El púgil japonés Naoya Inoue ratificó por qué es considerado uno de los mejores boxeadores libra por libra del planeta al imponerse con autoridad al mexicano David Picasso mediante decisión unánime, en un combate que tuvo lugar en la capital saudita, Riad, y que le permitió retener su título mundial supergallo.
El duelo, que se configuró como el evento estelar de una velada boxística de primer nivel, dejó claro el dominio técnico y táctico del monarca oriental, quien supo administrar su amplio repertorio ofensivo para neutralizar las embestidas de su rival latinoamericano. Aunque el combate no concluyó con un nocaut, la superioridad de Inoue quedó patente en cada uno de los asaltos.
Desde el primer campanazo, el campeón nipón estableció su ritmo, conectando golpes precisos desde diversos ángulos y manteniendo una defensa casi impenetrable. Picasso, fiel a su espíritu guerrero, intentó replicar con combinaciones de poder, pero se topó con una muralla táctica que le resultó insalvable. La experiencia del monarca en escenarios de máxima exigencia se manifestó en cada intercambio, donde su capacidad de lectura del combate superó con creces la del joven retador.
Las tarjetas oficiales reflejaron de manera contundente el dominio ejercido por Inoue. Los tres jueces presentes en el recinto saudita otorgaron puntuaciones de 119-109, 120-108 y 117-111, todas a favor del monarca japonés. Estos números no solo certifican la victoria, sino que también evidencian la escasa resistencia que pudo ofrecer Picasso ante la maquinaria boxística de su oponente.
El invicto que asusta
Con este triunfo, Naoya Inoue, conocido en el mundo del boxeo como "El Monstruo", extiende su récord profesional a 31 victorias, ninguna derrota y ningún empate, con 27 de esos triunfos resueltos antes del límite. Esta estadística no solo habla de su poder de pegada, sino también de su consistencia y capacidad de adaptación frente a diferentes estilos.
El oriundo de Zama, Japón, se ha consolidado como campeón indiscutido en dos categorías: gallo y supergallo. Su capacidad para moverse entre divisiones sin perder efectividad lo convierte en una rareza en el pugilismo contemporáneo. Los analistas coinciden en que su combinación de velocidad, potencia y precisión técnica lo sitúa en la élite absoluta del deporte mundial.
La proyección de Inoue va más allá de sus títulos actuales. A sus 31 años, se encuentra en su mejor momento físico y técnico, lo que abre debates sobre su posible ascenso a categorías superiores o la búsqueda de supercombates contra otros monarcas. Su marca personal trasciende fronteras, convirtiéndolo en un atractivo global para promotores y televisiones.
La perspectiva de Picasso
A pesar del resultado adverso, el desempeño de David Picasso no pasó desapercibido para los expertos. Enfrentarse a un campeón de la talla de Inoue representa una escuela de boxeo en sí misma, y el mexicano de 26 años demostró valentía al no replegarse ante la adversidad. Su actitud combativa y disposición a intercambiar golpes con el mejor libra por libra del mundo hablan de un potencial que aún puede desarrollarse.
El retador azteca, consciente de la magnitud del reto, salió al ring dispuesto a dar la sorpresa. Aunque sus intentos de presionar al campeón en determinados momentos del combate fueron breves, mostró una capacidad de resistencia que le permitió llegar al final de los doce asaltos. Esta experiencia internacional, en un escenario tan exigente como Riad, servirá como capital formativo para su carrera profesional.
El boxeo mexicano tiene una tradición de forjar campeones tras caer ante rivales de élite. Picasso cuenta con la edad y el tiempo necesarios para procesar esta lección, pulir detalles defensivos y mejorar su lectura de combates de alto nivel. La valentía demostrada al no evitar el enfrentamiento directo con Inoue marca el carácter de un púgil dispuesto a crecer.
Un escenario de lujo
La elección de Riad como sede de este combate no es casual. Arabia Saudita ha invertido fuertemente en convertirse en un destino premium para el deporte de élite, y el boxeo no es la excepción. El recinto donde se llevó a cabo la función ofreció instalaciones de primer nivel y un ambiente propicio para que los púgiles mostraran su mejor versión.
Para Inoue, esta victoria en territorio saudita refuerza su status como atracción global. Su capacidad para generar interés más allá de las fronteras asiáticas demuestra que su marca personal trasciende culturas y continentes. El público presente, aunque mayoritariamente árabe, reconoció la maestría del campeón con ovaciones que validaron su dominio.
La estrategia saudita de diversificar su economía a través del deporte encuentra en el boxeo un aliado perfecto. Eventos como este posicionan al país como anfitrión capaz de organizar funciones de máximo nivel, atrayendo figuras consolidadas y retadores emergentes por igual.
Análisis técnico del combate
Desde el punto de vista táctico, Inoue desplegó un boxeo de alto nivel. Su jab funcionó como herramienta de control del espacio, mientras que sus ganchos al cuerpo minaron la resistencia de Picasso progresivamente. La movilidad lateral del japonés evitó que el mexicano estableciera un ritmo cómodo, forzándolo a perseguir sombras en múltiples ocasiones.
La defensa de Inoue, basada en desplazamientos sutiles y una guardia compacta, resultó impenetrable para la mayoría de los intentos ofensivos de Picasso. Cuando el retador lograba acercarse, el campeón respondía con contragolpes certeros que disuadían cualquier intento de presión sostenida.
El trabajo de piernas del monarca nipón fue otro factor determinante. Su capacidad para cambiar de ángulo rápidamente y atacar en movimiento creó constantes problemas defensivos a su rival. Picasso, por su parte, mostró buena resistencia física pero careció de la variabilidad técnica necesaria para inquietar a un campeón de tal calibre.
El futuro de ambos púgiles
Para Naoya Inoue, el horizonte se mantiene brillante. Con 31 años, se encuentra en su mejor momento físico y técnico. Los fanáticos del boxeo ya especulan sobre posibles supercombates, especialmente contra otros monarcas de diferentes divisiones. Su objetivo inmediato parece ser la unificación total del supergallo, aunque no se descarta un salto a las 126 libras en un futuro próximo.
David Picasso, por su parte, deberá regresar a los gimnasios con lecciones valiosas. La experiencia adquirida en Riad le servirá para pulir detalles en su defensa y mejorar su capacidad de lectura de combates de élite. A sus 26 años, tiene tiempo suficiente para reagruparse y ascender en el ranking mundial. Muchos púgiles mexicanos han forjado su legado tras caer ante campeones invictos, y Picasso tiene la oportunidad de seguir ese camino.
El boxeo mundial sigue de cerca cada paso de Inoue, mientras que México espera que Picasso convierta esta lección en la base de una carrera exitosa. La noche de Riad, en definitiva, dejó en claro que la grandeza se mide no solo por los triunfos, sino también por la capacidad de aprender de las derrotas.
Impacto en el boxeo mundial
La victoria de Inoue refuerza el dominio asiático en las categorías menores del boxeo profesional. Japón, en particular, ha producido campeones de calidad que han trascendido fronteras. La promoción de este combate en Arabia Saudita también señala una tendencia creciente de llevar el boxeo de élite a nuevos mercados, alejándose de los tradicionales centros de Las Vegas o Nueva York.
Para el boxeo mexicano, la derrota de Picasso, aunque dura, no representa un golpe definitivo. La escuela azteca sigue siendo una de las más respetadas mundialmente, y su representante demostró que puede competir en el más alto nivel, aunque le falte pulido técnico para superar a un campeón de la envergadura de Inoue.
La globalización del boxeo encuentra en eventos como este su mejor expresión. Campeones de Japón, retadores de México y sede en Arabia Saudita conforman un triángulo que refleja la nueva era del pugilismo, donde las fronteras geográficas se diluyen frente al interés común por el deporte rey de las artes marciales.
Conclusión
El combate entre Naoya Inoue y David Picasso en Riad quedará registrado como otra exhibición más del dominio del "Monstruo" japonés sobre el supergallo. La victoria por decisión unánime no solo mantiene su invicto, sino que también refuerza su candidatura como el mejor boxeador libra por libra de la actualidad.
Para el mexicano, esta experiencia internacional, aunque amarga en resultado, representa un capital invaluable para su desarrollo profesional. La valentía de enfrentar al mejor y la capacidad de completar los doce rounds hablan de un corazón campeón que, con el trabajo adecuado, podrá traducirse en éxitos futuros.
El boxeo mundial sigue de cerca cada paso de Inoue, mientras que México espera que Picasso convierta esta lección en la base de una carrera exitosa. La noche de Riad, en definitiva, dejó en claro que la grandeza se mide no solo por los triunfos, sino también por la capacidad de aprender de las derrotas.