La cena de Dabiz Muñoz en Hermanos Alba: tradición y vanguardia

El chef triestrellado visitó el emblemático restaurante malagueño tras la entrega de los Michelin y disfrutó de una carta clásica con una particular decisión personal

La noche del 25 de noviembre, tras la ceremonia de entrega de las Estrellas Michelín en Málaga, Juanma Alba, propietario del reconocido restaurante Hermanos Alba en el barrio de El Palo, recibió una llamada inesperada. Al otro lado del teléfono, nada menos que Dabiz Muñoz, el chef madrileño con tres estrellas Michelin, preguntaba con su característica espontaneidad: «¿Hasta qué hora me das de cenar?». La pregunta, aparentemente simple, anticipaba una velada que pasaría a los anales de la gastronomía local.

El encuentro se produjo en un contexto especial. Muñoz acababa de recoger en persona las distinciones para sus restaurantes DiverXO y StreetXO, y en lugar de celebrarlo con una cena de gala en un establecimiento de alta cocina, optó por la tradición marinera de uno de los enclaves más auténticos de la capital costasoleña. La elección no fue casual: Hermanos Alba representa desde hace décadas la esencia del pescado fresco y los sabores de la costa malagueña.

El establecimiento, regentado por la familia Alba, ha construido su reputación sobre la base de la calidad de sus materias primas y la honestidad en su preparación. No es un lugar de técnicas moleculares ni presentaciones escultóricas, sino de sabor directo, de respeto al producto. Precisamente esa filosofía llamó la atención de Muñoz, conocido por su creatividad desbordante pero también por su profundo respeto hacia la tradición culinaria bien ejecutada.

El menú que degustó el chef triestrellado fue una selección de los platos más emblemáticos de la casa. Comenzó con la ensaladilla rusa con quisquilla, una receta que ha cosechado premios y que destaca por la textura de su mayonesa, elemento que según los expertos marca la diferencia entre una buena y una excelente versión de este clásico. La quisquilla, pequeña pero intensa en sabor, aporta el toque salino que eleva el conjunto.

A continuación, Muñoz se dejó llevar por el mar. Primero unas coquinas, esas pequeñas almejas que son un lujo en la mesa andaluza, seguidas de unas cigalas de dimensiones generosas y textura firme. El plato principal fue un pescado a la plancha, cocinado con la sencillez que permite que el producto hable por sí mismo. Para finalizar el ciclo de sabores marinos, el chef probó unas angulas, un manjar que en Málaga se consume con devoción durante la temporada.

Pero el colofón de la cena, el broche que todo buen malagueño necesita, fue una fritura variada. En Hermanos Alba, este plato es casi una institución: pescaíto fresco rebozado en una masa ligera que no oculta sino que realza el sabor del interior. Una técnica que parece simple pero que requiere años de experiencia y aceite a la temperatura exacta.

Un detalle llamó la atención del personal: durante toda la comida, Muñoz no probó una sola gota de vino. La decisión, lejos de ser un capricho, responde a un compromiso personal que el chef hizo público hace un año. Por motivos de salud, abandonó el alcohol y ha transformado esta restricción en una oportunidad creativa. En DiverXO, su temple gastronómico, ahora ofrece maridajes sin alcohol que rivalizan en complejidad y sofisticación con las cartas de vinos tradicionales.

Esta elección personal refleja una tendencia creciente en la alta gastronomía: la oferta de experiencias inclusivas para quienes, por diversos motivos, no consumen bebidas alcohólicas. Muñoz ha sido pionero en este campo, creando infusiones, kombuchas y bebidas fermentadas que acompañan sus platos con la misma precisión que una gran etiqueta.

La historia no terminó con la cena. Una semana después, Juanma Alba y su equipo recibieron en el restaurante un paquete sorpresa: una caja con los nuevos turrones creados por Muñoz y una gorra de su marca. Un gesto que habla de la generosidad y el reconocimiento mutuo entre profesionales, más allá de la competencia o la jerarquía de estrellas.

Este encuentro entre dos universos culinarios aparentemente opuestos —la vanguardia desenfrenada y la tradición marinera— simboliza el estado actual de la gastronomía española: un ecosistema donde la excelencia no tiene un solo formato. Mientras DiverXO desafía los límites de la experiencia gastronómica con su estética casi performática, Hermanos Alba demuestra que la perfección también reside en la repetición diaria de lo clásico, en la selección del mejor producto y en el respeto al comensal.

Para Málaga, la visita de un chef de la talla de Dabiz Muñoz es un reconocimiento a su tejido gastronómico, muchas veces eclipsado por otras capitales culinarias. Que elija precisamente un barrio tradicional como El Palo y un restaurante familiar como Hermanos Alba envía un mensaje claro: la autenticidad y la calidad, cuando son reales, trascienden fronteras y estrellas. La pregunta «¿hasta qué hora me das de cenar?» se convierte así en un acto de humildad profesional, en la admisión de que, al final de la noche, lo que importa es sentarse a una buena mesa y disfrutar de lo que hacen bien los demás.

Referencias

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