Un tercio de profesores en España sufre acoso de padres

Ansiedad, depresión y presión por notas: el informe 'Defensor del Profesor 2024-25' revela el deterioro emocional del docente español.

La profesión docente en España atraviesa una crisis profunda, no solo por los desafíos dentro del aula, sino también por la creciente presión y agresividad que ejercen algunos padres. Según el informe 'Defensor del Profesor 2024-25', elaborado por el sindicato ANPE, uno de cada tres docentes ha sufrido en el último año agresiones, acoso o faltas de respeto por parte de las familias de sus alumnos. Esta realidad está generando un impacto emocional severo en el colectivo docente, con cifras que superan las del año anterior.

El estudio, presentado recientemente, revela que el 71,3% de los profesores atendidos mostraron síntomas de ansiedad, mientras que un 17,3% tuvo que solicitar baja médica y un 11,7% desarrolló depresión. Estos datos reflejan un deterioro progresivo de la salud mental del profesorado, que se ve cada vez más desbordado por la combinación de sobrecarga laboral, falta de apoyo institucional y conflictos con las familias.

Entre los problemas más frecuentes, destacan las faltas de respeto (30,3%) y las falsas acusaciones (28,5%), seguidas de dificultades para impartir clase (17,3%) y casos de acoso (16%). También son comunes las amenazas (12%) y las denuncias ante la inspección educativa (13,6%). En muchos casos, los padres ejercen presión directa para que se modifiquen las calificaciones de sus hijos, lo que pone en riesgo la integridad académica y la autonomía profesional del docente.

La situación se agrava por factores estructurales como la sobrecarga burocrática, el aumento del alumnado con necesidades educativas especiales y la elevada tasa de interinidad, que oscila entre el 21% y el 35% en algunos centros. Estos elementos contribuyen a un entorno laboral insostenible, donde los docentes se sienten desprotegidos y desvalorizados.

Además, la llegada de la Inteligencia Artificial y la creciente diversidad del alumnado —con más estudiantes migrantes y con dificultades lingüísticas— añaden nuevas capas de complejidad a la labor docente. A esto se suma un cambio cultural en las familias: muchos padres adoptan un rol sobreprotector, interviniendo de forma excesiva en la vida escolar de sus hijos, lo que genera tensiones innecesarias.

En cuanto a la violencia en las aulas, el informe también señala un aumento preocupante. Un 7,1% de los docentes ha sufrido agresiones físicas por parte de estudiantes, y un 5% ha denunciado casos de ciberacoso. Los profesores de Secundaria y Formación Profesional son los más afectados por conflictos con los alumnos, mientras que en Infantil y Primaria, los problemas suelen originarse en las familias.

La presión por mejorar las notas se ha convertido en una de las principales fuentes de conflicto. Muchos padres exigen resultados académicos inmediatos, sin considerar el proceso educativo ni las limitaciones del estudiante. Esta actitud no solo desvirtúa el propósito de la evaluación, sino que también genera un ambiente de tensión constante en el aula.

El informe subraya que la situación actual no es sostenible. Los docentes necesitan un marco de protección más sólido, con mecanismos claros para denunciar abusos y recibir apoyo psicológico. Además, se requiere una mayor concienciación social sobre el papel del profesor como profesional, no como proveedor de servicios a demanda.

La solución pasa por una reforma educativa integral que aborde tanto las condiciones laborales del profesorado como la relación con las familias. Es necesario fomentar una cultura de respeto mutuo, donde los padres entiendan que la educación es un proceso colaborativo, no una negociación de resultados. También se debe reforzar la formación en habilidades socioemocionales tanto para docentes como para familias, para prevenir conflictos y promover entornos escolares saludables.

En definitiva, el informe 'Defensor del Profesor 2024-25' es una llamada de atención urgente. Si no se toman medidas concretas, el deterioro emocional del profesorado continuará escalando, con consecuencias negativas para la calidad de la educación y el bienestar de toda la comunidad escolar. Los docentes no pueden seguir siendo los eslabones más débiles de un sistema que depende de su compromiso y dedicación.

Referencias