Reloj del Titanic alcanza 2 millones de euros en subasta histórica

Un ejemplar de oro de 18 quilatos perteneciente a Isidor Straus, copropietario de Macy's, se convierte en una de las piezas más valiosas del naufragio

La casa de subastas Henry Aldridge & Son Ltd. celebró el pasado mes de noviembre un evento que ha trascendido en el mundo de la numismática y la colección histórica. Entre más de 300 lotes vinculados al Titanic, un reloj de bolsillo de oro de 18 quilatos desató una puja sin precedentes, alcanzando una cifra que superó con creces las expectativas iniciales. La pieza, que inicialmente contaba con una valoración estimada entre 800.000 y 1 millón de libras esterlinas, finalmente se adjudicó por 1,78 millones de libras, equivalentes aproximadamente a 2 millones de euros al cambio actual. Este resultado la convierte en uno de los objetos más costosos procedentes del famoso transatlántico jamás comercializados. El reloj, una creación de la prestigiosa manufactura Jules Jurgensen, no solo representa un objeto de lujo, sino un testimonio conmovedor de una de las tragedias marítimas más conocidas de la historia. Su propietario original, Isidor Straus, ocupaba un lugar destacado en la élite empresarial estadounidense del siglo XIX. Junto a su hermano Nathan, Straus había alcanzado el estatus de socio de pleno derecho de la icónica tienda por departamentos Macy's de Nueva York, consolidando una fortuna considerable y una posición social envidiable. La historia personal que envuelve a esta pieza añuce un valor sentimental y trágico inestimable. Isidor Straus viajaba acompañado de su esposa Ida cuando el Titanic chocó contra el iceberg durante la noche del 14 al 15 de abril de 1912. Los testigos de la catástrofe narraron un episodio de devoción conyugal que conmocionó al mundo: Ida Straus rechazó ocupar un lugar en una de las escasas balsas salvavidas, negándose rotundamente a abandonar a su marido. La pareja fue vista por última vez en la cubierta del barco, abrazada, mientras el gigante del mar se hundía en las gélidas aguas del Atlántico Norte. El cuerpo de Ida nunca fue recuperado, mientras que Isidor fue identificado posteriormente. Entre sus efectos personales rescatados se encontraba este reloj, que posteriormente fue entregado a su hijo Jesse. El diseño del reloj revela detalles que hablan de su significado personal. El reverso del estuche porta las iniciales IS, mientras que en su interior se grabó la fecha del 6 de febrero de 1888. Esta fecha corresponde al cuadragésimo tercer cumpleaños de Isidor Straus, un año particularmente significativo en su trayectoria profesional, ya que fue precisamente en 1888 cuando formalizó su posición como socio principal de Macy's. La pieza, con número de serie 14255, constituyó un tesoro familiar que ha perdurado a lo largo de generaciones. Durante más de un siglo, el reloj permaneció en poder de los descendientes de los Straus, quienes preservaron no solo el objeto en sí, sino la memoria de sus ilustres antepasados. La responsabilidad de su custodia recayó finalmente en Kenneth Hollister Straus, bisnieto de Isidor y último miembro de la familia en ocupar un cargo directivo en R.H. Macy & Company. Fue precisamente Kenneth quien encargó la restauración del mecanismo del reloj, asegurando su funcionamiento y conservando su integridad para futuras generaciones. La subasta de noviembre no solo incluyó el reloj, sino también una carta escrita por Ida Straus desde el propio Titanic, añadiendo un valor documental excepcional al lote. La identidad del comprador final permanece en el anonimato, aunque los expertos en el mercado de coleccionismo histórico sugieren que se trata de un inversor privado con interés en la preservación de patrimonios singulares. La transacción sitúa a esta pieza en un nivel selecto de objetos históricos cuyo valor supera el mero componente económico, convirtiéndose en un símbolo de la tragedia y el romance que envuelven al Titanic. El interés por objetos relacionados con el Titanic ha experimentado un crecimiento constante desde el descubrimiento de sus restos en 1985. Cada pieza que emerge al mercado con una procedencia documentada genera expectación internacional, pero pocas alcanzan las cifras registradas por este reloj. Los expertos de Henry Aldridge & Son Ltd., especializados en memorabilia del Titanic, han calificado esta venta como excepcional, no solo por el precio final, sino por la impecable cadena de custodia y la historia humana que representa. El valor de este reloj trasciende su materialidad. Como objeto de orfebrería fina del siglo XIX, ya posee un mérito artístico considerable. Sin embargo, su vinculación con una figura histórica de la talla de Isidor Straus, sumada a la tragedia personal que envuelve su historia, eleva su significado a una dimensión casi mítica. Los coleccionistas de élite buscan precisamente este tipo de artefactos: objetos que materializan momentos definitorios de la historia humana. La conservación de la pieza durante más de cien años demuestra el compromiso de la familia Straus con su legado. A diferencia de otros objetos del Titanic que han aparecido en subastas con procedencias dudosas, este reloj ha contado siempre con documentación que acredita su autenticidad. El propio Kenneth Hollister Straus ha sido un custodio activo de esta herencia, no solo preservando el objeto, sino investigando y documentando su historia familiar. El mercado de antigüedades marítimas ha reaccionado con entusiasmo a esta venta, considerándola un indicador de la robustez del sector. En tiempos de incertidumbre económica, las piezas de colección con una narrativa sólida y una procedencia irreprochable demuestran una capacidad de revalorización notable. El reloj de los Straus se suma a una lista selecta de objetos que incluye menús del Titanic, fragmentos de la nave y correspondencia de pasajeros, todos ellos cotizados a niveles elevados. La figura de Isidor Straus merece una reflexión adicional. Nacido en Baviera en 1845, emigró a Estados Unidos donde construyó un imperio comercial que trascendió generaciones. Su compromiso con Macy's transformó la tienda en un referente del comercio estadounidense. Sin embargo, su final trágico en el Titanic, junto al sacrificio de su esposa Ida, ha perdurado más allá de sus logros empresariales, convirtiéndolos en símbolos de lealtad y amor conyugal. El reloj, como objeto personal, encapsula esta dualidad: el éxito material y la tragedia humana. Para los historiadores del Titanic, cada objeto recuperado o documentado aporta una pieza más al complejo puzzle de aquella noche fatídica. El reloj de los Straus no es una excepción. Su existencia nos recuerda que detrás de las estadísticas de pasajeros y las cifras de víctimas, existen historias individuales de vidas truncadas, decisiones valientes y legados familiares que perduran. La subasta de Henry Aldridge & Son Ltd. ha permitido que este testimonio pase ahora a manos de un nuevo custodio, quien asume la responsabilidad de preservar no solo un objeto valioso, sino una narrativa que forma parte de la memoria colectiva del siglo XX. La transcendencia de esta venta radica en su capacidad para conectar el pasado con el presente, materializando una historia que continúa cautivando al mundo más de un siglo después de aquel desastre marítimo. El reloj de Isidor Straus, con sus iniciales grabadas y su fecha conmemorativa, seguirá marcando el tiempo, pero también marcando el recuerdo de una de las historias más conmovedoras del Titanic.

Referencias

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