Laura Andrés, la talentosa pianista y compositora de Sabadell —ahora residente en Vilassar de Mar—, acaba de lanzar su cuarto álbum, Zero. Un trabajo que no solo marca un nuevo capítulo en su carrera, sino que también refleja un profundo proceso personal: un momento de reset, de pausa, provocado por un acontecimiento disruptivo. Ya sea una enfermedad, la pérdida de un ser querido o incluso quedarse sin empleo, este disco nace de la necesidad de reiniciar, de volver a empezar desde cero.
El título no es casual. El número cero, según Andrés, no tiene carga ni positiva ni negativa. Es un símbolo limpio, poético, ideal para iniciar un viaje de sanación. Y eso es exactamente lo que propone este álbum: una experiencia sonora que invita a respirar, a detenerse, a apreciar lo pequeño y a reconectarse con la vida. Un bálsamo musical para tiempos turbulentos.
A diferencia de sus trabajos anteriores —donde predominaban pianos Steinway y arreglos con violín, violonchelo o hang—, Zero se grabó con un solo instrumento: un piano de pared antiguo, de luthier, montado pieza a pieza. Un instrumento que revela sus entrañas: se oyen los martillitos, las mecánicas, los crujidos. Todo lo que normalmente se intenta ocultar en una grabación profesional. La intención era clara: crear la máxima proximidad con el oyente. Que quien escuche sienta que el piano está justo a su lado, como si fuera una conversación íntima.
Andrés se inspira en músicos como Nils Frahm y Olafur Arnalds, dos figuras clave en la escena contemporánea que también exploran la organicidad del sonido. ¿Hay una vibración nórdica en sus composiciones? “Es lo que me sale”, reconoce, aunque ella se define como absolutamente mediterránea en su carácter. La calidez, la introspección y la quietud que emanan sus piezas no son un intento de imitar, sino una expresión genuina de su estado emocional.
Una de las canciones más evocadoras del álbum se titula ‘Hygge’, un término danés y noruego que encapsula la idea de confort, calidez y bienestar. “Cuando ahí fuera hace frío y tú estás a gusto en casa, con la mantita”, explica Andrés con una sonrisa. Es un concepto que encaja perfectamente con el espíritu del disco: encontrar paz en lo cotidiano, en lo sencillo.
El álbum comienza con ‘Lamento’, una pieza profundamente triste, enraizada en la muerte de su padre. “Todo el disco es casi una premonición”, confiesa. Lo compuso en unos pocos días de marzo, y en septiembre su padre fallecía. A partir de ahí, las canciones se van transformando: de la tristeza, a la aceptación, a la reconexión con la vida. Es un recorrido emocional que no busca la catarsis, sino la calma.
Una de las piezas, ‘Letter’, ha tenido un éxito inesperado en las plataformas digitales. Con más de un millón de escuchas —700.000 solo en Estados Unidos—, se coló en una lista de Apple Music llamada ‘Calma’. “¡Sí, somos esclavos del algoritmo!”, bromea Andrés. Reconoce que no tiene control sobre estos fenómenos: “El algoritmo detecta que esa canción tiene más escuchas y la coloca allí. ¡Ojalá todas mis canciones estuvieran en listas! Pero no puedes hablar con nadie. Ni sabes de quién depende”.
Andrés es una artista autogestionada, lo que significa que lleva sola las riendas de su carrera: desde la composición hasta la promoción, pasando por la producción y la distribución. Ha pasado por momentos de crisis existencial, en los que incluso consideró dejarlo todo y convertirse en guardia forestal. Pero la perseverancia es su norma. “¡Soy muy pe...”, dice, y se ríe, dejando la frase a medias. Pero no hace falta completarla: su trayectoria lo dice todo.
Este viernes, Laura Andrés ofrecerá dos conciertos en El Molino, ambos con las entradas agotadas. Un logro que refleja no solo su creciente popularidad, sino también la conexión emocional que ha logrado establecer con su público. En un mundo saturado de ruido, su música es un refugio. Un espacio donde el silencio y la pausa tienen valor.
Zero no es solo un álbum. Es una invitación. A detenerse. A escuchar. A sanar. A empezar de nuevo. Porque, como dice Andrés, el cero no es el final. Es el comienzo.