Once años han pasado desde que José Fernández-Pacheco Gallego, artísticamente conocido como Josie, se convirtió en el artífice visual de las Campanadas de Año Nuevo de Antena 3. Su colaboración con Cristina Pedroche ha trascendido la mera moda para convertirse en un fenómeno cultural que genera expectación, debate y, sobre todo, un mensaje detrás de cada atuendo.
En esta undécima edición, el diseñador se enfrenta a un reto especial: un look que, según adelantó la propia presentadora, cerrará un ciclo en la historia de este evento televisivo. Un proyecto que ha exigido no solo creatividad, sino también una negociación intensa con la protagonista.
El proceso creativo: de la idea al vestuario
El nacimiento de cada estilismo comienza meses antes de las uvas. Josie confiesa que el proceso de conceptualización para 2025 ha sido excepcionalmente largo. «Ha sido muy extenso el periodo de propuesta por mi parte, y de mentalización por parte de Cristina. Nunca en doce años habíamos enfrentado algo así», revela el creativo.
La resistencia inicial de Pedroche no desanimó al estilista. «Dura, pero con mucha paciencia», resume la negociación. Su convicción radicaba en conocer a la perfección a la presentadora: «Sabía que aceptaría porque es muy valiente, muy receptiva a cambios y desafíos estéticos. Por eso ha alcanzado el éxito y ha creado un evento que es único».
Este año, el trabajo ha sido tan personal que Josie ha llegado a coser parte del diseño con sus propias manos, un detalle que subraya la implicación emocional y profesional en este proyecto que «cierra una etapa».
Más que moda: una herramienta de comunicación
Lo que comenzó como un mero ejercicio de estilo ha evolucionado hasta convertirse en un instrumento de reivindicación social. Cada año, el look de Pedroche porta una causa. El anterior, un vestido elaborado con leche materna para visibilizar la maternidad. En 2023, un diseño con plantas vivas defendió la importancia del agua. Y en 2022, un traje blanco customizado por refugiados unió moda y derechos humanos.
Josie, sin embargo, mantiene los pies en la tierra: «Solo es moda, no estamos cambiando la vida de nadie». Esta frase resume su filosofía: el evento debe entenderse como un juego creativo, no como una carga existencial. «Es algo entre ella y yo, tiene que ser divertido, que apetezca lucharlo ante los ojos de millones de espectadores», añade.
Aunque reconoce la presión temporal —el diseño debe estar terminado el 15 de diciembre cada año—, el estilista desdramatiza la responsabilidad. «No hay presión porque no estamos cambiando el mundo, pero sí generando conversación».
La evolución de un fenómeno televisivo
El primer estilismo fue fruto de las tendencias de la época. Once ediciones después, se ha consolidado como un evento de comunicación masiva. «Ha evolucionado de la moda de entonces a una herramienta de comunicación masiva», analiza Josie, quien celebra no haber abandonado el proyecto en los momentos más complicados.
El reconocimiento profesional le ha llegado tarde pero con fuerza. «A día de hoy es un privilegio que muchos profesionales querrían tener», admite. La clave ha sido la transformación constante y la capacidad de sorprender sin perder la esencia.
Fans, críticas y haters: la otra cara del éxito
La exposición millonaria conlleva inevitablemente la polarización de opiniones. Josie lo asume con naturalidad: «A los fans del evento les va a encantar y, por supuesto, los 'haters' se pondrán morados». Esta dualidad forma parte del fenómeno.
Las críticas, sin embargo, no le pasan desapercibidas. «El primer año lo sufrí mucho, no entendía nada», reconoce. Con el tiempo ha desarrollado una coraza profesional: «Han pasado once años más y realmente lo asumo como parte del evento». Ahora distingue entre comentarios constructivos y simples descalificaciones, asimilando ambos como indicadores de impacto.
2025: el fin de una era
Aunque el secreto del diseño se guarda bajo llave hasta el 31 de diciembre, Josie anticipa que este año será especialmente significativo. La presentadora ya ha avanzado que marcará el cierre de un ciclo, lo que ha elevado la expectación a niveles máximos.
El objetivo, como siempre, es comunicar más allá de la estética. Trascender la superficie visual para depositar un mensaje en la conciencia colectiva. ¿El reto? Hacerlo sin perder la esencia lúdica que ha definido el proyecto desde sus inicios.
El estilista trabaja actualmente en los últimos detalles, sabiendo que cada puntada, cada elección de material, cada referencia simbólica será analizada, comentada y debatida durante horas. Y eso, precisamente, es la victoria: generar diálogo a través del diseño.
El legado de un desafío anual
Once ediciones después, el trabajo de Josie con Cristina Pedroche ha demostrado que la moda en televisión puede ser entretenimiento con profundidad. Ha convertido un simple cambio de vestuario en un acto cultural esperado por millones.
Su filosofía desenfadada —«solo es moda»— contrasta con el impacto real de su trabajo: visibilizar causas, iniciar conversaciones y desafiar convenciones. Esa dualidad, quizás, sea el secreto de su longevidad.
Cuando las campanas del 2025 den paso al nuevo año, millones de espectadores no solo contarán las uvas, también esperarán el desvelamiento de un look que, una vez más, intentará trascender el mero vestuario. Y Josie, con su mezcla de humildad profesional y ambición creativa, seguirá siendo el cerebro que da forma a esa ilusión colectiva.