La capa, esa prenda que evoca imágenes de realeza y elegancia clásica, ha vuelto a conquistar las pasarelas y los armarios de las fashionistas más atentas. Lejos de ser un mero abrigo, hoy se ha convertido en un símbolo de estilo contemporáneo y versatilidad, presente en las colecciones de firmas como Louis Vuitton, Chanel y Carolina Herrera. Si alguna vez dudaste de su utilidad o te pareció demasiado formal, esta temporada es el momento perfecto para darle una segunda oportunidad.
Cada otoño-invierno, las marcas de moda aprovechan el abrigo como lienzo para innovar, reinterpretar y, en ocasiones, resucitar prendas del pasado. Este año, la capa se alza como protagonista indiscutible, no solo por su funcionalidad, sino por su capacidad para transformar cualquier look. Ya sea en versión larga, corta, con capucha, sin ella, en tonos neutros o vibrantes, la capa se adapta a todos los estilos y ocasiones.
Su historia es tan rica como su silueta. En sus orígenes, la capa era una prenda puramente utilitaria, diseñada para proteger del frío. Pero con el paso del tiempo, se convirtió en un símbolo de poder y distinción. En la Edad Media, tanto campesinos como nobles la usaban, pero fue entre los siglos XVI y XVIII cuando las clases altas la reivindicaron como emblema de exclusividad. Los reyes y aristócratas la lucían con orgullo, convirtiéndola en un distintivo de estatus.
En el siglo XX, la capa entró de lleno en el mundo de la moda. En los años 20, Lanvin creó versiones opulentas y dramáticas que marcaron época. Años después, Elsa Schiaparelli revolucionó la moda con su icónica capa 'Soleil', una pieza de la colección 'Astrologique' (O/I 1938-39) que destacaba por su bordado dorado en forma de rayos solares. Esta prenda, hoy considerada un objeto de museo, es un claro ejemplo de cómo la capa puede ser arte vestible.
Las décadas de los 40 y 50 vieron a Balenciaga y Dior incorporar capas y minicapas en sus colecciones, convirtiéndolas en imprescindibles para las mujeres más sofisticadas. Ya no eran solo para el frío, sino para realzar la silueta y aportar un toque de glamour a los looks de fiesta.
En los 70, el movimiento hippy influyó en la moda y dio lugar a la versión poncho de la capa: más relajada, con cortes fluidos y estampados étnicos. Curiosamente, esta versión también ha regresado esta temporada, con firmas como Balmain y Louis Vuitton ofreciendo versiones mini y modernas que combinan perfectamente con jeans, botas y looks urbanos.
En España, la reina Letizia se ha convertido en la máxima embajadora de la capa moderna. Desde hace años, la vemos lucirla con trajes sastre, vestidos de gala y hasta con looks más casuales. Su estilo, siempre elegante y sobrio, demuestra que la capa no es una prenda exclusiva de eventos formales, sino que puede integrarse en el día a día con clase y naturalidad.
¿Cómo llevarla hoy? La clave está en la versatilidad. Una capa larga en tono negro o gris puede ser el complemento perfecto para un traje de oficina, mientras que una versión corta y colorida puede dar un toque de frescura a un look casual. Si buscas un aire más bohemio, opta por una capa tipo poncho con estampados o flecos. Y si prefieres el lujo, elige una con detalles de terciopelo, bordados o cuellos altos.
Además, la capa es una prenda que favorece a todos los tipos de cuerpo. Su corte fluido y su caída natural ayudan a alargar la silueta y a disimular imperfecciones. No importa si eres alta, baja, delgada o con curvas: siempre encontrarás una capa que te siente como un guante.
En resumen, la capa ya no es solo para las royals ni para las ocasiones especiales. Es una prenda versátil, elegante y moderna que puede elevar cualquier look. Ya sea en la oficina, en una cena o en un paseo por la ciudad, la capa te permitirá enfrentar el frío con estilo y demostrar que estás al día con las últimas tendencias. Así que, si aún no la has probado, este invierno es el momento perfecto para hacerlo. ¡No te quedes fuera de esta tendencia que vuelve a reinar!