En una reciente conversación dentro del pódcast 'Zodiac', Nuria Roca ha ofrecido una mirada sincera y reveladora sobre los entresijos económicos del mundo televisivo. Acompañada por Nacho Gay, la reconocida presentadora ha desmontado mitos comunes sobre los sueldos en la industria, especialmente en torno a la relación entre horario, audiencia y remuneración.
Roca, cuya presencia en 'La Roca' —ahora dividida entre sábados y domingos— ha sido el punto de partida de la charla, aprovechó la ocasión para hablar con franqueza sobre su trayectoria profesional. Aunque ha transitado por múltiples formatos, desde programas de entretenimiento hasta actuaciones en cine y teatro, la presentadora reconoce que los mayores ingresos no provienen de los contratos televisivos, sino de otras áreas complementarias.
"Los contratos de publicidad siempre me lo he tomado como un premio a mi trabajo", confesó Roca. Y añadió: "ese premio es siempre muy jugoso porque en la publicidad antes se manejaban unos presupuestos tremendos". Esta afirmación pone de manifiesto una realidad poco conocida por el público: la televisión, por sí sola, no siempre es la fuente más rentable para los profesionales del medio.
La presentadora también abordó la creencia extendida de que los programas en prime time —las franjas horarias de mayor audiencia— garantizan sueldos más altos. Sin embargo, Roca desmontó esa idea con claridad: "Tampoco en un prime time se gana mucho más que en un diario". Según ella, el horario no es el factor determinante, sino el rendimiento y los resultados que se obtienen con el programa.
Para ilustrar su punto, Roca mencionó a Pablo Motos, uno de los presentadores más reconocidos de la televisión española. Cuando se le preguntó si los sueldos altos en la TV son reales, respondió sin dudar: "Por supuesto". Pero inmediatamente matizó: "Pero si hiciera la tarde y tuviera los mismos resultados, ganaría lo mismo". Esta reflexión subraya que el valor económico en la televisión se mide por el impacto, no por la hora en que se emite el programa.
La conversación también tocó otros aspectos del sector, como el reconocimiento a profesionales como Juan del Val, cuya obra ha sido galardonada y valorada por su calidad. Roca destacó la importancia de que el trabajo bien hecho reciba el reconocimiento que merece, tanto en términos de prestigio como de remuneración.
En un entorno donde muchos creen que la fama y la visibilidad garantizan ingresos elevados, Roca ofrece una perspectiva más realista y matizada. Su experiencia en múltiples franjas horarias —desde programas matinales hasta espacios nocturnos— le ha permitido observar de primera mano cómo funcionan los mecanismos económicos detrás de las cámaras. Y lo que ha aprendido es que la clave está en la consistencia, la calidad y la capacidad de generar resultados.
Además, la presentadora hizo hincapié en que los contratos televisivos, aunque pueden ser atractivos, no siempre son los más lucrativos. "La tele depende", dijo, "si tienes un buen contrato en una cadena se gana dinero". Pero también advirtió que eso no es una regla universal. Hay presentadores con programas en horarios estelares que no ganan más que otros que trabajan en franjas menos visibles, simplemente porque sus programas no generan los mismos niveles de audiencia o impacto publicitario.
Esta visión de Roca es especialmente relevante en un momento en que la industria televisiva está en constante transformación. Con la llegada de plataformas digitales, el cambio en los hábitos de consumo y la creciente importancia de las redes sociales, los modelos económicos tradicionales están siendo cuestionados. Y Roca, con su experiencia y honestidad, ofrece una guía útil para entender cómo funciona realmente el negocio de la televisión.
En resumen, la conversación en 'Zodiac' no solo es una reflexión sobre los sueldos en la TV, sino también una lección sobre el valor del trabajo, la importancia de los resultados y la necesidad de adaptarse a los cambios del mercado. Nuria Roca, con su estilo directo y su mirada crítica, sigue siendo una voz necesaria en un sector que a menudo se mueve más por apariencias que por sustancia.