El mundo del espectáculo despide a una de sus figuras más respetadas. Héctor Alterio ha fallecido este sábado en Madrid a la edad de 96 años, dejando un vacío imposible de llenar en la cultura hispanoamericana. La noticia, confirmada mediante un comunicado oficial de la productora Pentación Espectáculos, ha conmocionado tanto al sector artístico como al público que durante décadas admiró su talento.
El texto difundido por la familia expresa con claridad el sentir de los seres queridos: "Con profundo dolor queremos comunicaros que hoy, 13 de diciembre por la mañana, nos ha dejado Héctor Alterio". El mensaje resalta que el artista partió en paz, tras una existencia entregada por completo a dos pilares fundamentales: su familia y su vocación artística. Lo más llamativo, quizás, es que el actor permanecía activo profesionalmente hasta el día de su muerte, participando en la obra de teatro 'Una pequeña historia', un dato que subraya su inagotable pasión por el oficio.
Nacido en Argentina pero con una trayectoria indisolublemente ligada a España, Alterio representa un puente cultural entre ambos continentes. Su filmografía abarca títulos inolvidables del cine español, siendo 'Cría cuervos' uno de los más emblemáticos. A lo largo de su extensa carrera, acumuló reconocimientos de todo tipo, entre los que destaca el Goya de Honor que recibió en 2004 de manos de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Curiosamente, fue su propia descendencia quien recogió aquel premio: Malena y Ernesto Alterio, sus hijos, también consagrados intérpretes que hoy lloran la pérdida de su padre y maestro.
El adiós en persona se ha producido en un tanatorio de la capital, donde durante la tarde del sábado se congregaron las personas más cercanas al actor. Los hermanos Alterio han sido los anfitriones de este duelo colectivo, mostrándose visiblemente conmovidos pero agradecidos por el respaldo recibido.
Malena Alterio, conocida por su trabajo en series míticas como 'Aquí no hay quien viva', no ha podido contener la emoción al hablar de su progenitor. "Fue el mejor padre que se podía elegir en el mundo", declaró con voz quebrada por el pesar. Sus palabras pintaron el retrato de un hombre excepcional no solo en escena, sino en la vida privada: "Un hombre tan generoso, tan buen compañero, buen actor... nos deja un legado a nosotros y a la humanidad". La valoración de su legado trasciende lo personal para convertirse en un patrimonio colectivo.
Por su parte, Ernesto Alterio ha coincidido plenamente con su hermana. "Estamos digiriendo esta pena que nos va a acompañar siempre, pero felices por todo el cariño que nos están dando", manifestó el actor. Su discurso ha puesto de relieve la dualidad del duelo: la tristeza inevitable por la ausencia, pero también la gratitud por las muestras de afecto que están recibiendo de colegas, amigos y admiradores.
El tanatorio se ha convertido en un homenaje viviente al artista. Entre los rostros conocidos que se han acercado a dar el pésame, destacan figuras como Fernando Tejero, compañero inseparable de Malena en sus años de éxito televisivo; Juan Diego Botto, actor que comparte con los Alterio sus raíces argentinas; o la veterana Luisa Martín, entre otros nombres del panorama escénico nacional.
La familia de Ernesto Alterio también ha estado presente de manera significativa. El actor llegó al tanatorio acompañado de su actual pareja, la actriz y bailarina Ella Jazz. Momentos después, hacía acto de presencia Juana Acosta, su expareja durante quince años y madre de su hija. La cordialidad entre ambos, pese a la ruptura sentimental, ha quedado patente con la presencia conjunta en un momento tan delicado. Juana Acosta no ha asistido sola, sino con la hija que comparte con Ernesto, demostrando que la relación familiar se mantiene sólida más allá de los cambios en la vida personal.
Este detalle habla de la entereza de la familia Alterio-Acosta, capaz de mantener los vínculos afectivos en circunstancias complejas. La presencia de la niña en el funeral de su abuelo materializa la continuidad generacional que Héctor Alterio representaba.
La trayectoria del actor hispanoargentino comenzó cuando era muy joven, y se extendió durante más de siete décadas. Su capacidad para adaptarse a los cambios del sector, para mantenerse relevante en distintas épocas, habla de una versatilidad poco común. Desde el cine de autor hasta el teatro más contemporáneo, pasando por la televisión, Alterio demostró una solidez interpretativa que le convirtió en referente para múltiples generaciones de actores.
El hecho de que su último proyecto fuese una obra de teatro titulada 'Una pequeña historia' resulta poétamente simbólico. Pequeña en título, pero grande en significado, representaba el cierre de un ciclo vital dedicado a narrar historias humanas con una honestidad y una intensidad difíciles de igualar. Su compromiso con el arte escénico hasta el último aliento es un testimonio de vocación pura.
El impacto de su muerte se ha extendido rápidamente por las redes sociales y los medios de comunicación, generando una ola de reacciones que confirman el cariño y el respeto que despertaba. No solo se trata de un actor prolífico, sino de un hombre que supo construir puentes entre culturas, que representó con dignidad la diáspora argentina en España y que dejó una huella imborrable en cada personaje que interpretó.
Los Alterio, como familia artística, han demostrado una unidad emocional que honra la memoria del patriarca. Malena y Ernesto no solo han heredado su talento, sino también su capacidad para conectar con el público y con los compañeros de profesión. Las declaraciones de ambos reflejan una educación basada en valores como la generosidad, el trabajo bien hecho y la humildad, cualidades que Héctor inculcó tanto en su vida privada como en su práctica artística.
El duelo colectivo que se vive en el tanatorio madrileño es, en realidad, un reflejo del duelo nacional. España pierde a uno de sus actores más queridos; Argentina, a uno de sus hijos más ilustres. Y el mundo cultural, a un referente intemporal cuyo legado perdurará en las películas, las series y, sobre todo, en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de verle actuar o de conocerle personalmente.
La presencia de figuras como Juan Diego Botto, que comparte origen y oficio, simboliza la continuidad de esa tradición argentino-española que Alterio encarnó tan brillantemente. Botto, al igual que los hermanos Alterio, representa una nueva generación que ha bebido directamente de la savia de maestros como Héctor.
En definitiva, la despedida a Héctor Alterio no es solo un adiós a un actor de 96 años, sino el cierre de una era artística. Una era donde la profesionalidad, la pasión y la entrega total eran la norma. Sus hijos, con su elegancia y su fortaleza, están siendo los portavoces de un agradecimiento colectivo. El cariño que reciben es, en realidad, el cariño que su padre sembró a lo largo de casi un siglo de vida.
El legado de Alterio queda garantizado no solo en su extensa obra, sino en los valores que transmitió a su familia y a sus discípulos. Esa generosidad que Malena mencionaba, esa pasión que Ernesto destacaba, son los verdaderos tributos que perdurarán cuando las cámaras dejen de grabar y los telones se bajen definitivamente.