El invierno astronómico arranca con espectáculo celeste: meteoros, planetas y constelaciones

Descubre todos los fenómenos astronómicos que iluminarán el cielo durante la estación más corta del año, desde lluvias de estrellas hasta el perihelio terrestre

El próximo domingo 21 de diciembre, a las 16:03 hora peninsular, el hemisferio norte dará la bienvenida al invierno astronómico. Este momento marca el inicio de la estación más corta del año, que se prolongará durante 88 días y 23 horas hasta el equinoccio de primavera el 20 de marzo de 2026. A lo largo de este periodo, el cielo nocturno ofrecerá un auténtico festival de fenómenos celestes, desde lluvias de meteoros hasta alineaciones planetarias, pasando por el perihelio terrestre y espectaculares configuraciones estelares.

El inicio del invierno astronómico coincide con el solsticio de invierno, un evento que se produce cuando la Tierra alcanza el punto de su órbita donde el Sol presenta su máxima declinación sur. En esta configuración, nuestro astro rey alcanza su menor elevación sobre el horizonte al mediodía y describe en el cielo el arco más corto del año. Curiosamente, durante varios días la altura solar al mediodía parece permanecer invariable, de ahí el término latino solstitium, que significa literalmente "sol quieto".

Este fenómeno astronómico determina que el 21 de diciembre sea el día con menos horas de luz solar del año, aunque la duración exacta varía según la latitud geográfica. En la península ibérica, las diferencias son notables: mientras en Madrid contaremos con 9 horas y 17 minutos de sol, en localidades más septentrionales como A Coruña o Santander el día será aún más breve. Contrasta esta situación con la que experimentarán los habitantes del hemisferio sur, quienes celebrarán el solsticio de verano con el día más largo de su año.

Fenómenos celestes destacados del invierno 2025-2026

Durante los próximos tres meses, los aficionados a la astronomía podrán disfrutar de dos importantes lluvias de meteoros. La primera será la de las úrsidas, cuyo máximo actividad está previsto para el 22 de diciembre, apenas un día después del solsticio. Esta lluvia, originada por el cometa 8P/Tuttle, suele ofrecer una actividad moderada pero puede sorprender con estrellas fugaces espectaculares que cruzan el cielo en segundos.

La segunda cita meteorítica llegará con las cuadrántidas, una de las lluvias más intensas del año, que alcanzará su punto álgido el 3 de enero. Aunque el radiante de esta lluvia se encuentra en una constelación extinta, su actividad supera con creces la de muchas lluvias más conocidas, convirtiéndola en una cita ineludible para los observadores nocturnos que no teman al frío de la primera noche del año.

El invierno astronómico también contemplará tres lunas llenas: el 3 de enero, el 1 de febrero y el 3 de marzo. Cada una de ellas iluminará el paisaje invernal con su luz plateada, creando las condiciones perfectas para la observación de detalles en el terreno, aunque perjudicando la visibilidad de objetos de bajo brillo en el cielo. La luna de enero, conocida tradicionalmente como "luna de lobo", será especialmente espectacular.

En cuanto a eclipses, la temporada presentará dos eventos que, lamentablemente, no serán visibles desde territorio español. El 17 de febrero tendrá lugar un eclipse anular de Sol observable desde la Antártida, el océano Antártico y el sur del océano Índico. Días después, el 3 de febrero, se producirá un eclipse total de Luna que podrá contemplarse desde América, el este de Asia y Oceanía. Aunque nos quedaremos sin estos espectáculos, la abundancia de otros fenómenos compensará sobradamente esta ausencia.

Planetas y constelaciones que adornarán el cielo invernal

Las noches invernales, caracterizadas por su claridad y estabilidad atmosférica, ofrecen condiciones excepcionales para la observación astronómica. Durante esta estación, varios planetas del sistema solar protagonizarán el escenario nocturno con sus característicos destellos.

Saturno ya es visible en las primeras horas de la noche, y a comienzos de enero le acompañará Júpiter, el gigante gaseoso, que brillará con intensidad en el cielo meridional. Desde mediados de febrero, Venus, el lucero del alba, se sumará al despliegue planetario. Por su parte, Mercurio, el planeta más cercano al Sol, hará acto de presencia en el cielo vespertino a lo largo de todo febrero, ofreciendo una oportunidad excelente para su localización, aunque requerirá un horizonte despejado.

El firmamento invernal también exhibirá las constelaciones más brillantes del año. Orión, con su característico cinturón de tres estrellas y la supergigante roja Betelgeuse, dominará el cielo meridional. Tauro, con la estrella Aldebarán, y Can Mayor, portadora de Sirio, la estrella más brillante de todo el cielo nocturno, completarán el panorama estelar.

No podemos olvidar a Géminis, los gemelos, con las estrellas Castor y Pólux marcando su posición. La unión de estas estrellas con otras adyacentes forma el llamado hexágono de invierno, un asterismo característico de los anocheceres invernales que sirve como referencia celestial para orientarse en la bóveda estrellada. Esta configuración geométrica es uno de los elementos más distintivos del cielo de la temporada.

El perihelio: la Tierra más cerca del Sol

Uno de los eventos astronómicos menos conocidos pero más fascinantes del invierno es el perihelio, el momento de máximo acercamiento entre la Tierra y el Sol. Este año, el perihelio se producirá el 3 de enero, cuando nuestra planeta se sitúe a poco más de 147 millones de kilómetros de la estrella. Esta distancia es aproximadamente 5 millones de kilómetros menor que la que registraremos durante el afelio, el punto de máximo alejamiento, que tendrá lugar el 6 de julio de 2026.

Resulta paradójico que experimentemos el invierno cuando la Tierra está más próxima al Sol, pero esta aparente contradicción se explica por la inclinación del eje terrestre, que determina la distribución de la radiación solar sobre la superficie planetaria, y no por la distancia orbital. La inclinación de 23.5 grados es la verdadera responsable de las estaciones.

Invierno astronómico versus meteorológico

Es fundamental distinguir entre el invierno astronómico, basado en los solsticios y equinoccios, y el invierno meteorológico, que abarca los meses completos de diciembre, enero y febrero. Mientras el primero varía entre el 20 y 23 de diciembre según el año, el segundo es fijo y permite comparaciones climáticas estandarizadas entre diferentes años y regiones.

Esta clasificación meteorológica facilita el análisis de tendencias climáticas y la elaboración de estadísticas, ya que trabaja con períodos mensuales completos, evitando las variaciones de fechas propias del calendario astronómico. Ambos sistemas son válidos, pero responden a necesidades diferentes: la astronomía a los ciclos celestes, y la climatología a las tendencias térmicas.

Consejos para disfrutar del cielo invernal

Para aprovechar al máximo las noches invernales, es recomendable alejarse de las zonas urbanas con contaminación lumínica. Un lugar oscuro, con horizonte despejado y vestimenta adecuada para el frío, será el escenario perfecto. No se necesitan equipos sofisticados: a simple vista podrán contemplarse constelaciones, planetas y meteoros. Para los más entusiastas, unos prismáticos o un telescopio pequeño revelarán detalles fascinantes como las lunas de Júpiter o las fases de Venus. Recuerda consultar aplicaciones móviles de astronomía para identificar objetos fácilmente.

El invierno astronómico de 2025-2026 promete ser una temporada memorable para los amantes del cosmos. Con su combinación de fenómenos visibles, planetas brillantes y constelaciones míticas, el cielo nocturno ofrecerá un espectáculo gratuito y accesible para todos los que se atrevan a mirar hacia arriba en las frías noches invernales.

Referencias

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