La selección marroquí de fútbol cumplió con los pronósticos y desplegó un juego contundente para imponerse por 3-0 a Emiratos Árabes Unidos en la penúltima instancia de la Copa Árabe FIFA. El encuentro, disputado en el Estadio Internacional Jalifa de Rayán en Catar, dejó claro el favoritismo del conjunto norteafricano, que ahora espera por su próximo adversario en la definición del certamen, programada para el próximo 18 de diciembre en el imponente Estadio de Lusail, escenario que también albergará la ceremonia inaugural del Mundial 2022 y que se presenta como una de las joyas arquitectónicas del deporte mundial.
El compromiso, correspondiente a las semifinales del torneo que reúne a las mejores selecciones del mundo árabe, atrajo la atención de miles de seguidores que colmaron las instalaciones cataríes. La expectativa era máxima, ya que Marruecos llegaba como uno de los grandes candidatos al título, mientras que Emiratos Árabes Unidos buscaba dar la campanada y avanzar a la instancia decisiva. La presencia de numerosos aficionados marroquíes residentes en Catar y de países vecinos convirtió el estadio en una verdadera fiesta del fútbol, con cánticos y banderas que animaron incesantemente a sus representantes. La comunidad marroquí en la península arábiga es numerosa y siempre muestra un apoyo incondicional.
Desde el pitido inicial, el duelo presentó un equilibrio táctico que favoreció inicialmente a los emiratíes, quienes plantearon una defensa sólida y bien estructurada para contener los embates de la potente ofensiva marroquí. Los primeros compases del compromiso transcurrieron sin mayores sobresaltos para el arco defendido por el portero visitante, quien vio con tranquilidad cómo sus centrales neutralizaban las aproximaciones rivales mediante una marcación cerrada y anticipaciones precisas. La línea de cinco defensores dispuesta por el entrenador emiratí logró frustrar los primeros intentos de los atacantes marroquíes, que se mostraban imprecisos en los metros finales y con dificultades para encontrar espacios.
Sin embargo, la tenacidad ofensiva de Marruecos encontró su premio a los 28 minutos de juego. Hamza El Moussaoui se lució con un preciso centro desde la banda izquierda que superó la línea defensiva emiratí. En el segundo palo, Karim El Berkaoui apareció como un verdadero artillero para conectar un cabezazo impecable que se coló en el fondo de la red, inaugurando el marcador y desatando la euforia en las gradas ocupadas por seguidores marroquíes. La jugada nació de una rápida transición desde el medio campo, donde los marroquíes demostraron su velocidad de ejecución y su capacidad para aprovechar los espacios laterales.
El tanto le dio aire a los dirigidos por su cuerpo técnico, quienes aprovecharon el impulso anímico para generar nuevas situaciones de peligro. En el minuto 35, el zaguero Soufiane Bouftini estuvo a centímetros de ampliar la ventaja con otro remate de cabeza que rozó el poste derecho, dejando entrever la superioridad aérea que Marruecos ejercía sobre su oponente. La pelota, tras el impacto, salió desviada por muy poco, manteniendo la tensión en el marcador pero confirmando el dominio territorial de los africanos. El balón pegó en el palo y rebotó hacia el campo, generando un suspiro de alivio en la defensa emiratí.
El descanso le sirvió a Emiratos Árabes Unidos para rearmar su estrategia y salir con renovadas energías en el complemento. Los pupilos del técnico visitante se volcaron con decisión sobre el área marroquí, buscando desnivelar mediante centros y disparos de media distancia. Esta reacción obligó al arquero El Mehdi Benabid a lucirse con dos intervenciones de gran nivel que mantuvieron intacta la ventaja. El guardameta demostró su categoría al desviar un remate cruzado en el 48' y al blocar un disparo de media distancia en el 55', mostrando reflejos excepcionales y una seguridad que transmitió confianza a sus compañeros de línea.
La más clara del conjunto emiratí llegó en el minuto 52, cuando Bruno -jugador que responde a ese nombre en la plantilla- conectó un potente cabezazo tras la ejecución de un tiro de esquina que impactó directamente en el travesaño. El balón rebotó hacia el campo, negando la igualdad a los asiáticos y manteniendo la ventaja mínima para el cuadro africano. La jugada generó lamentos en el banco de suplentes visitante, que veía escapar la oportunidad de igualar las acciones y volver a poner el partido en tablas. El entrenador emiratí gesticulaba desde su área técnica, consciente de que las oportunidades escaseaban y el tiempo jugaba en contra.
A pesar de este envión, la defensa marroquí se mostró infranqueable. Los centrales y laterales mantuvieron la compostura ante la desesperación rival, cerrando espacios y recuperando balones en zona de peligro. Con el paso de los minutos, la calidad individual y el mejor ritmo competitivo de Marruecos empezaron a hacer mella en un rival que se desgastó física y anímicamente en la búsqueda del empate. La entrada de refrescos en el medio campo marroquí ayudó a controlar el ritmo del encuentro y administrar las energías para la recta final, demostrando la profundidad de la plantilla y la capacidad del cuerpo técnico para leer el partido.
La sentencia llegó a los 84 minutos. Aprovechando un contragolpe letal, Aschraf El Mahdioui recibió un pase preciso en la frontal del área y definió con frialdad para establecer el 2-0. El tanto desmanteló por completo las aspiraciones emiratíes, que se vieron obligados a abrir aún más su formación en los instantes finales, lo que generó espacios que Marruecos supo explotar. La jugada fue una demostración de la velocidad de transición que caracteriza al equipo norteafricano, capaz de convertir una recuperación en gol en cuestión de segundos.
El cierre definitivo llegó en el tiempo añadido. Una jugada colectiva iniciada por la banda derecha terminó con el balón en los pies del experimentado Abderrazak Hamdallah, quien no perdonó dentro del área y firmó el 3-0 definitivo. El gol certificó el merecido pase a la final del torneo para una selección que demostró ser superior en todos los aspectos del juego, desde la posesión hasta la efectividad en ataque. Hamdallah, uno de los referentes del equipo, celebró con intensidad su contribución al éxito colectivo, reconociendo el esfuerzo de sus compañeros.
Con este resultado, Marruecos aguarda el ganador de la otra llave semifinal, donde Arabia Saudí y Jordania definirán el segundo clasificado. La final, a disputarse en el Estadio de Lusail, promete ser un espectáculo de primer nivel, con los norteafricanos como claros favoritos al título continental. La infraestructura catarí, preparada para el Mundial, ofrece un escenario de lujo para la definición del torneo. La capacidad del estadio supera los 80 mil espectadores.
El rendimiento exhibido por los Leones del Atlas confirma su condición de aspirante máximo a la corona. La combinación entre veteranía y juventud, sumada a un juego colectivo sólido, los posiciona como el equipo a batir. La afición marroquí ya sueña con levantar el trofeo en territorio catarí, donde una importante colonia de connacionales apoyará sin descanso. La victoria refuerza el proyecto de cara a futuros compromisos internacionales, incluidas las eliminatorias para la próxima Copa del Mundo.