La noche del 30 de diciembre se ha convertido en una cita ineludible para los seguidores de Neox. Este año, la cadena de Atresmedia ha vuelto a celebrar sus ya míticas precampanadas, pero con un ingrediente diferente que promete convertirse en toda una tradición. Los presentadores Dani Mateo, Lola Lolita y Pilar Vidal tomaron las riendas de este especial desde la emblemática Puerta del Sol de Madrid, donde decidieron sustituir las clásicas uvas por un manjar más madrileño: los churros con chocolate.
La iniciativa, lejos de ser una simple improvisación, responde a la voluntad de la cadena por establecer nuevos rituales televisivos que conecten con el público joven. Mientras que el 31 de diciembre está reservado para las campanadas tradicionales con las doce uvas de la suerte, la noche anterior se presenta como el momento perfecto para una celebración alternativa y llena de humor. La propuesta de Neox no podía ser más española: si las uvas son para el último día del año, los churros son para la vigilia.
El escenario elegido no podía ser otro. La Puerta del Sol, corazón neurálgico de Madrid y escenario por excelencia de las campanadas nacionales, se llenó de espectadores que quisieron ser partícipes de este ensayo general de la Nochevieja. La plaza, testigo de innumerables celebraciones históricas, acogió por primera vez esta particular versión de las precampanadas, donde el chocolate caliente y los churros crujientes sustituyeron al cava y a las uvas como protagonistas indiscutibles.
Los tres presentadores, cada uno con su estilo característico, se encargaron de dar vida a este evento. Dani Mateo, veterano de la comedia y maestro de ceremonias, no dudó en señalar el éxito rotundo de la convocatoria: "Las Preuvas son ya una institución, parece que hay el doble de gente, de lo que animan". Esta declaración, pronunciada en pleno directo, refleja el crecimiento exponencial que ha experimentado este evento desde sus inicios, convirtiéndose en una cita obligada para los amantes del humor y la televisión alternativa.
La puesta en escena también tuvo su protagonismo. Los vestuarios de los presentadores no pasaron desapercibidos, generando comentarios instantáneos en redes sociales. La combinación de un traje de sapo para Dani Mateo y dos trajes de princesa para Lola Lolita y Pilar Vidal creó un contraste visual que encajaba a la perfección con el espíritu festivo y desenfadado del programa. Esta elección estética, lejos de ser casual, refuerza la identidad de Neox como cadena joven, atrevida y consciente de los códigos del humor viral.
El concepto de precampanadas no es nuevo en la parrilla de Neox, pero esta edición de 2026 marca un antes y un después. Hasta ahora, estas celebraciones anticipadas se habían limitado a un espacio televisivo más convencional. Sin embargo, la decisión de trasladar la producción a la Puerta del Sol y de crear un ritual propio con los churros demuestra la ambición de la cadena por liderar la innovación en los contenidos de entretenimiento navideño. La pregunta que lanzaron los presentadores al público, "¿Alguien más se apunta a esta nueva costumbre?", parece haber encontrado respuesta en las miles de personas que se congregaron y en los millones de espectadores que siguieron el evento desde casa.
La relevancia de este evento trasciende lo puramente anecdótico. Neox, conocida por su apuesta por contenidos frescos y su conexión con la cultura digital, consolida con esta iniciativa su posicionamiento como referente generacional. Los memes que han protagonizado estos veinte años de historia reciente encuentran en este tipo de eventos su máxima expresión. La capacidad de generar momentos virales, de convertir lo tradicional en algo reinterpretado y de hacerlo con un tono autocrítico y divertido es la marca de la casa de la cadena.
La elección de los churros con chocolate como símbolo de esta nueva tradición no es baladí. Este dulce, profundamente arraigado en la gastronomía madrileña y española, representa la calidez, la convivencia y la celebración compartida. A diferencia de las uvas, que implican un ritual individual y silencioso, los churros invitan al compartir, al diálogo y al disfrute colectivo. Es esta esencia la que Neox quiere capturar: una Nochevieja menos protocolaria y más humana, menos formal y más festiva.
El éxito de la convocatoria se midió no solo en asistencia, sino en la capacidad de generar conversación. Las redes sociales se inundaron con imágenes del evento, comentarios sobre los atuendos de los presentadores y, sobre todo, con la pregunta de si los churros se convertirían finalmente en la nueva tradición de las precampanadas. La respuesta, al menos en el entorno digital, fue unánime: la propuesta resonó con una audiencia hambrienta de contenidos que rompan con lo establecido sin perder la conexión con la identidad cultural.
El formato del evento también merece mención. A diferencia de las campanadas tradicionales, que siguen un guion estricto y ceremonial, las precampanadas de Neox permiten la improvisación, la interacción con el público presente y la creación de momentos espontáneos. Esta flexibilidad es precisamente lo que las hace atractivas para un público que consume contenidos de forma fragmentada y valora la autenticidad por encima de la perfección técnica. La presencia de Dani Mateo, con su experiencia en el manejo del directo y su capacidad para conectar con el público, resultó fundamental para mantener el ritmo y la energía durante toda la emisión.
La participación de Lola Lolita y Pilar Vidal aportó el equilibrio perfecto al equipo. Ambas representan la nueva generencia de creadores de contenido que han sabido trasladar su éxito en redes sociales a la televisión tradicional. Su presencia en las precampanadas simboliza esa conexión entre dos mundos que, en ocasiones, parecen distantes pero que encuentran en eventos como este su punto de encuentro natural. Su naturalidad ante las cámaras y su capacidad para generar engagement con el público más joven fueron claves para el éxito de la iniciativa.
Desde el punto de vista de la producción, el desafío de llevar a cabo un evento en directo desde la Puerta del Sol implica una logística compleja. El cierre al tráfico, la instalación de plataformas, la gestión de seguridad y la coordinación de equipos técnicos son solo algunas de las variables que Atresmedia tuvo que controlar. Sin embargo, la experiencia de la cadena en la retransmisión de eventos masivos garantizó que todo transcurriera sin incidentes, demostrando una vez más su capacidad operativa.
La repercusión mediática del evento se extendió más allá de la propia emisión. Los principales medios de comunicación se hicieron eco de la iniciativa, destacando la originalidad de la propuesta y el éxito de convocatoria. Los titulares no tardaron en aparecer, y las redes sociales de los presentadores se vieron inundadas de mensajes de felicitación y de peticiones para que la iniciativa se repitiera en próximas ediciones. Este tipo de impacto transmedia es precisamente lo que busca Neox con sus producciones: no limitarse a una pantalla, sino crear un fenómeno social que perdure en el tiempo.
La pregunta sobre si esta tradición perdurará solo puede responderse con el paso del tiempo. Sin embargo, los indicios son positivos. La combinación de un lugar icónico, un ritual gastronómico reconocible y unos presentadores conectados con su audiencia crea la fórmula perfecta para la consolidación de una nueva costumbre. La clave estará en mantener la esencia de lo que hizo especial esta primera edición: la espontaneidad, la conexión con la calle y la capacidad de reírse de uno mismo.
En definitiva, las precampanadas de Neox con churros han conseguido lo que muchos eventos televisivos persiguen: convertirse en un momento de encuentro colectivo, generar conversación y establecer un nuevo ritual que, sin renunciar a la tradición, la reinterpreta para una nueva generación. La apuesta de Atresmedia por la innovación en los contenidos navideños encuentra en esta iniciativa un ejemplo claro de cómo la televisión puede seguir siendo relevante si se atreve a romper moldes y a escuchar a su audiencia. Los churros ya no son solo un desayuno madrileño; a partir de ahora, también son el símbolo de una Nochevieja que comienza un día antes, con más humor y menos protocolo.