La plataforma de streaming líder a nivel mundial continúa fortaleciendo su compromiso con el contenido ibérico de suspense. En los últimos meses, el catálogo nacional de Netflix se ha enriquecido con producciones que han captado la atención masiva del público gracias a sus tramas intensas y personajes complejos. Títulos como La chica de nieve, El cuerpo en llamas o el más reciente El cuco de cristal han consolidado una tendencia que ahora recibe un nuevo integrante de excepcional nivel artístico.
Innato, la miniserie que desembarca el 23 de diciembre, completa esta oferta con una historia original que no bebe de casos reales, sino de la imaginación de dos guionistas consolidados en el panorama televisivo español. Fran Carballal, reconocido por su trabajo en La tregua, y Enrique Lojo, responsable de El último show, firman un guion que promete mantener al espectador en vilo durante sus ocho episodios de formato cerrado.
El argumento gira en torno a un asesino en serie que, tras cumplir una larga condena, recupera la libertad. Imanol Arias, en una de sus interpretaciones más oscuras y alejadas de sus papeles previos, da vida a este personaje al que la prensa apodó como el asesino del gasoil. Su salida de prisión coincide de manera inquietante con la aparición de una nueva oleada de crímenes que replican el modus operandi que le llevó entre rejas hace dos décadas.
La trama adquiere una dimensión emocionalmente compleja cuando la narrativa se centra en la familia del protagonista. Elena Anaya, actriz con una sólida trayectoria en producciones de Netflix como Días de Navidad o la película Jaula, interpreta a la hija del criminal. Su personaje, una psicóloga profesional, ha logrado reconstruir su vida lejos de la sombra de su progenitor, formando un núcleo familiar estable con su pareja y un hijo adolescente.
El núcleo dramático de Innato reside precisamente en un secreto familiar de proporciones devastadoras. La psicóloga ha ocultado cuidadosamente su linaje a su marido y a su hijo, construyendo una identidad ajena a los horrores del pasado. Sin embargo, la liberación de su padre y la simultaneidad de los nuevos asesinatos ponen en riesgo este equilibrio fragilmente construido durante años, amenazando con destruir la vida que tanto le costó crear.
Ante la presión de las autoridades y los medios de comunicación, que especulan sobre si se trata de obra de un imitador, una macabra coincidencia o la reincidencia del verdadero asesino del gasoil, la protagonista se enfrenta a una decisión compleja. Su formación profesional como psicóloga la convierte en una candidata idónea para colaborar con la investigación policial, pero implica adentrarse de nuevo en el trauma que creía superado, reabriendo heridas emocionales profundas.
El dilema moral que atraviesa el personaje de Anaya constituye el eje vertebrador de la narrativa. Por un lado, la tentación de mirar hacia otro lado y proteger la vida que ha construido con tanto esfuerzo. Por el otro, la responsabilidad ética de utilizar su conocimiento para esclarecer si su padre ha vuelto a delinquir. Esta tensión interna se ve agravada por el riesgo de que su familia descubra la verdad sobre su abuelo y suegro, lo que provocaría una crisis existencial en el núcleo familiar.
La serie explora así las consecuencias intergeneracionales del crimen, la carga del secreto familiar y la dificultad de desvincularse del pasado cuando este regresa de forma tan impredecible. La figura del asesino en serie, habitualmente retratada desde la perspectiva de la investigación policial o del propio criminal, se aborda aquí desde un ángulo novedoso: el de los familiares que deben convivir con la herencia de la violencia y el estigma social.
La elección de Imanol Arias para este papel marca su debut en una producción original de Netflix, un hito en la extensa carrera del actor. Su presencia aporta un peso dramático considerable al proyecto, mientras que Elena Anaya, ya familiarizada con el entorno de la plataforma, retoma una colaboración que ha resultado fructífera en anteriores ocasiones. La química entre ambos intérpretes promete ser uno de los principales atractivos de la ficción.
Los creadores de la ficción, Carballal y Lojo, han optado por una trama de ficción pura, alejada del true crime que también ha encontrado su espacio en el catálogo de Netflix. Esta decisión les permite mayor libertad para desarrollar la psicología de los personajes y construir una atmósfera de suspense sin las ataduras de la realidad documentada, creando un universo propio que se sostiene por la fuerza de su guion y sus interpretaciones.
La producción se suma a una tendencia clara de la plataforma: la consolidación del thriller español como un género de exportación internacional. Con un elenco de lujo y una premisa que combina el suspense clásico con la exploración de dinámicas familiares complejas, Innato se posiciona como una opción sólida para el consumo navideño, aunque su temática dista de lo festivo y se adentra en los laberintos más oscuros de la condición humana.
El estreno el 23 de diciembre parece una estrategia para captar al público en periodo de vacaciones, ofreciendo un contenido adictivo que puede consumirse en maratón. Los ocho episodios prometen una narrativa cerrada y sin ataduras, ideal para los espectadores que prefieren historias con principio y fin definidos, sin compromisos de largas temporadas. La expectativa generada por el proyecto radica en la combinación de un elenco experimentado, una premisa atractiva y el respaldo de una plataforma que ha sabido posicionar el thriller patrio como un producto de calidad indiscutible.