La ciudad de Toledo se convirtió en el escenario de una iniciativa pionera el pasado fin de semana con la celebración de la I Carrera y Marcha de la Ilusión, una propuesta deportiva impulsada por la ONCE que ha marcado un antes y un después en el panorama del atletismo regional. A pesar de que la jornada amaneció con un cielo nublado y algunas precipitaciones, esto no impidió que cientos de participantes tomaran las calles de la capital castellano-manchega para vivir una experiencia única centrada en la integración y la superación personal.
El evento, concebido como una prueba piloto, ha establecido un nuevo paradigma en cuanto a la accesibilidad deportiva se refiere. Su principal característica distintiva radica en un formato de competición por parejas, donde corredores con discapacidad visual compartían recorrido y estrategia con sus guías designados. Esta estructura colaborativa no solo garantizaba la seguridad de todos los involucrados, sino que también reforzaba los valores de confianza mutua y trabajo en equipo, elementos fundamentales en cualquier disciplina deportiva pero especialmente significativos en este contexto.
El punto de partida se situó en las inmediaciones de la Delegación Territorial de la ONCE, un lugar simbólico que subrayaba el compromiso institucional con la causa. Desde allí, los participantes afrontaron un circuito cuidadosamente diseñado que discurría por el casco histórico de la ciudad, permitiendo a corredores y marchantes disfrutar del patrimonio monumental mientras ponían a prueba su condición física. La meta, instalada en la emblemática Antigua Escuela de Gimnasia, recibió a todos los finalistas con igual entusiasmo, independientemente de su tiempo o condición.
En lo que respecta a las distancias, la organización estableció dos modalidades claramente diferenciadas. Los corredores más competitivos afrontaron un exigente recorrido de 5,3 kilómetros, mientras que aquellos que preferían una participación más relajada o tenían limitaciones físicas pudieron optar por la modalidad de marcha, con una distancia de tres kilómetros. Esta flexibilidad contribuyó a que el evento contara con una amplia representación de perfiles, desde atletas experimentados hasta familias completas que buscaban una actividad saludable y enriquecedora.
La victoria absoluta de esta primera edición recayó de manera contundente en la pareja formada por Ricardo Pedraza y David Beneyte, quienes cruzaron la línea de meta con un crono de 19 minutos. Su dominio fue evidente desde el inicio, manteniendo un ritmo constante y seguro que les permitió imponerse con claridad al resto de competidores. Este triunfo no solo representa un logro deportivo individual, sino que simboliza el espíritu mismo de la prueba: la sinergia perfecta entre el atleta y su guía, donde la comunicación y la anticipación se convierten en las mejores armas.
Paralelamente a la Carrera de la Ilusión, la jornada atlética toledana incluyó otras dos competiciones de relevancia. Por un lado, se desarrolló la IX Carrera Popular por la Diabetes, una cita consolidada en el calendario local que reunió a los mejores fondistas de la zona. En esta ocasión, los primeros puestos fueron para Ricardo Martínez, representante del Club Trainingrey en categoría masculina, y para Paloma Gálvez, del Club Atletismo Gacela, en la rama femenina. Su presencia añadió un nivel técnico adicional a la mañana, demostrando la capacidad de Toledo para acoger múltiples eventos de calidad de forma simultánea.
Por otro lado, la tradicional San Silvestre Pueblana celebró su trigésimo octava edición, reafirmándose como una de las pruebas más longevas y queridas de Castilla-La Mancha. Lo notable de esta competición es que se adelanta sistemáticamente al último día del año, convirtiéndose en un anticipo festivo que los atletas locales guardan en su calendario con especial cariño. El recorrido urbano, completamente llano y rápido, favoreció la participación masiva y los buenos registros.
En la clasificación masculina de la San Silvestre Pueblana, el atleta local David Magán, del club San Miguel, demostró una vez más su superioridad sobre el asfalto toledano con un tiempo de 17 minutos y 17 segundos. Su actuación dejó claro que se encuentra en un momento óptimo de forma, imponiéndose con autoridad a un nivelado campo de competidores. La segunda plaza fue para Adrián Marián, del CA Novés, que paró el crono en 17:28, mientras que el tercer escalón del podio lo ocupó Francisco J. María, también del San Miguel, con 17:48. Estos resultados reflejan la alta competencia existente en la categoría masculina regional.
En la rama femenina, la victoria correspondió a Mircea Aran, del club Mircea Running, quien completó el circuito en 18 minutos y 11 segundos. Su registro, especialmente meritorio teniendo en cuenta las condiciones meteorológicas, consolidó su posición como una de las referentes del fondismo femenino en la comunidad. La prueba contó con la participación de 198 atletas que lograron finalizar, una cifra que habla del buen estado de salud del atletismo de base en la provincia.
La entrega de premios de la Carrera de la Ilusión contó con la presencia del concejal de Deportes del Ayuntamiento de Toledo, Rubén Lozano, y del delegado territorial de la ONCE, Carlos Javier Fernández. Ambos representantes públicos coincidieron en destacar el carácter positivo y transformador de esta experiencia inclusiva, señalando que eventos como este no solo promueven el ejercicio físico, sino que también generan conciencia social y rompen barreras invisibles. Sus palabras subrayaron la importancia de seguir trabajando en iniciativas que pongan el foco en la capacidad, más allá de la discapacidad.
El éxito de esta primera edición abre la puerta a que la Carrera de la Ilusión se convierta en una cita fija en el calendario deportivo toledano. La combinación de un formato innovador, un entorno histórico incomparable y un mensaje de integración genuino ha calado hondamente entre participantes y espectadores. La organización ya ha anunciado que estudiará la posibilidad de ampliar el número de plazas para futuras ediciones, así como de incluir nuevas categorías adaptadas a diferentes tipos de discapacidad.
La jornada concluyó con un ambiente festivo en el que deportistas, familiares y autoridades compartieron experiencias y planearon nuevos retos. La San Silvestre Pueblana, por su parte, revalidó su condición de evento arraigado en la tradición local, demostrando que las carreras populares siguen siendo uno de los mejores vehículos para fomentar la cohesión social y los hábitos de vida saludables. Entre ambas pruebas, la ciudad de Toledo demostró una vez más su capacidad para liderar el deporte de masas con propuestas diversas y complementarias.
En definitiva, el fin de semana deportivo ha dejado un legado importante: la confirmación de que el atletismo inclusivo no es una utopía, sino una realidad tangible que enriquece a toda la comunidad. La victoria de Pedraza y Beneyte, los récords de Magán y Aran, y la masiva participación en todas las pruebas configuran un panorama optimista para el futuro del deporte en la región. La apuesta de la ONCE por la accesibilidad y la visibilidad de las personas con discapacidad visual ha encontrado en Toledo el terreno perfecto para crecer y consolidarse.