El universo cinematográfico de DC ha dejado en el tintero numerosos proyectos a lo largo de los años, pero pocos han despertado tanta fascinación como la Liga de la Justicia Oscura que Guillermo del Toro intentó llevar a la gran pantalla. En una reveladora entrevista para el podcast "Happy Sad Confused", el aclamado director ha desgranado los pormenores de su ambiciosa propuesta, una visión que combinaba terror, magia y superhéroes de una manera nunca antes vista en el género.
El proyecto, conocido internacionalmente como Justice League Dark, representaba para del Toro la oportunidad de explorar las zonas más oscuras y sobrenaturales del universo DC. A diferencia de las adaptaciones convencionales de superhéroes, su enfoque privilegiaba el misterio y lo gótico, elementos que han definido su filmografía. La película, que nunca superó la fase de preproducción, permanecía como uno de los "qué hubiera pasado si" más codiciados por los aficionados, hasta que el propio cineasta decidió desvelar su contenido.
John Constantine como eje narrativo
La piedra angular de esta particular formación sería el célebre ocultista John Constantine. Del Toro concebía al personaje como el hilo conductor de la trama, aquel que reuniría a los miembros de este equipo heterodoxo. La elección no era casual: Constantine encarna perfectamente la dualidad entre lo mundano y lo mágico, un antihéroe con pies de barro capaz de enfrentarse a amenazas sobrenaturales sin perder su cinismo británico. El director consideraba que este personaje ofrecía el punto de entrada ideal para el público, un ser humano imperfecto en un mundo de dioses y monstruos.
El planteamiento narrativo de del Toro buscaba integrar a los personajes de forma orgánica, sin los artificiosos encuentros forzados que a menudo plaguan las películas de equipo. Según sus propias palabras, la historia "reunía a todos sin esfuerzo alguno", sugiriendo una trama donde las motivaciones de cada protagonista convergerían de manera natural hacia un objetivo común. Esta cohesión narrativa era, precisamente, uno de los aspectos que más orgullo le generaba como guionista.
Un elenco de lo más sobrenatural
Junto a Constantine, el director había seleccionado a los personajes más emblemáticos del universo mágico de DC. La Cosa del Pantano (Swamp Thing) ocuparía un lugar destacado, con una historia individual que exploraría su condición de guardián del Verde. Del Toro, conocido por su fascinación con los monstruos y la naturaleza, veía en este personaje una oportunidad única de mezclar ecología y horror fantástico.
Zatanna, la maga más poderosa de DC, completaría el trío central. Su presencia aportaría el elemento de espectáculo mágico, equilibrando la crudeza de Constantine con la elegancia de sus hechizos hablados al revés. La dinámica entre estos tres arquetipos —el brujo, el monstruo y la maga— prometía generar interacciones dramáticas de gran riqueza.
Sin embargo, el personaje que más detalles concretos ha desvelado del Toro es Deadman, el espíritu de un acrobata asesinado que puede poseer cuerpos ajenos. El director había diseñado para él secuencias de acción innovadoras donde el personaje saltaría de anfitrión en anfitrión durante una persecución, creando una coreografía caótica y visualmente única. Esta idea refleja la creatividad de del Toro para transformar limitaciones conceptuales en oportunidades narrativas.
Doug Jones: el actor fetiche para Deadman
En lo que respecta al casting, aunque el proyecto nunca llegó a audiciones formales, Guillermo del Toro tenía muy claro quién interpretaría a Deadman: Doug Jones. La colaboración entre ambos, ya consolidada tras trabajos conjuntos en "Hellboy" y "La forma del agua", hacía del actor la elección perfecta. Del Toro justificó esta preferencia argumentando que "sabía que físicamente podría encajar y conocía sus modos", aludiendo a la capacidad de Jones para transmitir emociones a través de intensivo trabajo corporal y caracterización.
La confianza mutua entre director y actor habría permitido explorar las complejidades de Deadman sin necesidad de explicaciones excesivas. Jones, maestro en dar vida a criaturas fantásticas, habría podido comunicar la tragedia y el humor negro del personaje mediante gestos y movimientos, reduciendo la dependencia del diálogo.
El encuentro inesperado con Batman
Uno de los momentos más sorprendentes del guión de del Toro involucraba un crossover con el Universo Batman. La secuencia, descrita con cariño por el director, mostraría a Deadman poseyendo a miembros de la Liga para infiltrarse en Ciudad Gótica con un objetivo peculiar: solicitarle a Batman que prestara un avión al equipo. Esta escena, aparentemente menor, revela el tono que del Toro buscaba: una mezcla de lo épico y lo absurdo, donde incluso los héroes más oscuros deben lidiar con problemas logísticos.
La idea de ver a estos personajes marginales interactuando con el vigilante más famoso de DC generaba un contraste narrativo fascinante. No se trataba de una simple cameo, sino de establecer que el mundo mágico y el mundo de los superhéroes conviven, se necesitan y, a veces, se friccionan entre sí.
El amor por un proyecto dormido
A pesar de los años transcurridos, Guillermo del Toro mantiene un profundo cariño por su guión. Durante la entrevista, confesó seguir "enamorado" de la historia que preparó, un sentimiento comprensible tras dedicar meses a investigar mitología, diseñar criaturas y dar forma a personajes complejos. Para un creador de su calibre, abandonar un proyecto no significa olvidarlo, sino preservarlo como un tesoro creativo.
La existencia de un guión completo y pulido mantiene viva la esperanza, por remota que sea, de que el proyecto vea la luz en algún formato. Del Toro mismo ha sugerido la posibilidad de una adaptación animada, un medio donde su visión visual podría realizarse sin las limitaciones presupuestarias del cine de acción real. Las películas animadas de DC han demostrado ser un terreno fértil para historias más arriesgadas y oscuras.
El futuro bajo James Gunn
Con el reciente relevo en la dirección creativa de DC, muchos se preguntan si James Gunn, conocido por su aprecio por los personajes menos convencionales, podría resucitar el proyecto. Del Toro aclaró que, aunque mantienen contacto, no han conversado específicamente sobre la Liga de la Justicia Oscura. Esta declaración sugiere que, por ahora, el proyecto permanece en el limbo, a la espera de que alguien con suficiente visión y poder ejecutivo decida apostar por él.
La situación actual de DC, con un reinicio en marcha, podría ser el momento perfecto para introducir elementos mágicos y de horror. El éxito de series como "The Sandman" demuestra que existe audiencia para narrativas de fantasía oscura y adulta. Sin embargo, la agenda de del Toro, siempre saturada de compromisos, y la nueva hoja de ruta de DC parecen difíciles de alinear.
Un legado de lo fantástico
Mientras tanto, las revelaciones de Guillermo del Toro sirven como testimonio de su capacidad para humanizar lo monstruoso. Su visión de la Liga de la Justicia Oscura no buscaba simplemente crear una película de superhéroes con toques de terror, sino explorar la vulnerabilidad de seres extraordinarios. Cada personaje, desde el cinismo de Constantine hasta la tragedia de Deadman, reflejaría aspectos de la condición humana.
El cineasta ha demostrado en obras como "El laberinto del fauno" y "La forma del agua" que lo fantástico es un vehículo para hablar de lo real. Su Liga de la Justicia Oscura habría sido, probablemente, una meditación sobre la redención, la culpa y la responsabilidad, temas recurrentes en su filmografía pero vistos a través del prisma del universo DC.
Para los aficionados, estos detalles son maná del cielo. Permiten imaginar una película que nunca existirá, pero cuyo espíritu pervive en cada proyecto que del Toro realiza. La pasión por la narrativa y el respeto por el material original que demuestra en cada declaración son recordatorios de por qué su nombre genera tanta expectativa.
En un panorama cinematográfico saturado de superhéroes, la propuesta de del Toro se destacaba por su autenticidad gótica y su compromiso con lo extraño. No buscaba competir con los blockbusters de acción, sino ofrecer una alternativa más oscura, más íntima y, en última instancia, más memorable. Aunque la película no se haya materializado, su guión completo representa un estudio de cómo abordar el género desde una perspectiva fresca y respetuosa.
La industria del entretenimiento está llena de proyectos fallidos, pero pocos dejan una huella tan profunda como este. La Liga de la Justicia Oscura de Guillermo del Toro no es solo una película no realizada; es un ejemplo de visión creativa sin compromisos, un recordatorio de que en el corazón de cada gran historia hay una voz autoral dispuesta a arriesgarlo todo por su visión. Y esa, quizás, sea la lección más valiosa que nos deja este capítulo inacabado.