Trump recibe el polémico Premio de la Paz de la FIFA en el sorteo del Mundial

El expresidente estadounidense fue galardonado durante la ceremonia del Mundial 2026, generando críticas por el carácter político del evento

La gala del sorteo para el Mundial de fútbol 2026, celebrada este viernes en Washington, dejó un momento que pasará a los anales por motivos ajenos al deporte. Donald Trump subió al escenario no solo como coprotagonista del evento que organizarán Estados Unidos, México y Canadá, sino como único homenajeado de una distinción inédita: el Premio de la Paz de la FIFA. La decisión de la organización rectora del fútbol mundial de otorgar este reconocimiento al controvertido líder republicano no pasó desapercibida y desató una oleada de reacciones inmediatas, algunas de ellas cargadas de ironía por parte de los periodistas que cubrían la ceremonia.

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, fue el encargado de entregar el galardón, acompañado de un discurso que elogió sin matices la trayectoria de Trump en materia de diplomacia. Infantino destacó lo que consideró una "acción extraordinaria" del magnate neoyorquino para fomentar la concordia global, citando una lista de supuestos logros que incluían desde los acuerdos de Abraham hasta conflictos que, según sus palabras, había contribuido a resolver. "Todos sufrimos por los niños que sufren, lloramos por las madres que sufren, todos queremos ver futuro", proclamó el dirigente suizo mientras Trump asentía a su lado, visiblemente complacido.

La ceremonia incluyó la proyección de un video que repasaba momentos seleccionados de la vida pública de Trump, presentándolo como un artífice de la paz internacional. El material, que algunos medios calificaron de hagiografía, mostró una cuidadosa selección de imágenes diseñadas para reforzar la narrativa de un estadista comprometido con la armonía mundial. Sin esperar a que nadie se lo colgara, el propio Trump se puso la medalla al cuello, gesto que fue ampliamente comentado en las redes sociales y en la propia retransmisión del evento.

Los comentaristas deportivos de RTVE no ocultaron su perplejidad ante lo que estaban presenciando. Marcos López, veterano periodista especializado en fútbol, no dudó en calificar el video de "pura hagiografía" y definió toda la ceremonia como una "ceremonia política a mayor gloria del presidente de EEUU". Sus palabras reflejaban el malestar de quienes esperaban un evento centrado en el deporte y se encontraron con lo que parecía un acto de propaganda política.

El contraste llegó con la intervención de su compañero Francisco José Caro, quien añadió una capa de ironía aún más aguda. Nada más anunciarse la concesión del premio, Caro apuntó que la FIFA le estaba entregando a Trump un "premio de consolación" tras no haber obtenido el Nobel de la Paz, distinción que el expresidente ha mencionado en múltiples ocasiones como uno de sus objetivos frustrados. Esta observación, dicha en directo, resume el sentir de muchos críticos que ven en este galardón un intento de suplir con un reconocimiento deportivo las aspiraciones políticas más ambiciosas del homenajeado.

El evento, que debía centrarse exclusivamente en el sorteo de las sedes y grupos del Mundial 2026, se convirtió durante buena parte de su duración en un mitin de carácter trumpista. La presencia de Trump en el escenario no era en sí misma controvertida, dado que Estados Unidos es uno de los tres países anfitriones, pero la decisión de crear una categoría especial de premio y otorgárselo exclusivamente a él desvió la atención del propósito deportivo. La ceremonia protocolaria se extendió más de lo previsto, con múltiples intervenciones que ensalzaron la figura del expresidente.

Tras el episodio del premio, Trump regresó al escenario acompañado de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum y el primer ministro canadiense Mark Carney, los otros dos jefes de Estado de las naciones organizadoras. Juntos dieron inicio oficial al sorteo, aunque no sin antes presenciar otro acto protocolario que, una vez más, puso el foco en lo político antes que en lo deportivo. La imagen de los tres líderes juntos, con Trump portando visiblemente su medalla, será una de las fotos más comentadas de este evento.

La creación de este Premio de la Paz por parte de la FIFA plantea interrogantes sobre la línea que separa el deporte de la política. La organización, que ha intentado mantenerse al margen de posicionamientos políticos explícitos, ha abierto con esta decisión un debate sobre su imparcialidad y sobre los criterios que guían sus decisiones protocolarias. La elección de Trump como primer y único receptor de este galardón, en un contexto donde su legado político sigue siendo altamente divisivo, no parece una decisión neutra desde el punto de vista diplomático.

El Mundial 2026, que se disputará en 16 ciudades de los tres países de América del Norte, ya acumula polémica antes de que se juegue el primer partido. La ceremonia de sorteo, que debería haber sido una celebración del fútbol y de la unidad entre las naciones anfitrionas, ha terminado siendo recordada por un premio que muchos consideran innecesario y partidista. Los comentarios de los periodistas de RTVE reflejan una postura profesional que no se deja llevar por el discurso oficial, manteniendo la distancia crítica que el público espera de los medios de comunicación públicos.

La reacción en las redes sociales no se hizo esperar, con múltiples usuarios cuestionando la legitimidad de un premio que no existía hasta hace unas horas y que parece diseñado para una sola persona. La figura de Infantino, ya controvertida por sus vínculos con diferentes regímenes políticos, vuelve a estar en el centro de la polémica. Su relación personal con Trump, que ha sido pública y notoria, alimenta las sospechas de que este reconocimiento responde más a lealtades personales que a méritos objetivos en la promoción de la paz.

El legado de este premio quedará por ver. Es posible que la FIFA intente otorgarlo en futuras ediciones a otros líderes para normalizar la distinción y despolitizar su imagen, pero el estreno no pudo ser más controvertido. Para Trump, sin embargo, la jornada fue un éxito: volvió a ser el centro de atención internacional, recibió el reconocimiento que tanto ansiaba y lo hizo en un escenario que le permite seguir construyendo su narrativa de estadista global. Dormirá contento, efectivamente, mientras el mundo del fútbol debate si el precio de esta ceremonia ha sido demasiado alto para la credibilidad de la institución que lo rige.

Referencias

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