La polémica que envuelve a Miss Universo 2025 continúa escalando a nuevos niveles de confrontación legal. Nawat Itsaragrisil, máximo responsable de la franquicia tailandesa del certamen de belleza, ha anunciado públicamente la interposición de una demanda por difamación contra Fátima Bosch, la mexicana que se coronó como ganadora del concurso internacional. La acción judicial, formalizada el pasado 12 de noviembre, surge como respuesta a un altercado verbal ocurrido durante una ceremonia oficial celebrada en Bangkok a principios de ese mismo mes.
El conflicto estalló cuando Itsaragrisil reprochó a Bosch su supuesta falta de compromiso con la promoción del país sede a través de sus canales digitales. Según documentación visual del episodio, el directivo tailandés expresó en inglés: "Tu director nacional es un tonto. Y si sigues sus instrucciones, tú eres igual de tonta". Estas palabras, captadas en video y difundidas masivamente en plataformas sociales, han generado una tormenta mediática que ahora desemboca en las cortes.
Sin embargo, el comunicado oficial emitido por el equipo de Itsaragrisil ofrece una versión alternativa de los hechos. El texto insiste en que la expresión realmente utilizada fue "damage" (perjuicio), no "dumb" (tonto), y que la ganadora habría malinterpretado o tergiversado intencionadamente el mensaje. "Deseamos reafirmar que el señor Nawat Itsaragrisil nunca llamó 'tonta' a la señora Fátima Bosch. Lo que dijo fue 'daño', lo cual se escucha claramente en las grabaciones de voz que ya han circulado ampliamente en diversas plataformas", señala el documento.
La justificación presentada reinterpreta la frase controvertida como un consejo preventivo: "Si sigues las instrucciones de tu director nacional, te perjudicas". Esta reinterpretación, sin embargo, no ha logrado disipar las críticas ni evitar las consecuencias legales que ahora enfrenta la reciente soberana de belleza.
La demanda, presentada ante autoridades competentes en Tailandia, no solo busca reparación por supuestos daños a la reputación, sino que también incluye advertencias explícitas a terceros. El comunicado advierte que "si se descubren más acciones difamatorias, se emprenderán acciones legales adicionales con todo el peso de la ley". Además, solicita a los medios de comunicación que "actúen con cautela al informar sobre este asunto", amenazando con considerarlos "cómplices en la difamación" si incumplen esta petición.
Este nuevo capítulo de controversia se suma a la serie de escándalos que han opacado el triunfo de Bosch desde su coronación. El foco de atención mediática se ha centrado principalmente en Raúl Rocha Cantú, presidente de la organización Miss Universo y compatriota de la ganadora, quien enfrenta múltiples acusaciones de gravedad institucional.
Entre las denuncias más graves figuran presuntas irregularidades en el proceso de selección de la ganadora, que habrían favorecido a la representante mexicana. Estas sospechas de fraude electoral en el certamen han generado cuestionamientos sobre la legitimidad de la victoria de Bosch.
Paralelamente, Rocha Cantú está bajo escrutinio por presuntos conflictos de intereses millonarios con Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa estatal de hidrocarburos de México. La conexión resulta particularmente delicada porque el padre de Fátima Bosch ocupa un cargo directivo dentro de la misma corporación petrolera, lo que ha alimentado teorías sobre posibles influencias indebidas.
La situación se complica aún más con la existencia de una orden de aprehensión en contra de Rocha Cantú. Las autoridades mexicanas lo vinculan con una presunta red de tráfico de drogas, armas y combustibles que operaría en la frontera entre México y Guatemala. Las investigaciones apuntarían a conexiones con el Cartel Jalisco Nueva Generación y con el grupo criminal conocido como La Unión Tepito.
Ante este tsunami de acusaciones, Fátima Bosch ha salido en defensa del presidente de la organización. En una entrevista concedida a la cadena estadounidense Telemundo, la joven de 26 años adoptó una postura contundente: "Es muy fácil alzar la voz, pero si no tienes pruebas ni fundamentos, es mejor que no la alces". Su declaración buscaba desacreditar las denuncias que pesan sobre Rocha Cantú, insistiendo en que "no se ha probado nada".
La soberana de belleza también aprovechó la oportunidad para denunciar la oleada de ataques y mensajes de odio que ha recibido en sus perfiles digitales desde que obtuvo la corona. "Tal vez rompí un molde y a mucha gente no le gusta eso", reflexionó, sugiriendo que su triunfo habría cuestionado paradigmas establecidos dentro del mundo de los certámenes de belleza.
Hasta el momento, Bosch no ha emitido declaraciones públicas específicas sobre la demanda interpuesta por Itsaragrisil. Su silencio al respecto contrasta con la vehemencia de su defensa hacia Rocha Cantú y ha generado especulaciones sobre la estrategia legal que adoptará su equipo de representación.
El caso presenta múltiples aristas jurídicas complejas. Por un lado, la demanda por difamación en Tailandia debe evaluar si las declaraciones de Bosch constituyen una tergiversación dolosa o una interpretación razonable de las palabras del directivo tailandés. Por otro, la jurisdicción internacional y el estatus público de ambas partes añaden capas adicionales de complejidad al proceso.
Expertos en derecho mediático consultados por esta redacción señalan que la diferencia fonética entre "damage" y "dumb" en el contexto de una conversación en inglés con acento tailandés podría ser objeto de peritajes lingüísticos. Además, la intencionalidad de la supuesta difamación será un elemento crucial a determinar en las audiencias judiciales.
La controversia ha dividido a la comunidad de seguidores de Miss Universo. Mientras algunos usuarios en redes sociales respaldan a Bosch y critican lo que consideran una intimidación legal por parte de Itsaragrisil, otros argumentan que la ganadora debería asumir responsabilidad por sus declaraciones públicas.
El futuro inmediato del certamen parece incierto. La combinación de demandas legales, acusaciones de corrupción y presuntos vínculos con el crimen organizado ha erosionado significativamente la reputación de la marca Miss Universo. Patrocinadores internacionales han comenzado a evaluar su continuidad en el proyecto, mientras que las televisoras que transmiten el evento analizan los riesgos de asociarse con una organización bajo tantos focos de investigación.
Para Fátima Bosch, el camino recién iniciado como embajadora de la belleza universal se ha convertido en una carrera de obstáculos donde cada paso es monitoreado con lupa. La demanda tailandesa representa solo una pieza de un rompecabezas legal y mediático que amenaza con definir su reinado no por sus proyectos filantrópicos o su labor como representante mexicana, sino por las controversias que la superan.
El tiempo dirá si la justicia tailandesa determina que hubo difamación o si, por el contrario, la libertad de expresión y la interpretación razonable de los hechos protege a la joven tabasqueña. Mientras tanto, el mundo de la belleza internacional contempla con preocupación cómo uno de sus eventos más icónicos se desmorona bajo el peso de acusaciones que van mucho más allá de la simple rivalidad entre concursantes.