó por medio de Balliu, quien desde el interior del área pequeña mandó el balón por encima del larguero cuando parecía más fácil marcar que fallar, desperdiciando una oportunidad de oro para igualar el encuentro antes del descanso.
El descanso llegó con la mínima ventaja para los locales, pero la sensación de que el partido aún estaba por decidirse y que cualquier cosa podía suceder en los siguientes cuarenta y cinco minutos. Sin embargo, la segunda mitad desveló una realidad muy diferente a la que se había visto en la primera parte, con un Elche mucho más agresivo y decidido.
El Elche salió transformado tras el paso por los vestuarios y dominó por completo el desarrollo del juego, monopolizando el balón y creando peligro con cada llegada. Los delanteros Rafa Mir y Álvaro Rodríguez, apodado "Toro", dispusieron de varias ocasiones claras que estuvieron a punto de ampliar la ventaja, pero la falta de puntería o las intervenciones de Batalla evitaron el segundo gol momentáneamente. La insistencia tuvo su recompensa cuando, tras una excelente jugada de Bigas que se anticipó inteligentemente a la salida del portero rival, Álvaro Rodríguez consiguió el segundo tanto para los suyos, prácticamente sentenciando el encuentro.
El tercer gol fue una obra de arte colectiva que dejó ver el buen momento anímico y futbolístico del equipo. Una combinación precisa entre varios jugadores del Elche acabó con el balón en los pies del uruguayo, que generosamente cedió el gol a Varela para que anotara a placer sin oposición. La sentencia llegaría más tarde con un tanto de Neto, que aprovechó una pared con Josan para batir por cuarta vez a un Rayo Vallecano que mostró una imagen de total impotencia en los minutos finales, incapaz de reaccionar ante la superioridad rival.
El delantero Álvaro fue, sin duda, el gran protagonista del encuentro. Su participación en tres de los cuatro goles de su equipo demuestra su importancia en el esquema ofensivo del conjunto entrenado por su técnico. Su capacidad para generar peligro, asistir a sus compañeros y aparecer en los momentos decisivos ha sido clave para el buen momento del Elche y convierte al joven atacante en uno de los valores más destacados de la competición.
Las reacciones tras el encuentro reflejaron las sensaciones encontradas en ambos bandos. El técnico del Rayo Vallecano mostró su frustración por la imagen ofrecida por su equipo, especialmente tras el segundo gol: "Hasta el segundo gol estábamos bien, pero no puede ser que nos meten el segundo y nos venimos abajo. No regresamos, parece que nos da igual que nos marquen. Estoy disgustado". Además, reconoció las carencias en la definición: "Habrá que insistir durante la semana en ejercicios de finalización. Tenemos mucha gente arriba que puede hacer gol, pero no estamos teniendo fortuna". Estas palabras reflejan la preocupación por la falta de efectividad y la fragilidad mental del grupo.
Por su parte, los jugadores del Elche mostraron su satisfacción por el trabajo realizado y la conexión con su afición. Uno de ellos destacó el apoyo de la grada: "Es una locura esta afición. En casa se respira otro ambiente y hoy lo hemos demostrado". Otro añadió: "A principio de temporada nos veíamos fuertes y así lo estamos demostrando. Vamos todos a una con el míster y eso estamos demostrando. Ahora toca descansar un poco". Estas declaraciones evidencian el buen clima de vestuario y la confianza en el proyecto.
El resultado deja al Elche en una posición envidiable antes del parón navideño, consolidándose como una de las sensaciones de la temporada y acumulando puntos que le permiten soñar con objetivos ambiciosos. La goleada ante el Rayo Vallecano no solo aporta tres puntos valiosos, sino que también refuerza la moral de un grupo que demuestra una gran cohesión y un juego atractivo para el espectador, basado en la presión alta y la rapidez en la transición.
Por el contrario, el Rayo Vallecano deberá aprovechar el parón para analizar sus errores, especialmente en la faceta defensiva, donde mostró una fragilidad preocupante y una falta de coordinación en la línea de atrás. La falta de reacción tras el segundo gol y la impotencia mostrada en los minutos finales son aspectos que el cuerpo técnico deberá corregir de cara a la reanudación de la competición, trabajando tanto la parte física como la mental del grupo.
El encuentro también sirvió para despedir el año en el Martínez Valero con una fiesta para los aficionados locales, que vieron cómo su equipo desplegaba un fútbol vistoso y efectivo. La lesión de Fort, sin embargo, ensombreció ligeramente la celebración, aunque el equipo demostró que cuenta con una plantilla con suficiente calidad y profundidad para suplir las bajas sin que el rendimiento se resienta de manera notable.
Con este triunfo, el Elche demuestra que su buen inicio de temporada no fue fruto de la casualidad ni de un buen momento de forma pasajero, sino del trabajo bien hecho en los entrenamientos y de la confianza depositada en el proyecto a largo plazo. La conexión entre los jugadores es evidente, y la capacidad de generar ocasiones de gol se ha convertido en una de sus señas de identidad más destacadas, junto con una solidez defensiva que ha mejorado notablemente respecto a temporadas anteriores.
El parón llega en el mejor momento posible para los franjiverdes, que podrán disfrutar de las fiestas navideñas con la tranquilidad de haber cerrado el año de la mejor manera posible y con la moral por las nubes. Para el Rayo Vallecano, el descanso será una oportunidad para resetear, cargar las pilas y regresar con una mentalidad renovada que les permita competir al nivel que se espera de un equipo de su categoría y con su historia en el fútbol español.
La goleada final de 4-0 refleja fielmente lo visto sobre el césped: un Elche superior en todas las facetas del juego, desde la posesión hasta la efectividad, y un Rayo Vallecano que necesita mejorar significativamente si quiere revertir la dinámica negativa en la que se ha instalado. El año nuevo traerá nuevos retos para ambos conjuntos, pero mientras los ilicitanos afrontarán el futuro con optimismo y ambición, los madrileños tendrán que trabajar duro para encontrar el rumbo perdido y recuperar la confianza en sus posibilidades.