Laura Gallego vuelve a ser noticia por sus declaraciones sin filtro. En una nueva entrevista en el podcast 'Silla de Enea', la artista ha cargado contra Vicky Martín Berrocal con unas palabras que han encendido las redes sociales. La cantante, conocida por su carácter directo, no ha dudado en expresar abiertamente su opinión sobre la diseñadora, cuestionando tanto su trayectoria mediática como su actitud.
La conversación, conducida por J. Manuel Peña, ha servido a Gallego para desmentir cualquier tipo de vínculo estrecho con Martín Berrocal. "Nunca hemos tenido una relación cercana", ha dejado claro desde el primer momento. Según sus palabras, la ausencia de la diseñadora de ciertos espacios televisivos no ha supuesto ningún vacío para el sector. "Nadie la ha echado de menos", ha sentenciado, remarcando que el compañerismo que existe en el mundo del espectáculo no pasa por figuras como ella.
Gallego insiste en que su carrera se ha construido sobre bases propias, sin necesidad de apoyos externos ni de reforzar su imagen a través de conexiones mediáticas. "Con esta personalidad no quería llorarle a nadie ni vivir de nadie", ha manifestado, subrayando su independencia artística y personal. Para la intérprete, la autenticidad no se consigue con exposición constante, sino con trabajo y coherencia. Esta postura refleja una filosofía de vida donde la autosuficiencia y la integridad profesional están por encima de la visibilidad a cualquier precio.
Uno de los momentos más intensos de la entrevista llega cuando aborda el tema del físico. Gallego, que ha experimentado cambios drásticos a lo largo de su vida, habla con conocimiento de causa. "He sido la más gorda, la más flaca, la más fea y luego la más guapa", reconoce sin tapujos. Esta experiencia le ha dado una perspectiva clara sobre los juicios basados en la apariencia y la superficialidad que domina ciertos ámbitos.
Su mensaje es contundente: "No te puedes meter con mis hechuras si eres una gorda acomplejada". Con esta frase, la artista no solo se defiende de posibles críticas, sino que lanza una reflexión más profunda sobre la hipocresía que a menudo se esconde detrás de los comentarios sobre el cuerpo ajeno. Considera especialmente grave que estas actitudes se den entre mujeres, donde debería existir solidaridad en lugar de competencia destructiva. La cantante defiende que el cuerpo no debe ser utilizado como arma arrojadiza y que la aceptación personal es el primer paso para dejar de juzgar a los demás.
El discurso de Gallego apunta a que quien critica el físico de otras personas suele proyectar sus propias inseguridades. Esta idea, aunque controvertida, ha resonado en muchos sectores que abogan por un cambio en la forma en que las mujeres se relacionan entre sí en el espacio público. Para la artista, el empoderamiento pasa por la autocrítica y la empatía, no por la demolición del otro.
Otro de los puntos que ha encendido la polémica es su opinión sobre la insistencia de los medios en vincular a Vicky Martín Berrocal con El Cordobés. El matrimonio entre ambos duró escasamente dos días, pero sigue apareciendo en titulares dos décadas después. "Cuentan la boda como si hubiera durado un mes y medio", ironiza Gallego, cuestionando la coherencia de un relato que no se ajusta a la realidad y que perpetúa una imagen distorsionada.
Para la artista, este recurso periodístico responde a una lógica comercial: "vende más". Sin embargo, le parece desproporcionado que se siga explotando una anécdota tan breve cuando Martín Berrocal lleva más de veinte años con otra pareja. Gallego considera que esta práctica reduce la identidad de una persona a un capítulo efímero de su vida, ignorando todo lo construido posteriormente. La cantante ve en este fenómeno un síntoma de la cultura del sensacionalismo, donde el pasado siempre pesa más que el presente.
La artista también ha criticado el discurso público de la diseñadora, que, según su percepción, se centra en repetir constantemente los mismos episodios personales. Este ciclo, opina Gallego, acaba resultando agotador y carente de profundidad. Para ella, la verdadera autenticidad no se mide por la frecuencia con la que se comparten detalles íntimos, sino por la honestidad y la consistencia en el mensaje. La diferencia entre ambas parece radicar en la concepción de la fama: mientras una apuesta por la exposición continua, la otra defiende la reserva y el trabajo silencioso.
Las palabras de Laura Gallego han generado un intenso debate en redes sociales. Mientras algunos usuarios aplauden su valentía y su defensa del empoderamiento femenino, otros consideran que sus declaraciones son un ataque innecesario. La polémica ha reavivado el interés por la relación entre ambas figuras públicas, aunque la propia Gallego insiste en que nunca existió tal vínculo. Esta contradicción entre la percepción pública y la realidad personal es precisamente lo que la cantante cuestiona.
La entrevista en 'Silla de Enea' confirma una vez más el carácter irreverente de la artista, que no duda en cuestionar los códigos del mundo del espectáculo. Su postura refleja una visión crítica de la industria, donde la exposición mediática a menudo prima sobre el talento y la coherencia. Gallego defiende una carrera basada en el trabajo constante y la independencia, lejos de las redes de influencia que, según ella, caracterizan a otros personajes. Este modelo, aunque menos visible, le ha permitido mantener su autonomía creativa.
El debate sobre el físico y la autenticidad que ha desatado la cantante trasciende el ámbito personal para convertirse en una reflexión social relevante. En una época donde la imagen ocupa un lugar central, sus palabras invitan a cuestionar los estándares de belleza y las dinámicas de poder que se establecen a través del cuerpo. La frase sobre las "hechuras" se ha convertido en un lema para quienes defienden la aceptación y el respeto mutuo, generando discusiones sobre la toxicidad en las relaciones entre mujeres.
La polémica también pone de manifiesto la tensión entre dos modelos de fama: el de quien busca la permanencia en los medios a través de la repetición de su historia personal, y el de quien prefiere mantener un perfil más bajo centrado en la obra artística. Laura Gallego se sitúa claramente en el segundo grupo, criticando abiertamente el primero. Esta dicotomía refleja un cambio generacional en la concepción del éxito y la visibilidad.
En definitiva, la entrevista ha servido a la artista para desmarcarse de Vicky Martín Berrocal y para expresar su visión crítica sobre la industria del entretenimiento. Sus palabras, lejos de ser un simple desahogo personal, constituyen un alegato en favor de la autenticidad, el respeto y la independencia en un mundo donde estos valores a menudo se sacrifican en aras de la visibilidad. La polémica seguramente continuará, pero lo cierto es que Laura Gallego ha conseguido abrir un debate necesario sobre la cultura mediática actual.