Yo La Tengo celebra Hanukkah con siete noches de música y sorpresas en Nueva York

El icónico grupo de indie rock reúne a leyendas como Sun Ra Arkestra, Jeff Tweedy y Norah Jones en su tradicional festival neoyorquino

Los veteranos del indie rock norteamericano, Yo La Tengo, han vuelto a demostrar por qué su celebración anual de Hanukkah se ha convertido en uno de los eventos musicales más esperados de Nueva York. Durante ocho noches consecutivas, del 14 al 21 de diciembre, el mítico Bowery Ballroom acogió esta particular tradición que combina música en directo, invitados sorpresa y una causa solidaria.

La banda de Georgia Hubley, Ira Kaplan y James McNew ha convertido esta festividad judía, también conocida como el Festival de las Luces, en un punto de encuentro irrepetible para la comunidad musical neoyorquina. Lo más sorprendente del formato es que las entradas para los siete conciertos se agotaron en cuestión de horas, sin que el público conociera de antemano el cartel de cada noche. Esta política de máxima confidencialidad ha sido una de las señas de identidad del evento, generando una expectación que trasciende lo puramente musical.

Cada jornada contó con una distribución de CD-mixes elaborados por los propios artistas participantes, cuyos beneficios se destinaban a organizaciones sin ánimo de lucro como House Justice For All, AfrikanaoROCC NYC y otras entidades locales. La portada de uno de estos discos corrió a cargo del legendario dibujante de cómics Daniel Clowes, creador de obras icónicas del cómic independiente estadounidense.

Primera noche: la herencia de Sun Ra

La inauguración del festival no pudo tener un arranque más majestuoso. La Sun Ra Arkestra, la orquesta que perpetúa el legado del visionario del jazz cósmico, se unió a Yo La Tengo en el escenario. Bajo la dirección de Marshall Allen, quien a sus 101 años continúa al frente de esta institución viva del jazz, la velada se convirtió en un viaje sonoro sin precedentes. El humorista Jon Glaser completó el cartel de una noche donde sonaron reinterpretaciones de Jad Fair, Blue Oyster Cult, Ace Frehley, The Ronettes y Richard Hell, además de clásicos de Sun Ra y de la propia banda anfitriona.

Segunda noche: homenaje cinematográfico

La segunda velada estuvo dedicada al cineasta Rob Reiner, con un especial hincapié en su obra maestra del mockumentary rockero, "This Is Spinal Tap". Doug Martsch, líder de Built To Spill, fue uno de los invitados estrella, participando en versiones de R.E.M., The Velvet Underground y Bob Dylan. La noche se convirtió en una celebración de la intersección entre el séptimo arte y la música independiente.

Tercera noche: indie y comedia

El trío de rock alternativo Scrawl y la comediante Ana Gasteyer, conocida por su paso por Saturday Night Live, protagonizaron la tercera jornada. El repertorio incluyó versiones de The Hondells, Paul Revere & The Raiders y nuevas reinterpretaciones de The Velvet Underground, demostrando la versatilidad del formato.

Cuarta noche: folk y humor

La cuarta noche reunió a figuras del folk contemporáneo como Bonnie "Prince" Billy y Matt Berninger, vocalista de The National. El comediante Wyatt Cenac aportó su particular visión del humor a una velada donde predominaron los temas originales de Yo La Tengo, aunque también hubo espacio para versiones de P!nk y Fred Neil.

Quinta noche: voces únicas

Norah Jones, la sensación del jazz vocal contemporáneo, se unió a Nate Amos de This Is Lorelei y a las comediantes Patti Harrison y Clara O'Kane. Juntos exploraron el catálogo de Wilco, The Dixie Cups y Randy Newman, entre otros.

Sexta noche: la familia Tweedy

La noche más especial para los seguidores de Wilco llegó con la presencia de Jeff Tweedy, quien ya había participado en ediciones anteriores de 2010 y 2017. Acompañado de sus hijos Spencer y Sammy, Tweedy presentó material de su disco triple, además de versiones de Herman's Hermits y otros clásicos del pop británico.

Séptima noche: el broche de oro

La gran final corrió a cargo de la icónica cantautora Lucinda Williams, quien cerró el festival con un repertorio que incluyó temas de Grand Funk Railroad, Richard Hell, Ohio Express y, una vez más, The Velvet Underground.

Más allá de la mera celebración festiva, estos conciertos de Hanukkah han consolidado a Yo La Tengo como uno de los pilares de la escena independiente estadounidense. Su capacidad para reunir generaciones, estilos y disciplinas artísticas diferentes bajo un mismo techo demuestra el poder transformador de la música en vivo. La combinación de leyendas del jazz, estrellas del indie rock, comediantes y cantautores crea un tapiz cultural único que refleja la diversidad de la ciudad de Nueva York.

El éxito de esta iniciativa radica en su autenticidad. No se trata de un festival comercial, sino de una celebración genuina donde la improvisación y la sorpresa son los verdaderos protagonistas. Los asistentes no compran una entrada para ver a un artista específico, sino para formar parte de una experiencia colectiva e irrepetible. Este modelo ha inspirado a otras bandas a crear sus propias tradiciones, pero pocas han alcanzado el nivel de intimidad y respeto que Yo La Tengo ha cultivado durante años.

La presencia de figuras como Marshall Allen a sus 101 años simboliza la continuidad generacional que el festival promueve. Cada edición se convierte en un puente entre el pasado y el presente del rock, el jazz y el folk, demostrando que la música no entiende de edades ni fronteras. La participación de artistas tan diversos como Sun Ra Arkestra y Norah Jones en el mismo evento habla de la visión ecléctica de Yo La Tengo.

Desde sus inicios, estos conciertos de Hanukkah han sido un laboratorio de creatividad donde los artistas se sienten libres para experimentar lejos de las presiones comerciales. Las versiones que surgen en el Bowery Ballroom no buscan la perfección técnica, sino la conexión emocional con el público y la celebración del cancionero popular. Esta filosofía ha resonado especialmente en una época donde la industria musical cada vez valora más la autenticidad sobre la producción perfecta.

La ciudad de Nueva York, con su rica tradición musical y su diversidad cultural, proporciona el escenario perfecto para esta celebración. El Bowery Ballroom, una sala con décadas de historia en el Lower East Side, se ha convertido en el hogar temporal de esta tradición, aportando la intimidad y el carácter que el evento requiere. La relación simbiótica entre el lugar y el evento refuerza el carácter comunitario de la celebración.

A medida que el festival crece en popularidad, Yo La Tengo ha mantenido su esencia: una celebración íntima, sorprendente y profundamente humana. No hay patrocinadores corporativos, no hay transmisiones en directo masivas, solo música, comunidad y la magia de la improvisación. Esta pureza artística es lo que convierte a los conciertos de Hanukkah en un referente para aquellos que buscan experiencias musicales genuinas.

La edición de 2023 ha demostrado una vez más que la música en vivo sigue teniendo el poder de sorprender y unir. En una era dominada por el streaming y las experiencias digitales, Yo La Tengo ha creado un espacio analógico donde el valor reside en el momento presente. Cada noche es única, cada versión es irrepetible y cada asistente se convierte en parte de una tradición que trasciende la mera celebración religiosa para convertirse en un ritual cultural de la ciudad de Nueva York.

El futuro de estos conciertos parece asegurado, con una base de seguidores fieles que año tras año confían en la curaduría musical de la banda. La capacidad de Yo La Tengo para mantener el secreto, la calidad y el espíritu comunitario del evento es un testimonio de su integridad artística. Mientras sigan existiendo espacios como el Bowery Ballroom y bandas dispuestas a celebrar la música por el mero placer de hacerlo, tradiciones como esta seguirán iluminando las noches de diciembre en Nueva York.

Referencias

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