Precios del marisco se disparan en A Coruña: percebes a 300€ por kilo

La escasez de producto y la demanda navideña provocan alzas significativas en la plaza de Lugo a las puertas de Nochebuena

La jornada previa a Nochebuena registró una intensa actividad en la plaza de Lugo de A Coruña, donde numerosos consumidores acudieron a abastecerse de marisco para las celebraciones familiares. Sin embargo, las expectativas de una mayor oferta se vieron frustradas por una entrada de mercancía inferior a la prevista desde la lonja del puerto, lo que generó una escalada de precios en productos clave como el percebe o la almeja.

Gonzalo Abad, responsable de Mariscos Abad, confirmó que la cantidad de producto fresco disponible resultó menor de lo anticipado. «Contábamos con que hubiese más producto, pero no entró tanto», explicó. Esta situación provocó que los precios no solo no se moderaran, sino que experimentaran una tendencia alcista respecto a los días anteriores. «Están caros, más que el sábado», añadió Abad, mientras atendía a una clientela que mostraba sorpresa ante las cifras. La sensación generalizada entre los compradores era de estupefacción ante los costes finales de sus compras navideñas.

Entre los productos más afectados por esta subida destacó el percebe, cuyo valor alcanzó cotas excepcionales. Los ejemplares procedentes de Corme se comercializaban a 300 euros el kilo, una cifra que refleja tanto la calidad del producto como la escasez en el mercado. La almeja, otro de los clásicos indispensables en las mesas gallegas durante estas fechas, también registró un incremento notable, situándose entre los 50 y 65 euros por kilo debido a su escasa disponibilidad. Esta situación obligó a muchos consumidores a replantearse la composición de sus cestas de compra.

Las angulas, consideradas un lujo entre los manjares del mar, alcanzaron los 1.600 euros el kilo, aunque su venta se limitaba principalmente a pedidos anticipados. Según Gonzalo Abad, aproximadamente el 70% de la mercancía ya estaba comprometida con encargos previos, lo que dejaba una cantidad reducida para la venta directa en mostrador. Esta práctica de reserva anticipada se ha consolidado como la única forma de garantizar la obtención de productos de élite en fechas señaladas.

Ana Pan, otra de las veteranas placeras de la plaza, corroboró esta tendencia. «Los precios no bajaron, están como otros años, más o menos, y alguna cosa sí subió como la centolla y las almejas, porque no hay», indicó. Las cigalas, muy solicitadas para las cenas navideñas, se vendían a 130 euros el kilo, y su existencia se agotaba rápidamente. «Ya casi no me quedan», comentó Pan, mientras atendía a una fila de clientes impacientes. La experiencia de años anteriores le permitía anticipar este comportamiento del mercado, pero la intensidad de la subida sorprendió incluso a los más veteranos.

Rebeca, de Rebe Splash, compartió una visión similar sobre la jornada. «No tengo, luego los precios son los habituales en estas fechas, subió algo el rape, pero la previa de Nochebuena es un día raro», señaló. La comerciante destacó la dualidad de la clientela: por un lado, los que acuden con pedidos concretos y, por otro, los que simplemente observan y comparan precios sin comprar de inmediato. «Viene gente a por encargos y otros pican, pero nunca sabes cómo va a ser el día», añadió, resaltando la incertidumbre que caracteriza esta fecha en el calendario comercial.

Los datos oficiales de la lonja del puerto de A Coruña reflejaron una realidad compleja. Aunque las cantidades desembarcadas fueron «aceptables» según los compradores, los precios ya se encontraban en niveles elevados. La subasta registró la salida de 700 kilos de percebes con precios que oscilaron entre los 26 y 370 euros el kilo, impuestos no incluidos. La centolla, con 1.800 kilos comercializados, tuvo un rango de 4 a 60 euros por kilo. La nécora, más escasa, sumó 160 kilos con valores entre 15 y 80 euros, mientras que el camarón alcanzó los 300 kilos con precios que iban de 20 a 242 euros el kilo. Estas cifras demuestran la amplia gama de precios según la calidad y el tamaño de cada pieza.

En el puesto Don Crustáceo confirmaron esta tendencia alcista. Los percebes pequeños se ofertaban desde 190 euros, mientras que los de mayor tamaño llegaban a los 280 euros. La centolla experimentó una ligera subida, situándose entre 55 y 65 euros según el tamaño. Otros productos de lujo como los Santiaguiños alcanzaban los 280 euros, y el bogavante se vendía a 80 euros. La variedad de gamas permitía a los consumidores elegir entre productos premium y opciones más asequibles, aunque todas se mantenían en rangos elevados.

La clientela mostró actitudes diversas ante esta situación. Mientras algunos compradores acudían con objetivos claros y dispuestos a pagar los precios establecidos, otros preferían informarse antes de decidir. Marisol, una de las visitantes, explicó su estrategia: «Vine a ver los precios, a mí me toca la cena de Nochevieja, entonces quiero comprar para la semana si suben mucho o no». Esta conducta refleja una tendencia creciente entre los consumidores de planificar con antelación ante la volatilidad de los precios. Por su parte, María Jesús ya había realizado su compra para Nochebuena: «Compré tres lubrigantes y unas meigas. Los precios están más o menos similares», comentó, mostrando una percepción de estabilidad relativa en algunos productos.

Chus Canicoba, de Pescados Chus, valoró positivamente la jornada. «No nos podemos quejar, mucha gente pregunta por los precios y se van animando a comprar», señaló. La veterana placera identificó la almeja como el producto más problemático: «Lo más caro es la almeja, que subió porque casi no hay». También mencionó que otros productos tradicionalmente costosos, como el lubrigante o los carabineros, mantuvieron sus precios elevados habituales, mientras que la centolla presentaba variaciones según el calibre. Su experiencia le permitía mantener un equilibrio entre oferta y demanda, aconsejando a los clientes sobre las mejores opciones según sus necesidades.

La dinámica de la jornada evidenció cómo la escasez de determinadas especies, unida a la demanda estacional, genera una presión alcista sobre los precios. Los profesional del sector coinciden en que la víspera de Nochebuena constituye una fecha atípica, donde la combinación de encargos programados y compras de último momento crea un mercado impredecible. La falta de almejas y la limitada oferta de percebes de calidad han marcado esta campaña navideña en A Coruña, obligando a los consumidores a adaptar sus presupuestos o modificar sus menús tradicionales. La incertidumbre sobre la evolución de los precios en los días siguientes mantiene en vilo tanto a compradores como a vendedores, en un equilibrio delicado entre oferta, demanda y tradición culinaria.

El impacto económico en los hogares coruñeses resulta significativo, especialmente para aquellas familias que mantienen la tradición de un marisco abundante en Nochebuena. Muchos consumidores se vieron obligados a reducir las cantidades o sustituir productos caros por alternativas más económicas. La necesidad de mantener la celebración familiar choca con la realidad de un mercado que premia la anticipación y castiga la improvisación. Los vendedores, conscientes de esta tensión, intentan ofrecer soluciones intermedias que satisfagan tanto el paladar como el bolsillo de sus clientes.

Las perspectivas para los próximos días no ofrecen claridad. Los profesionales del sector anticipan que los precios podrían mantenerse elevados hasta después de Año Nuevo, dependiendo de las capturas y del tiempo meteorológico. La experiencia demuestra que en fechas tan señaladas, la planificación anticipada se convierte en la mejor herramienta para evitar sorpresas desagradables en el bolsillo.

Referencias

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