La NBA al límite: ¿el ritmo está destrozando a sus estrellas?

Steve Kerr alerta sobre el desgaste físico de los jugadores por un calendario más intenso y un juego más rápido que nunca.

La NBA está viviendo una ola de lesiones que afecta a sus figuras más destacadas, y no es casualidad. Según Steve Kerr, entrenador de los Golden State Warriors, el problema radica en un calendario más exigente y un ritmo de juego que ha alcanzado niveles nunca vistos. Con estrellas como Jayson Tatum, Tyrese Haliburton, Damian Lillard y Dejounte Murray fuera por roturas del tendón de Aquiles, y otros como Kyrie Irving, Victor Wembanyama o Giannis Antetokounmpo lidiando con lesiones musculares o en la ingle, la situación empieza a ser preocupante.

Kerr, con 15 temporadas como jugador y más de una década como entrenador en la liga, no duda en señalar que el problema no es la suerte, sino la estructura del calendario y la intensidad del juego moderno. "No sólo no hay tiempo de recuperación, sino que tampoco hay tiempo para entrenar", lamenta. Su equipo acaba de completar una gira de seis partidos por el Este, jugando 12 de sus primeros 17 encuentros fuera de casa. Durante esa semana y media, los Warriors no realizaron ni un solo entrenamiento. "Solo partido tras partido. Sin descanso, sin preparación", explica.

La liga ha intentado mitigar el problema eliminando algunas noches de partidos consecutivos, pero según Kerr, eso no ha resuelto nada. "Antes jugábamos cuatro partidos en cinco noches. No era ideal, pero luego teníamos cuatro días entre partidos. Podíamos descansar uno y entrenar bien un par de veces. Ahora eso es imposible", señala. El calendario actual no deja margen para la recuperación física ni para la preparación táctica, lo que aumenta el riesgo de lesiones.

Y no es sólo el calendario. El ritmo del juego ha aumentado drásticamente. Según datos de ESPN, los jugadores recorren en promedio 55,2 kilómetros por partido esta temporada, a una velocidad media de 7,1 km/h. Estas cifras son las más altas desde que se comenzó a registrar el movimiento de los jugadores en la temporada 2013-2014. "Nuestro cuerpo médico cree que el desgaste, la velocidad, el ritmo y la acumulación de kilómetros están influyendo en estas lesiones", afirma Kerr.

Este desgaste es aún más evidente en equipos con jugadores veteranos. En los Warriors, Draymond Green (35), Jimmy Butler (36), Stephen Curry (37) y Al Horford (39) son piezas clave, pero también más vulnerables a las lesiones por el desgaste acumulado. "No podemos seguir así. El cuerpo humano tiene límites", añade Kerr, quien ha sido siempre partidario de reducir la temporada regular de 82 a 72 partidos. "Eso implicaría pérdidas económicas, pero también podría salvar la salud de nuestros jugadores y prolongar sus carreras", argumenta.

La NBA, que se ha presentado históricamente como una liga cuidadosa con la salud de sus atletas, ahora enfrenta una encrucijada. Por un lado, el espectáculo y los ingresos dependen de partidos intensos y estrellas en acción. Por otro, el bienestar físico de los jugadores está en juego. Las lesiones no solo afectan a los equipos, sino también a los aficionados, que pagan por ver a sus ídolos en la cancha.

La solución no es sencilla. Reducir el número de partidos podría aliviar la carga física, pero también impactaría en los ingresos de la liga y los equipos. Otra opción sería reestructurar el calendario para incluir más días de descanso entre partidos, especialmente durante las giras. También se podría limitar el ritmo de juego, aunque eso iría en contra de la tendencia actual hacia un baloncesto más rápido y dinámico.

Lo que sí está claro es que el problema no va a desaparecer solo. Las lesiones están aumentando, y no sólo entre los jugadores jóvenes, sino también entre los veteranos. La NBA debe tomar medidas antes de que el desgaste físico se convierta en una crisis estructural. Como dice Kerr, "no podemos seguir sacrificando la salud de nuestros jugadores por el espectáculo".

En un deporte donde la velocidad y la intensidad son cada vez más valoradas, es hora de preguntarse si el precio que se está pagando es demasiado alto. La salud de las estrellas no debería ser un costo colateral del entretenimiento. La liga tiene la responsabilidad de encontrar un equilibrio entre el espectáculo y el bienestar de sus atletas. Porque sin jugadores sanos, no hay juego.

Referencias