Por qué tu casa parece más vieja de lo que es (y cómo solucionarlo)

Un interiorista revela que no son los muebles antiguos los culpables, sino la falta de contraste y los accesorios obsoletos que saturan el espacio.

Muchos creen que los muebles oscuros y antiguos son los responsables de que una casa parezca desactualizada. Sin embargo, según el interiorista Abel de González, esa idea es un mito. La verdadera causa de que un hogar se sienta más viejo de lo que es no radica en la antigüedad de los muebles, sino en la saturación visual provocada por elementos decorativos que pertenecen todos a la misma época. El problema está en el "cascarón" —las paredes, suelos y puertas— y en los pequeños detalles que, al no renovarse, crean una atmósfera pesada y sin vida.

El primer paso para rejuvenecer cualquier estancia es deshacerse de los accesorios que añaden años al espacio. Cortinas desfasadas, alfombras desgastadas, cojines con estampados pasados de moda y lámparas obsoletas no solo no aportan valor, sino que refuerzan la sensación de antigüedad. Eliminar estos elementos y reemplazarlos por piezas modernas, incluso manteniendo los muebles originales, puede transformar radicalmente la percepción del ambiente. Es un cambio sencillo, pero con un impacto inmediato: la luz y la ligereza regresan al espacio.

Una estrategia clave para modernizar es la yuxtaposición inteligente de estilos. No se trata de deshacerse de lo antiguo, sino de equilibrar su peso visual con elementos contemporáneos. Por ejemplo, rodear un mueble oscuro con plantas de hojas verdes y volumen fresco ayuda a desviar la atención y a hacer que la pieza parezca más ligera. Además, añadir lámparas modernas, cuadros actuales o espejos con marcos finos sobre el mueble antiguo crea un diálogo visual vibrante que actualiza toda la escena sin necesidad de cambiar nada estructural.

Otro factor que envejece un espacio es el envoltorio: el color de las paredes y el suelo. Los tonos oscuros en pisos de madera, piedra o cerámica generan una sensación de pesadez generalizada. Para contrarrestar esto, el interiorista recomienda usar una alfombra de diseño moderno, que actúa como una barrera visual que rompe la continuidad del suelo y aporta luminosidad. Asimismo, pintar las paredes con tonos claros o colores frescos puede rejuvenecer el ambiente de forma instantánea. Incluso pintar puertas oscuras con colores más actuales ayuda a que los muebles antiguos se integren mejor, sin necesidad de reemplazarlos.

La cohesión es fundamental para que la mezcla de estilos funcione sin caer en el caos. Es necesario crear puentes visuales que conecten piezas de diferentes épocas. Esto se logra mediante la repetición de colores de acento en distintos elementos —por ejemplo, usar el mismo tono en cojines, cuadros y lámparas— o mediante la simetría: colocar objetos de altura similar a ambos lados de un sofá o una pieza central crea equilibrio y armonía visual.

También es importante considerar la iluminación. Las lámparas antiguas no solo son obsoletas estéticamente, sino que suelen ofrecer una luz cálida y tenue que acentúa la sensación de oscuridad. Reemplazarlas por focos LED modernos o lámparas de diseño minimalista puede cambiar por completo la atmósfera de una habitación. La luz natural también juega un papel clave: mantener las ventanas limpias, usar cortinas ligeras y evitar obstrucciones permite que la luz fluya y amplifique la sensación de amplitud y frescura.

Otro detalle que pasa desapercibido pero que tiene un gran impacto es la textura. Los tejidos gruesos, las telas con estampados densos y los materiales opacos contribuyen a la sensación de pesadez. Optar por textiles ligeros, como lino o algodón, y materiales con brillo o transparencia —como el vidrio o el metal pulido— ayuda a crear un ambiente más moderno y dinámico.

Finalmente, no subestimes el poder de los pequeños cambios. A veces, un solo elemento —como un espejo grande, una planta de gran tamaño o una lámpara de pie con diseño actual— puede ser suficiente para transformar una estancia. La clave está en elegir piezas que aporten contraste, luz y movimiento visual, sin necesidad de una reforma completa.

En resumen, rejuvenecer tu hogar no requiere invertir en muebles nuevos ni en obras costosas. Con pequeños ajustes estratégicos —eliminar accesorios obsoletos, introducir elementos modernos, jugar con colores y texturas, y crear equilibrio visual— puedes lograr un espacio más luminoso, fresco y actual. Como dice el interiorista, el verdadero problema no es lo viejo, sino cómo lo presentas. Y eso, se puede cambiar con inteligencia y creatividad.

Referencias